Skip to content

COBERTURA

Godspeed You! Black Emperor: Un sueño hecho realidad en el Festival Aural

Por Ernesto Olvera
Foto Fresale

Algo que parecía completamente imposible, por fin sucedió dentro de la primera jornada de actividades del Festival Aural, esto después de que su programación tuviera que reprogramarse a raíz del sismo que se registró el 19 de septiembre.

Ver a Godspeed You! Black Emperor en México es un sueño hecho realidad, ya que la banda no suele hacer tours tan extensos donde se salgan de las ciudades en las que siempre suelen tocar tanto en Norteamérica, como en Europa. Pero al final pasó, eso que siempre deseamos con todas nuestras fuerzas finalmente sucedió el 13 de diciembre como parte del extenso proceso promocional de Luciferian Towers.

Pero antes de clavarnos de lleno con el plato fuerte, es importante hacer mención de los talentos que se encargaron de recibirnos en SALA Corona por ahí de las 20:30 hrs. Uno de ellos fue Tajak, un trío de post-rock que toma los elementos más convencionales del género para sumergirlos en una atmósfera muy particular que en definitiva embonada a la perfección con el clima que había en el exterior.

Pero quiénes llamaron más nuestra atención, aún con un set relativamente corto, fue Carlos Marks, otro trío de la Ciudad de México que iba nutriendo sus composiciones a base de improvisación con arreglos tradicionales, un poco de jazz y un toque de bastante intrigante de noise que en ocasiones le inyectaba una dosis de adrenalina a su presentación.

Después de conocer en escena el trabajo de Tajak y Carlos Marks, llegó el momento más esperado de la noche. Y si, quizá mencionar «el momento más esperado» es la forma más cliché de presentar un texto sobre cualquier cosa, pero en el caso de Godspeed se puede implementar sin ningún tipo de tapujos o pretensión, ya que no estuvimos esperando por un concierto de ellos por 3 o 5 años… ¡Sino por más de dos décadas!

Desde que anunciaron su regreso en 2010 gracias al All Tomorrow’s Parties, la expectación sobre una posible de la banda fue en aumento luego de que volaran a Estados Unidos para dar un par de shows en Nueva York. Lamentablemente no hubo nada para México y menos cuando apareció su excelente ‘Allelujah! Don’t Bend! Ascend!Asunder, Sweet and Other Distress, así que debemos estar eternamente agradecidos con el inesperado lanzamiento de Luciferian Towers ya que gracias a ello nuestro sueño guajiro de ver a Godspeed en vivo se hizo realidad.

No es ninguna novedad que la banda sepa cómo crear una atmósfera que se adhiera a la piel para someterte desde el primer momento y después dejarte caer cuando suena la última nota del concierto, pero lo vivo en SALA Corona tuvo un toque doblemente especial. Era su primera vez y contrario a lo que luego se puede decir sobre una banda de «nicho» (que no jala tanta gente…) el recinto estuvo completamente lleno y no es para menos, la ansia que provoca verlos en vivo le inyecta altas dosis de sentimentalismo al ambiente en cuanto se apagan las luces y comienza a sonar la abrumadora distorsión de «Hope Drone», canción que si bien no ha sido lanzada de forma oficial, se ha convertido en un corte emblemático de la banda durante sus años de carrera.

A partir de ahí, todo mantuvo un volumen, una fuerza y una unión donde las emociones de las personas se fundieron en un solo oasis colectivo donde Luciferian Towers sonó de principio a fin, aunque no en el orden en el que está acomodado, ya que luego de tocar su cautivante «Bosses Hang» se siguieron con su monumental «Anthem For No State» (cuyo segmento final al mando del violín es simplemente hermoso), para luego ejecutar «Fam / famine» con todo y un saxofón.

El número de canciones que tocan en dos horas pasa a segundo plano, casi casi como Swans, ya que a lo largo de sus extensos minutos de duración nos dan un recorrido emocional donde nos invitan a dejar nuestra mente en blanco para mirar fijamente sus movimientos, las expresiones faciales y el amor con el que toman sus instrumentos para expulsar cada nota por medio de sus amplificadores.

Pero si hay que hablar sobre los detalles, obviamente no podemos ignorar las proyecciones que los acompañan. En ellas podemos seguir una línea de tiempo donde la narrativa política y social que tienen sus canciones, va adquiriendo una potencia mayor al ponernos cara a cara con los gobiernos y el dolor que suelen provocar al momento de ver por sus intereses personales.

Godspeed You! Black Emperor es una experiencia incomparable. Podrán haber visto un chingo de bandas en vivo, pero cuando te encuentras con ellos en un escenario, a oscuras y con el creciente escalofrío que provocan las primeras notas de «Moya», todo lo que está a tu alrededor desaparece por completo; tus pensamientos, las emociones, todo, todo se reduce a ese preciso momento. La banda tiene puentes donde el sonido se convierte en un monumento de virtuosismo que parece no tener final.

Pero ya saben, todo tarde o temprano llega a su fin, y cuando nos fueron acercando al legendario corazón de «Moya» se veía venir «BBF3», ya que ambos cortes son hermanos de sangre en su clásico Slow Riot For New Zerø Kanada.

La narrativa que aparecía en los visuales tuvo un climax completamente devastador en cuanto la bomba chocó contra el suelo y dejo incendiando el perímetro donde se encontraba. El árbol, la casa, esa parte del mundo que sirvió como una prueba de guerra quedó reproduciéndose en loop mientras sonaba la agonía de «BBF3» y cada uno de ellos iba dejando el escenario como solo ellos lo saben hacer: con clase, estilo y el misticismo que siempre los ha caracterizado.

Si, tardamos años en ver a Godspeed You! Black Emperor en México y ahora que pasó, es normal no saber qué es lo que sigue. Después de un concierto que movió una enorme cantidad de emociones y fue capaz de brillar por las increíbles habilidades musicales que tienen, solo nos queda llenar de aplausos al Festival Aural por cumplir otro de nuestros sueños más preciados.

Relacionados

Volver arriba