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RESEÑA

Pop Líquido
No Sé A Quién Matar
Casa Maracas
7.8

Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche

Hay sonidos que están pensados para sumergirnos en una sesión casi espiritual donde podemos ponernos en contacto con cada una de nuestras emociones en un entorno completamente vulnerable; uno donde no solo se hacen presentes los elementos que nos definen como seres humanos, sino que dan pie a la exploración de nuestro potencial como individuos por medio de la bondad y la inocencia.

Pop Líquido se compone de vibraciones suaves y exquisitas donde los juegos vocales se asemejan a las vibraciones sonoras que musicalizan nuestros pensamientos cada que cerramos los ojos. Es como si esa sesión espiritual que pretende estimular nuestras emociones se transformara en un sueño donde nuestra mente encuentra el confort más indicado para alinear nuestras ideas.

El trabajo de No Sé A Quién Matar se mueve en un en torno dominado por melodías dulces, delicadas y envolventes que en ocasiones evocan la magia de bandas como Broadcast y Stereolab, pero sin dejar pasar la oportunidad de plasmar su toque personal par presentarnos su propia versión del dream pop con canciones como «Nube Rota» y «Lluvia».

Otras canciones como «Vendimia» tienen la misma textura de un algodón de azúcar: cuando empieza a sonar es como si estuviéramos dándole una mordida para comenzar a sentir como se va desvaneciendo en nuestra boca hasta sentir una profunda satisfacción que recorre todo nuestro cuerpo.

Este fenómeno se mantiene vigente a lo largo de Pop Líquido, mostrando una notable consistencia en el estilo de composición de la dupla integrada por María y David, ya que con esta colección de 4 canciones tenemos acceso al lado más sólido, estable, pasional y emocionante de No Sé A Quién Matar.

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