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COBERTURA

Disorder Fest: Un domingo de synth-pop, industrial y oscuridad

Fotos @Fresale
Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche

¿Son de los que se quejan constantemente sobre los festivales que anuncian las mismas bandas de siempre? Quizá están enfocando su atención y energía en los lugares equivocados, ya que hay iniciativas que se están poniendo en marcha para traer actos que difícilmente habrían llegado a nuestro país de otra manera y que en definitiva se sienten como balde de agua fresca, sobretodo en el circuito DIY.

Al mantener un singular estado de independencia también corren el riesgo de ser ignorados tanto por medios como por aquellas personas que no suelen clavarse tanto en la búsqueda de proyectos nuevos y sonidos que sean capaces de sacarlos de su zona de confort, por lo que en pleno 2020 sigue siendo complicado que proyectos nuevos como el CMD Fest o hasta el mismo NRMAL tengan el verdadero impacto que deberían de tener.

Disorder Fest es otra sólida alternativa a la monotonía musical que tiende a predominar en nuestras tierras, pues en su primera edición no solo incluyó dos actos asociados a una de las bandas rusas más queridas en México, Motorama, sino que también hizo posible la visita de tres proyectos que suelen operar en familia.

El primero de ellos fue Anatomy, proyecto de Jena Rose de PAWNS, donde a diferencia de su labor en la banda de post-punk, en su formato en solitario explora los terrenos industriales que en ocasiones evocan la misma intensidad de Pharmakon, con quien incluso ha estado compartiendo escenario en meses recientes.

Las presentaciones de Anatomy son cortas pero consistentes; te van empujando poco a poco hasta sumergirte en una catarsis que servía como teaser de lo que estaba por venir en el Plaza Condesa con los otros proyectos que venían acompañándola.

Eso sí, hay que agradecer que afortunadamente estos shows se realizaron en el Plaza Condesa, ya que de otra manera es muy complicado que podamos disfrutar de alguno de estos actos por separado en un recinto de este calibre y, aún así, era bastante frustrante ver que el venue no estaba ni la mitad de lleno siendo que estamos en una ciudad donde así como hay ofertas musicales, también hay un sentimiento de hate hacía las promotoras por no proponer o traer cosas nuevas, siendo que cuando las traen ni siquiera les ponen atención.

¿Era deprimente? En realidad no, ya que los que estuvieron presentes tuvieron la fortuna de ver en directo a una de las duplas más demoledoras, ruidosas y abrasivas que han aparecido en los terrenos del industrial en Norteamérica: HIDE.

Con solo un estrobo y los movimientos corporales de Heather Gabel, el dúo logró encapsularnos en un torbellino dominado por la ansiedad que provoca escuchar sus discos publicados por Dais Records, sello donde comparten espacio con Youth Code, Drab Majesty y SRSQ.

Ese mismo nivel de intensidad que se vive en los shows de HIDE es directamente proporcional a la belleza natural del proyecto, pues no solo te dejan con un zumbido en los oídos, sino que te incitan a explorar los distintos universos musicales que aún no han sido descubiertos en nuestro país y que definitivamente necesitan tener una plataforma que los impulse para recibir altas dosis de amor.

Por ejemplo, a Light Asylum le tomó 10 años en venir por primera vez a México y ahora que están próximos a publicar un nuevo álbum, Shannon Funchess nos deleitó con sus potentes cuerdas vocales (a veces sonaban más que la propia música) y el experimentado dominio que tiene sobre el escenario. No por algo estuvo acompañando a The Knife en el ambicioso montaje escénico del Shaking The Habitual.

Sin afán de faltarle el respeto a la dulzura de Leto v Gorode y Utro, las presentaciones de Light Asylum, HIDE y Anatomy son serias candidatas para ser incluidas dentro de las mejores que hemos visto en la historia del Plaza Condesa. Sin embargo, al igual que otros conciertos como el de These New Puritans, su alto nivel de perfección será un secreto a voces que con el paso del tiempo hará que estos 3 shows sean un emblema de culto.

Sí estuvieron ahí, considérense afortunados de haberlos vivido y si no fueron… bueno, quizá es tiempo de que empiecen a abrir más los ojos para prestarle atención a estas excelentes alternativas.

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