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COBERTURA

The Flaming Lips llenó de color Tag DF en el Auditorio Nacional

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Por Elizabeth Muñoz
Fotos Jose Ignacio (Arca-Lab)

Un escenario iluminado con tonos azules recibió a todos los asistentes que esperaban ansiosos la presentación de los consentidos de Oklahoma, The Flaming  Lips, mientras In Color de Jamie xx sonaba  para calentar motores, estrategia que resultó perfecta para introducir el baile dentro del Auditorio Nacional.

Una vez aclimatados, llegó el momento que esperábamos, Wayne Coyne y compañía caían en el escenario entre un remolino de colores y luces led, sin olvidar a un par de aliens que le daban un toque tierno a la presentación que abría con el memorable track: #»he Abandoned Hospital Ship».

El público enseguida enloqueció, al mismo tiempo que quedó inundada entre una lluvia de confeti e hipnotizantes visuales que dilataban las pupilas de los presentes  para dar paso a la hippiosa melodía de «Fight Test», momento donde Coyne aprovechó para salir con un globo enorme que aclamaba: FUCK YEAH MEXICO CITY, objeto que después de ser lanzado a los asistentes fue consumido por las manos deseosas por un suvenir de los locos creativos de rock psicodélico.

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Si la euforia y la emoción para ese momento eran insuficientes «The Yeah Yeah Song» levantó histeria con gritos al unísono que no se hartaron de decir sí, sí, sí más de mil veces mientras Coyne hacía uso de un ukelele rosa marcado con estampas de Dora la exploradora.

Después, llegó el turno de «Psychiatric Explorations of the Fetus With Needles» donde Wayne hizo uso de un luz que al ondearla en el aire simulaba un cometa  que  acompañada con las imágenes tipo lightspeed transmitidas en la pantalla te sumergían en un viaje interestelar del que no querrás salir nunca.

La dulce melodía de «Yoshimi Battles the Pink Robots Pt. 1», apareció entre dos mariposas regordetas, momento que tuvo que repetirse debido a que los asistentes, embriagados en felicidad, tuvieron una reacción tardía al verso HEY HEY a lo que Wayne respondió: ‘tenemos que hacerlo mejor, este momento indica cómo será la noche así que tenemos que hacerlo jodidamente bien‘, como era de esperarse, el segundo intento resultó mucho mejor complaciendo las ordenes de su majestad Coyne.

«Vein of stars» fue la indicada para anunciar el clímax de la presentación, así es, una vez más Coyne rompía las barreras entre público y artista para abalanzarse a ellos dentro de su famosa esfera de plástico, instante donde la gente se aglomera con el propósito de ser bendecido por sus pisadas, escena que resulta ser la envidia de muchos fans.

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Renacuajos y un Santa Claus perdido fueron los últimos personajes que dieron paso a «Butterfly, How Long It Takes to Die», para después sumergirnos en la psicodelia total durante «The W.A.N.D», la cual con mujeres tridimensionales llenó el venue de un ambiente digno de Woodstock.

El final de la primera parte llegó con «A Spoonful Weighs a Ton» donde era claro el poderío de Wayne Coyne quién con solo levantar el puño es capaz de mover masas a placer, oportunidad donde el músico aprovechó para decir lo  mucho que ama a México y que regresará siempre que nosotros lo recibamos.

El encore vino, pero no por  mucho tiempo, la banda volvió casi enseguida a retomar su lugar para susurrarnos one, two, three, four… «Do you realize??» marcaba el final de una mágica noche donde todos agradecimos la visita de este fenómeno llamado Flaming Lips.

Coyne, el freak por excelencia, siempre  ha mostrado su mundo retorcido al que todos queremos pertenecer y esta vez no fue la excepción regresó a nuestro país para envolvernos en un arcoíris musical de nueva cuenta, logrando enamorar a propios y a extraños.

¿Quién dijo que ser diferente está mal? Al contrario, ¡es extraordinariamente magnifico! ¿La prueba? Cualquier concierto de The Flaming Lips.

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