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NOTICIA

Morcheeba en El Plaza Condesa

Morcheeba / Gus Morainslie

 

Foto Gus Morainslie
Por Erich E. Mendoza

No es que tuviéramos poca fe en el legado musical que durante 18 años, Skye Edwards y los hermanos Godfrey han construido. Sin embargo, las puertas llevaban poco más de una hora y cuarenta minutos abiertas, y el público simplemente parecía no llegar.

¿Será que México no formó parte del enorme movimiento musical que Who Can You Trust? creó a nivel internacional en 1996? ¿O será que simplemente como audiencia, Morcheeba no formó parte de nuestra lista de bandas a seguir a mediados de los noventa y principios de la primera década del nuevo milenio?

No podemos mentirles, las cosas parecían ser de ese modo. La poca gente que llegaba se aferraba a la barda frente al escenario mientras que las luces púrpuras y azules que siempre iluminan a El Plaza Condesa, parecían hacerse más tenues como anunciando que el concierto iba a iniciar.

El escenario se llenó de oscuridad, los presentes levantaron sus manos y los gritos comenzaron a escucharse. De repente, al girar nuestra vista hacia atrás, el lugar que hace 15 minutos parecía estar vacío, ahora se mostraba lleno de gente que emocionada, esperaba ver la figura de la cantante británica tomar el micrófono.

El primero en adueñarse de su instrumento fue Jaega Mckenna Gordon, nuevo baterista de la banda e hijo de Skye Edwards & Steve Gordon (bajista de la banda en vivo). Eventualmente su padre subió a hacerle segunda, solamente para abrirle el paso a Paul Godfrey y Ross Godfrey, quienes acompañados de un rítmico trabajo en los tambores, hicieron sonar las primeras notas del teclado para comenzar el show y abrir la noche con “Trigger Hippie”.

De entre las luces que emanaban del lugar, la figura de un vestido blanco cruzó el escenario con un micrófono en mano y la inconfundible presencia de Skye Edwards.

Nuevamente un fuerte rugido por parte del público se hizo presente, demostrando que el amor hacia bandas como Morcheeba puede mantenerse inmutable al paso del tiempo. Coreando cada estrofa de la misma y dejando muy en claro que esta, sería una noche para fans que desde el ’96 han mantenido su gusto por la banda como uno de culto, nuestra expectativa subió y no tuvimos más que dejarnos llevar por la buena vibra de la gente y la música.

Una vez terminado el opening, Skye tomó un ukulele con sus manos, y el concierto dio un salto a través del tiempo; pasamos de escuchar un clásico de mediados de los ’90, para adentrarnos en el sonido de su más reciente producción discográfica.

Morcheeba / Gus Morainslie

“Under The Ice” inició sus primeras notas con un sencillo arpegio de Edwards, el cual se vio acompañado del teclado de Paul Godfrey quien revivió en cierta manera (al menos durante la interpretación de esta canción en vivo) un poco del aire trip-hop que tanto los caracterizó en los primeros pasos de su carrera.

Si algo debemos mencionar de Morcheeba, es que varios de los sonidos electrónicos que percibimos en su música grabada, es interpretada de manera 100% orgánica al momento de subir a un escenario en vivo.

A pesar de los ritmos y secuencias que Paul Godrey inyectaba en las canciones, el trabajo de Jaega en los tambores era más que excepcional; mientras que en muchos conciertos pareciera que las bandas se esfuerzan por ofrecer versiones “alternativas” al track original, Morcheeba hace mucho énfasis en que todo suene exactamente como se presentó en el álbum, cómo si quisieran demostrar que lo que escuchamos en nuestros audífonos, fue auténticamente realizado por músicos, y no por un buen trabajo de edición.

Morcheeba / Gus Morainslie

Acercándose al final de su tercera canción, Skye tomó el micrófono para saludar a la gente presente en el lugar: 

“¿Están por ahí? No los puedo ver. Muchas gracias por venir esta noche, ¡no puedo creer que no viniéramos a México antes!

A tres canciones de haber iniciado el concierto, todos parecían haberse presentado en el escenario excepto Ross Godfrey. El músico multiinstrumentista decidió tomar el micrófono y anunciar un pequeño fragmento de música country con el cual ligó a la introducción de “Part Of The Process”, track que daba nombre al disco de Greatest Hits de la banda lanzado en 2003.

La música de Morcheeba siempre nos pareció un acercamiento al mensaje new age de finales del ’99 y el matiz de la música chill out que también se popularizó en esa época. Este concierto parecía no perder dicha esencia con esa vibra positiva, además de que su público tampoco buscaba sorprenderse con nada nuevo ultimadamente.

Más que “redescubrir” a la banda, la noche del pasado 14 de noviembre, fue en mayor medida una “prueba” de lo que el trío británico podía lograr en escena.

Para aquellos que dudaran, un increíble trabajo en la guitarra por parte de Ross, terminó por eliminar toda duda, además de que interpretó un breve pero poderoso solo con las cuerdas, que denotó aquel sonido blues que tanto se le atribuía a la banda, pero que muy pocos podían identificar en su música.

Esto puede llegar a sonar ridículo, pero las personas que presenciaron el show de la banda el pasado viernes 14 de noviembre, fueron testigos de un pequeño fragmento de la nostalgia que esta agrupación brinda, y al mismo tiempo de la necesaria lección que debemos aprender. Hoy en día hay muy pocas bandas cuya música, cause el efecto que Morcheeba logró desde 1996 hasta la fecha: el de realmente poder ayudar a sus escuchas a través de sus canciones.

Entre las protestas del punk, los duelos y batallas del rap, la incansable lucha del rock y otros géneros derivados del mismo por mantenerse a flote y/o relevante, muchas son las historias que los compositores de hoy en día comparten de sus vidas, pero pocas son las palabras que dedican pensando en el escucha que del otro lado de los audífonos, espera un mensaje que le capture y motive.

No es que tuviéramos poca fe en el legado musical que durante 18 años, Skye Edwards y los hermanos Godfrey han construido; pero después de haberles visto en vivo, coreado sus canciones y experimentado el emocionante efecto de dejarse llevar por el momento, sólo podemos decir que si antes no creíamos, ahora creemos.

Morcheeba es una banda de la que mucha gente espera poco, pero de la que pocos pudieron recibir realmente esa enorme cantidad de buena música y talento sincero.

Larga vida a su música, larga vida al trip-hop y larga vida a los ’90.

Morcheeba / Gus Morainslie

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