Por Ernesto Olvera / @Ernestime
Constantemente en nuestro pensamiento se van dibujando imágenes que no suelen emitir un sonido como tal. Son imágenes estáticas que muchas veces es un tanto imposible de descifrar, ya que nos quedamos con la idea de que se trata de un sueño más. Sin embargo, una vez que nos damos la libertad de tomar nuestro sueño más recurrente y lo unimos con lo que suele llegar a nosotros cuando tenemos los ojos abiertos, podemos comenzar a diseñar un mundo en el que salgamos de nuestra zona de confort para sentirnos libres de hacer lo que se nos dé la gana.
Los miedos, el estrés cotidiano y la claustrofobia que provoca el estar arrinconado en un lugar donde las ideas terminan por congelarse hasta convertirse en un mito, son tomados por Benjamin John Power para transformar esas sensaciones en sonidos que probablemente no tienen nada qué ver con lo que estaba dibujándose en su cabeza. Pero esa ambición y el hambre que tiene por ponerle un sonido a una imagen, es lo que lo fue llevando a desenvolverse en un entorno rodeado de noise y escapes sonoros que sirven como un ejercicio de estimulación mental.
Todos sabemos muy bien lo que hace con Fuck Buttons y la destellante maquinaría industrial que utiliza, pero con su alías de Blanck Mass las cosas se tornan un tanto distintas al jugar con ambientaciones que poco a poco nos van sumergiendo en un sofocante abismo de noise y techno.
En su debut no existían tantas capaz de noise y hasta cierto punto hizo más que evidentes las razones por las cuales decidió separarse un poco de Fuck Buttons, ya que como Blanck Mass se está encargando de fortalecer sus habilidades como productor y compositor sin tener que preocuparse por las limitantes que puedan aparecerse a su paso.
Eso es algo que le inyecta un toque especial a la personalidad de Blanck Mass, ya que cada uno de sus lanzamientos se adapta perfectamente a la estética visual y auditiva que sigue cada uno de los sellos en los que se ve involucrado. Por ejemplo, ahí estuvo Rock Action con el debut y recientemente se coló en uno de los mejores sellos que han aparecido en la última década: Sacred Bones Records.
Si bien el estilo del sello puede lucir un tanto opuesto por tener proyectos mucho más oscuros en su catálogo como Pharmakon, Cult Of Youth, Pop. 1280, Marching Chuch o hasta la misma Zola Jesus, en el álbum que editó con el título de Dumb Flesh podemos tener acceso a los sonidos más estructurados y consistentes de Blanck Mass, los cuales desde el inicio ponen a prueba al pensamiento humano por medio de una ácida densidad industrial que es capaz de someternos en un experimento donde se va pudriendo cada parte de nuestro cuerpo.
A diferencia del remix que John Carpenter, en la colaboración que preparó con Genesis Breyer las cosas tomaron una forma mucho más ambiciona y demoledora por medio de los tres segmentos en los que se divide «The Great Confuso». Al inicio nos encontramos con una amigable base electrónica que bien pudo haber aparecido en Dumb Flesh, pero de un momento a otro todo se transforma en una entidad que bien puede ser considerada como la mejor canción de nu-metal de la década.
¿Qué dónde habrá que verlo? D’oh! ¡Pues en NRMAL! Blanck Mass es uno de los actos que de ley no se pueden perder en esta edición que se llevará a cabo los próximos 12 y 13 de marzo en el Deportivo Lomas Altas. Y, por si acaso necesitan un poco más para convencerse de lo cabrón que es, chéquense su sesión para Boiler Room a continuación: