Por José Carlos Martínez
El sonido de Metz tiene todos los síntomas de una banda nostálgica de principios de los noventa; este nuevo material está lleno de punk rock, de ese que nos invita a ponernos unas gafas de sol, pantalones rasgados y nos hace gritar con el poder de la guitarra, batería y voz. Los chicos de Toronto han conseguido ponerse en lo más alto desde su debut homónimo, pero ahora para ll, decidieron correr riesgos e imprimirle ingredientes esenciales de la banda que no habíamos podido escuchar en su primera producción y que parecían necesarias para este nuevo disco.
En “Acetate”, abandonan el frenesí de destrozo que tienen en su primer álbum para darle más espacio a Alex Edkins para que cante sus líneas con limpieza antes del coro abrasador que pone la canción cuerpo a cuerpo con el oyente. Como introducción esta pista es terriblemente eficaz, como un paseo por una montaña rusa. “Spit You Out”, es el tema más largo de ll, pero esto no le quita ni una pizca de poder y aunque sabemos que Metz no necesita mucho tiempo para hacer magia con su música, esta pista te triturará la garganta y les volará la cabeza con sus riffs y tambores acelerados.
La ejecución de ll es impecable, por momentos irrumpe en ganchos repetitivos y una furia maniaca que ataca el sistema nervioso. “Kicking a Can of Worms”, es de las canciones con más energía y más salvajes del disco, es el cierre perfecto. Esta material es un ejercicio de disonancia que sólo se llega a apreciar cuando se escucha a todo volumen, mientras que su debut era una reflexión sobre la ansiedad y la histeria de vivir en una gran ciudad.
II está expuesto en diez pistas y cada una tiene alma propia, la única que juega como interludio de medio minuto es “Zzyzx”. En los 9 temas restantes, Metz ha permitido el tiempo adecuado para que cada canción se desarrolle en toda su extensión. En “Landfill”, Edkins utiliza frases que se arrastran en la basura y la suciedad, entre riffs y remolinos de gritos, la música rompe por un momento y él canta en un tono monótono ‘I don’t know what I believe in / All this shit’s just piling up’.
Cualquier persona que escuchó el debut de estos canadienses reconocerá que esta nueva producción está más equilibrada. ll muestra lo difícil que es escribir letras intensas, bien elaboradas y que Metz logra sin esfuerzo alguno. Este álbum podría describirse como una experiencia intensa ofrecida a todos los que estén interesados en la tortura de sus tímpanos.