Skip to content

RESEÑA

Little Dark Age
MGMT
Columbia Records
80%

Por Estefania Díaz / @weirddfishes

A veces recordamos a alguna banda o artista por sus grandes éxitos, aquellas canciones con las que nos es fácil asociar personas a las cuales quisimos en demasía, lugares donde pasamos momentos divertidos o lloramos por los sentimientos encontrados dentro de esa melodía que retratan situaciones específicas que vivimos en una época determinada. Quizá para muchos esto encaje a la perfección con la música de MGMT.

Todo comienza en 2004 con dos amigos en la Universidad de Weslyan, bajo el nombre de The Management fue que Bend Goldwasser y Andrew VanWyngarden publicaron su primer EP We (don’t care), al darse cuenta de la existencia de otra banda llamada así, decidieron acortarlo al acrónimo con el que los conocemos hoy en día. Estos dos personajes son los culpables universales de entregarnos himnos infalibles de reuniones con amigos, raves o festivales, en donde nadie podía negarse a bailar como si estuviera bajo el efecto de algún psicotrópico con “Kids”, “Electric Feel” y la clásica “Time To Pretend”. La época de Oracular Spectacular (2007) fue enorme. Después de este gran álbum, se pensó que aquella colección de melodías ácidas, con las cuales lograron transmitirnos toda su nostalgia psicodélica con tintes del más puro new wave de los 80, se quedarían en el pasado para regalarnos más y mejores temas, pero esto no fue así… nada que vino después de su debut tuvo el mismo impacto, pero este juicio tiene su razón de ser.

Durante los siguientes años, lanzaron dos discos más, que, si bien no pasaron desapercibidos ante nuestros oídos, tampoco se convirtieron en inolvidables y no porque fueran incapaces de ofrecernos letras y armonías memorables como sus primeros singles, sino por el contrario, ellos querían esto: no perderse en el abismo del one hit wonder de
festivales mundiales, por esta razón comenzaron a salirse poco a poco de su caparazón de pop psicodélico al que nos tenían acostumbrados. Buscaban mayor credibilidad, desafiar todo su potencial creativo, y encontrar su propia esencia fuera de lo comercial brindando toda esa variedad de sonidos tan diferentes los cuales han ido esclareciendo poco a poco el rumbo al que desean llegar. Es 2018 y saber que MGMT tiene nuevo material no resulta sorprendente pero sí interesante, incluso para los que no son fans.

Los tiempos cambian, la música evoluciona, nos hacemos cada vez más dependientes a la tecnología, presidentes llegan y se van, nuevas ideologías se construyen (o destruyen) y es en este momento tan adecuado que llega Little Dark Age vía Columbia Records. Con el irrisorio triunfo de Trump como presidente de los Estados Unidos, la banda sintió la necesidad de dejar atrás las canciones sencillas para crear paisajes musicales con una lírica más sólida que reflejaran no sólo su sentir al respecto de este asunto, sino el de toda una nación, esta decisión les permitió acercarse más a las estructuras tradicionales del primer disco con las que estaban acostumbrados a trabajar. Con Patrick Wimberly, de los ya extintos Chairlift como productor y Ariel Pink colaborando en algunos temas, este disco definitivamente llama toda nuestra atención.

Cuando nos esforzamos en demasía tratando de crear la ilusión de una vida perfecta a través de las redes sociales, descuidamos lo que en verdad importa. “She Works Out” primer tema a diseccionar, contiene una fuente infinita de posibilidades sónicas las cuales ilustran esa rutina tan podrida que causa el constante uso de la tecnología, Tinder, la
ansiedad de dar o recibir un like, compartir selfies o hasta la obsesión de hacer funcionar una relación en estos tiempos tan anémicos de sentimientos reales.

Con “Little Dark Age” y “When You Die” es inevitable no enamorarse del buen dominio de sintetizadores que caracterizan a Ben Goldwasser brindando texturas más análogas como nunca antes, que junto a los arreglos vocales de un VanWyngarden deshumanizado y los ligeros riffs en esta última tocados por el mismísimo Ariel Pink, nos recuerdan a ese realismo sonoro con percusiones orgánicas, tal como hiciera The Human League con la estética instrumental de Hysteria en 1984.

Es primordial revisar las capas envolventes que reviven el mood de los 80 con “Me and Michael”; destellos de nostalgia y baile mucho baile, son característicos de esta cálida balada dream-pop, con la que seguramente desde el primer segundo sentirás que estás en junto a esa persona especial, aunque esta canción sea únicamente una oda a los lazos de amistad verdaderos, tal como “James”, la cual es un tributo a James Richardson, el guitarrista y amigo que acompaña a la banda en vivo

Justamente a la mitad del disco se aproximan líneas simples y vulnerables, campos musicales más abstractos y experimentales, incluso tracks innecesarios pero que no fallan gracias a la belleza lírica contenida en ellos que te hace pensar, cuestionar, analizar y querer intentar cambiar tu repugnante monotonía, sensaciones de pesadez con uno mismo o incluso el mundo entero. “When You’re Small” y “Hand It Over” integradas por suaves cuerdas de guitarra y dulces notas vocales, son los temas encargados de cerrar esta recopilación de reflexiones hacia los tiempos tan degenerativos que estamos viviendo.

Sería un error seguir refiriéndonos a ellos como “la banda que ha tenido 3 grandes hits y ya”, en cada uno de sus discos nos entregan humor involuntario, elementos tan extraños y fuera de lo normal que comúnmente inician como una broma y al final terminan siendo piezas sonoras totalmente únicas, y esa siempre ha sido la esencia de la banda.

Sin importar si son letras difíciles de olvidar o una instrumentación como ninguna otra, este disco es la referencia más honesta de Andrew y Ben hacia temas como depresión, pérdida de identidad de una nación, tecnología y más. Quizá haya a quienes que no les termine por gustar, otros que lo adoren, o que les guste incluso más que su debut, lo que sí es una realidad es que MGMT sigue aquí, más sólidos y bizarros que nunca con un único objetivo en mente: hacer música diferente para dar por terminada su pequeña época oscura.

Volver arriba