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NOTICIA

TR/ST en Pasagüero

 

TR/ST / Fresale Caballero

Foto Fresale Caballero
Por Roy Rojas

“La música de TRUST te pone a bailar como lo hacen los personajes de Charlie Brown cuando celebran Navidad”
— Kyle Thacker

¿Qué clase de estados corporales desencadena la interpretación del proyecto canadiense en directo? Quizá euforia, quizá adrenalina, quizá furia, quizá alegría, quizá tristeza. Quizá todos. Y es probable que quizá todos al mismo tiempo, en una clase de epifanía que sólo experimentan los que sudan con cada canción reventando en el aire. Los sudores corporales son una reacción inevitable al movimiento y al calor emanado por el poco espacio y un volumen considerable.

Nos referimos como causa a la fricción, el roce y el clamor de un tumulto de personas poseídas por una música embriagante. Pero este estado de trance y desconexión con el mundo exterior no sería posible de no haber un generador que con su combustible ocasione tal salvajada como sacar la parte bestial de los seres humanos. Ese catalizador de emociones anoche el pasagüero fue TRUST en su primero show en México.

Dos horas después de esperar y gritar “Robert, Robert, Robert”, el público vivió con intensidad cada canción que Alfons acompañado de Anne Gauthier y Esther Munits interpretó; era materia ardiente cantando los temas tanto de “TRST” como de “Joyland”, salvo “crave” un inédito que golpea duro con un beat oscuro y después pasa a ser pop con la voz aguda del proyectó que se formó en Toronto en 2010.

Había empujones, saltos, gritos… risas macabras que salían de los asistentes en este club cuya ceremonia presidía Alfons desde el escenario. Así, transformado en su personaje, la figura larga y esbelta tomaba el micrófono, saltaba y bailaba; desplazándose por el pequeño espacio que le quedaba, casi sin mirar al público, pero con el rostro a ratos hacia abajo, a ratos hacía arriba, vaivenes hacia la izquierda o derecha, en un radio de 180 grados. Hasta adelante unos se esforzaban para estar lo más posible cerca, los de atrás cerraban los ojos dejándose llevar por la música, pero todos atentos a lo que sucedía en el lugar. Igual que los personajes de Charlie Brown. Los rostros emocionados dirigían la mirada hacia el frente. No era lugar para platicar, sino un espacio para convulsionar y retozar.

Si los muertos dormían previo a que salieran desde el inframundo fueron despertados. Incluso es probable que hayamos bailado junto a ellos, sin que lo notáramos. El silencio de la ciudad que se apagaba a una hora de la medianoche fue interrumpido con el zumbido cavernario con el que inicia “shoom” mezclado con “Slightly Floating”, ambos primeros temas de las dos placas hasta ahora editadas.

En ese momento los celulares se levantaron y sin miedo a exagerar, descendieron hasta que el show fue finalizado. Pero los individuos, un público que ansiaba por este espectáculo era ecléctico. Había atuendos darks, algunos disfrazados como el chico que traía el rostro como La Catrina o el chico con el antifaz al estilo de las fiestas en los reinados europeos. Una comunidad diversa unida por el placer. El sintetizador de “Sulk” era la señal para que despertaran los muertos.

TR/ST / Fresale Caballero

Es difícil afirmar que en tal o cual canción se escuchaban las voces que seguían al canadiense, porque durante el show siempre había alguna chica o chico que extasiado cantaba. No importa si era “Bulbform”, “dressed for space” o «F.T.F.». Sin embargo durante ésta, durante «F.T.F.», durante el segundo sencillo oficial de TRST era hermoso escuchar el coro de todos cantando «I walk into your room, but i don’t know how say, don’t know how to say«. Alfons era el jefe y agradecía la euforia.

Las canciones tenían variaciones en el tono de las notas, en la estructura y el vocalista decía algunas palabras inentendibles al inicio de cada pieza o en medio de éstas. Alterados y vueltos locos, bailábamos envueltos en un manto invisible, cobijados por la atmósfera oscura que impregnaba el lugar. “Capitol”, “Rescue, Mister” o “Chrissy E”. La baterista tocó de pie y la ejecutante de los sintetizadores azotaba los botones con los graves, y en los agudos generaba un ruido agudo, constante y cautivante que se mantuvo durante un par de pistas.

Las estalagmitas iluminadas conformaban la escenografía. Nos sentíamos en el inframundo, es probable entonces que los muertos nos hubieran invadido, luces fijas, color rojo y azul durante la estancia en este lugar y las estalagmitas emitiendo diferentes tonalidades enmarcaban a las tres figuras adelante de nosotros. Jubilo, éxtasis, excitación. ¿Estábamos pecando? Quizás, y esa sería la razón para que tras “Barely” gritáramos por más canciones.

La música ambiental de Pasagüero era signo de que nuestra petición no iba a ocurrir, pero si como afirmó el poeta Ralph Waldo Emerson “lo que en otros llamamos pecado, consideramos en nosotros como experiencia”, entonces era justa nuestra demanda. Robert, la bestia en directo, comenzó a cantar “Are We Arc? ” y nos ofreció el último motivo para descender a lo más profundo de la tierra en “Peer Pressure”. Curiosa manera de acabar el show, con una pieza que comienza fuerte, con algunos sintetizadores que le agregaban dramatismo al momento y que después se transforman en energía para la orgía colectiva en la que habíamos participado; fuerza generando movimiento, choque de cuerpos y gritos de placer.

Las estalagmitas se apagaron finalmente y al salir había un poco de silencio, la materia no se acaba, sólo se transforma y algo en nuestro interior se había recorrido de lugar. Aún no desciframos qué fue. Pero notamos ese brillo al vernos a la cara, sin necesidad de decir alguna palabra, porque los pecadores no hablan.

TR/ST / Fresale Caballero

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