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NOTICIA

Festival Nrmal 2014: Su debut en la Ciudad de México

Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche
Foto Gus Morainslie

Nrmal es una comunión en la que las bandas y los asistentes se funden en un mismo elemento. No hay divisiones, los géneros no importan, y como resultado de ello a lo largo de sus cinco años han hecho que su estructura se fortalezca a base de sólidos y discretos line-ups que en 2014, finalmente hicieron que los organizadores decidieran traer esa intima experiencia de Monterrey, a la Ciudad de México.

Cada festival es concebido con el ideal de celebrar a la música y crear una conexión directa con la gente. Pero irónicamente, los grandes escenarios y las grandes divisiones que existen entre los asistentes y las bandas, no hace que ese ideal sea cumplido por completo al poner en un tipo de pedestal a los músicos que, si bien son parte fundamental del evento, la conexión se pierde entre la distancia. Con Nrmal pasa lo contrario, el festival se mantiene fiel al espíritu natural de los festivales, ya que mientras puedes estar viendo a alguna de tus bandas favoritas, de manera casual te puedes encontrar en la entrada o en la rampa de skate a los integrantes de otras en una conversación random sin pretensiones.

Seguro, en Nrmal no veremos en el line-up nombres gigantescos como Arcade Fire o Arctic Monkeys, pero es justamente eso lo que lo hace especial. Nrmal es una muy buena oportunidad para conocer proyectos en sus primeros pasos, tal y como sucedió en 2012 cuando llevaron a Monterrey a Grimes y DIIV, poco antes de que ambos proyectos comenzaran a aparecer en todos lados con los aclamados Visions y Oshin.

Pero regresando un poquito a la idea de tener esa experiencia en la Ciudad de México, desde un inicio resultaba muy emocionante el poder vivir en carne propia los mitos que siempre han circulado en torno al festival después de aquel caótico MTYMX. Y si, al terminar la primera edición de Nrmal en el DF con los épicos y seductores movimientos de Dev Hynes sobre el escenario, podemos decir que estamos ante uno de los mejores festivales que se han realizado en nuestro país.

A partir de las 2 de la tarde todo comenzó a tomar forma en el Deportivo Lomas Altas con la presentación de Late Night Owl en el escenario Azul, y lo primero que pudimos notar fue la manera en la que estuvo montado ese escenario, ya que en un interesante giro en la forma con la que se suele vivir un festival en nuestro país, el escenario Azul y el Rojo estaban ensamblados en uno mismo. Si, en cuanto terminaba de tocar Late Night Owl, lo único que tenías que hacer es caminar hacia la derecha para ser parte del acto ritualístico de Rancho Shampoo, en donde las combinaciones etéreas y el juego de percusiones proyectaban una imagen similar a la de un acto experimental de la talla de Future Shuttle, o hasta con los loops extendidos de Prince Rama (sin las coreografías).

Por otro lado, una de las presentaciones más esperadas de la tarde era la de Destroyer, la cual dejó a varios de los asistentes con muchos sentimientos encontrados al descubrir que su presentación era en un formato acústico, y que para nuestra ‘mala’ suerte no podríamos disfrutar de los sensuales saxofones que suelen hacer acto de presencia en sus composiciones. Eso habría hecho que el lugar se convirtiera en una exquisitez, pero de igual manera las canciones acústicas de Destroyer sirvieron para hacer del festival, en palabras del mismo Daniel Bejar, un pequeño ‘picnic‘.

Desde Australia, No Zu se encargó de hacer que los asistentes comenzaran a perder la timidez para que se pusieran a mover alguna de sus extremidades al compás de su estilo festivo de carnaval, mientras que en el escenario Noisey todo lucía completamente iluminado desde las primeras horas del festival con la envolvente presentación de System Error, así como los estelares bajeos de Trillones.

Pero poco a poco el sol empezaba a esconderse al fondo del escenario rojo, justo cuando Merchandise (los nuevos integrantes de la familia de 4AD) daban cátedra de lo que saben hacer muy bien, y que por fin pudimos ver en el D.F. después de que la banda únicamente se hubiera presentado el año pasado en Monterrey. Y aunque durante su presentación hubieron varias fallas de sonido, e incluso a la mitad de su set tuvieron que componer sobre el escenario el bombo del baterista, la banda se las ingenió para dejar expuesto ese lado con el que también son buenazos para improvisar durante un par de minutos, y terminar su presentación con una apabullante fuerza.

A partir de las 18:30 P.M la interacción entre la gente y las bandas se fue fortaleciendo aún más para hacer de esta comunión una experiencia en la que así como puedes bailar sin control alguno con Matías Aguayo, también podías tirar oscuridad entrada la noche con las sonicas ambientaciones de Barn Owl que, para todos los que no están tan familiarizados con lo que hace la dupla, sus secuencias atmosféricas tienen una delicada y contundente similitud con lo que hacen productores de la talla de The Haxan Cloak.

El ambiente que Barn Owl dejó sobre el Deportivo Lomas Altas fue el ideal para recibir con los brazos abiertos la catarsis, la fuerza, lo descomunal, lo violento y lo frenético de uno de los proyectos legendarios de noise: Wolf Eyes. Con más de 100 lanzamientos oficiales, el ahora trío contagiaba sin piedad el constante headbanging de Nate Young, así como el golpe victoriano que lanzaba al aire mientras John Olson y Jim Baljo continuaban elevando su propia intensidad para hacer de su presentación una de las mejores de todo el festival.

Pero aunque el noise y la oscuridad no fuera lo suyo, no importaba, porque minutos más tarde la tímida figura de Anika hizo acto de presencia sobre el escenario para bañar de dulzura y melancolía los oídos de las personas que estaban presentes disfrutando de algunos covers que aparecieron a lo largo de su set como «The End Of The World» de Skeeter Davis, y su sumamente conocido cover a «In The City» de Chromatics.

La noche ya estaba en su jugo, pero aún faltaba que desfilaran tres de los actos más esperados de Nrmal. Uno de ellos, era la sensual e hipnótica presencia del R&B de Kelela; una chica que en tan sólo un año ha enamorado corazones con su impresionante voz complementada por el exquisito trabajo de productores como Teengirl Fantasy y Nguzunguzu, sólo que en esta ocasión se presentó en compañía de Total Freedom.

Ahora, Silver Apples era uno de los nombres que más llamaban la atención de todo el cartel, y no por lo que representa el tan sólo ver su nombre, sino la manera con la que Simeon logra hacer que sus extrovertidos experimentos sonoros pongan a mover el cuerpo de las personas, los incita a únicamente pasarla bien, bailar como sea, e incluso con los peculiares sonidos que emanan de sus canciones logra que las personas saquen su lado ridículo e hiperactivo al momento de bailar.

Pero a las 23:30 llegó el plato fuerte de la noche, Dev Hynes en compañía de su banda se arrancaron sin piedad con una buena dosis de finura, delicadeza, pasión y amor. Era Blood Orange quien al ritmo de «Chamakay», de inmediato comenzó a sacar sus mejores pasos de baile, los cuales dos canciones más tarde fueron complementados por la belleza de Samantha Urbani de Friends. La fuerte conexión emocional que existe entre Hynes y Urbani es evidente, pero cuando se les ve a los dos interpretando la misma canción, la línea emocional que los mantiene vivos va flotando sobre las cabezas de todos mientras cantan «Is It What It Is».

Blood Orange con la sensualidad natural de Cupid Deluxe y su versátil Coastal Grooves cerraron con broche de oro la primera edición de Nrmal en la Ciudad de México. Una edición con la que el festival ha debutado brillantemente en el D.F., y que sin duda ha sido sólo una pequeña muestra de lo que está por venir con todo el equipo que está detrás de esta intima celebración que, con 5 años de vida, poco a poco ha ido dejando muy en claro que para ser un festival pequeño, tienen un corazón que hace de él algo muy grande.

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