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Reseña: ‘Bottomless Pit’ de Death Grips

Bottomless Pit
Death Grips
Third Worlds
90%

Por Francisco Reyes / @warsawx

Después del tan hypeado álbum doble que fue The Powers That B, Death Grips regresa con un lanzamiento intenso, enérgico y, sobre todo, pegajoso. A pesar de retomar las mejores partes de todos sus álbumes anteriores, Bottomless Pit se siente fresco y novedoso a través de sus 13 tracks de corta duración.

El álbum arranca de una manera violenta e intensa con el track «Giving Bad People Good Ideas», el cual está constituido enteramente por unos blast beats aplastantes y unos riffs de guitarra que se acercan a los géneros más extremos del metal, mientras Stefan escupe rimas agresivas sin parar. Esto es Death Grips alcanzando una agresividad que nunca habíamos escuchado.

La intensidad del álbum continúa con  «Hot Head», que se diera a conocer meses atrás, aunque aquí se incluye una nueva mezcla que añade una línea de bajo con un groove bastante relajado en las partes más tranquilas de la canción, mientras que en las secciones más intensas, la batería libre de Zach Hill suena más prominente.

Hasta aquí pareciera que el álbum entero va a consistir de canciones muy rápidas y violentas, pero el álbum da un giro con el tercer track, «Spikes», el cual introduce el primero de los muchos hooks pegajosos que incluye Bottomless Pit. Uno de los puntos centrales del álbum y que nos recuerdan a uno de sus lanzamientos anteriores más celebrados, The Money Store.

Los hooks pegajosos tienen una vital importancia en la mayoría de tracks, como «Bubbles Buried In This Jungle», «Three Bedrooms In a Good Neighborhood» (la cual tiene un beat que invita a la fiesta y baile), «Ring a Bell» y «Trash», los cuales, si no contaran con el lenguaje tan soez que acostumbra Death Grips, serían tracks “radio friendly” en toda regla.

Los tracks «80808» y «Eh» tienen un sonido muy sintético y “sin emociones” a base de sintetizadores que saltan de un oído a otro, como si fuera un ser invasivo en tu cabeza buscando una salida, retoman el sonido minimalista con el que la banda experimentó en el álbum No Love Deep Web; mientras que canciones como «Warping» y «BB Poison», la cual habla sobre la relación de dominación tipo BDSM que existe entre los fans y la banda porque mantienen el control, nos remiten a los sonidos de hip hop clásico con los que Death Grips experimentó en Exmilitary.

El álbum cierra con el track «Bottomless Pit», que retoma la intensidad y violencia con la que comienza el álbum, transformándola esta vez en un asalto sónico de punk ruidoso y abrasivo que no permite descanso alguno en sus casi tres minutos de duración.

Bottomless Pit es Death Grips retomando el sonido “pop” y pegajoso que les hizo merecedores de tanta atención con The Money Store, pero incorporando los elementos técnicos que han reunido durante su breve carrera, lo cual se hace notable en la prominencia de la batería “en vivo” de Zach Hill, los sintetizadores distorsionados y las rimas que vuelven a tomar el papel principal en cada track.

Un buen inicio para quienes desconocen a la banda y una excelente nueva etapa para los fans veteranos. Bottomless Pit se posiciona como uno de los mejores lanzamientos en la corta pero intensa trayectoria de Death Grips.

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