Texto/Fotos: Alexa Olán
Este concierto es el prólogo de un nuevo año, pero Tessa Ia lo llama su “epílogo”, un evento que es un fin y un comienzo, solamente ocupado en vivir el momento.
La poesía ha sido compañera de Tessa desde temprana edad, y esta se manifiesta dentro de la música y melodías suaves que expresan sus líricas intrincadas, con tonos precisos e hipnotizantes.
No era muy difícil adivinar su setlist, de hecho, ella nos dio bastantes pistas al repartir un playbill a la entrada del teatro. Lxs artistas invitados habían sido anunciados con anticipación, aun así la expectativa era grande y con cada nuevo tema habían sorpresas.
“Yo no canto” es la primera canción que nos recibe mientras la vemos a oscuras con un pequeño ukelele. Frente a un teatro emblemático lleno, solo es una chica cantando su poesía.

Personalmente no tenía idea de que conocía tantas canciones de Tessa Ia, pero al terminar coreando “Morpho Menelaus”, “Búfalo”, “Acicalame” entre otras, me doy cuenta del error en el que estaba.
“Te amo”, “Eres maravillosa”, “Amo tus botas”. Los elogios se volvieron insuficientes ante un público eufórico al que se le agotaban las palabras.
Ximena Sariñana con “Diva”, Luis Humberto Navejas de Enjambre con “Alcatraces y Estampidas”, y un dueto con Girl Ultra fue de lo más esperado de la noche.


La salida de Ruzzi fue de las favoritas de la audiencia LGBTQ+, que ha sido representada por estas maravillosas intérpretes de pop alternativo.
“Mi amor soy yo” era la joya que terminaría la noche. Zemmoa es una mujer imponente a la que no puedes quitarle los ojos de encima, a pesar de que invite a una gran parte de la escena indie de México a bailar, ella sabe dominar el escenario.
Entre cambios de ropa, luces, doctores simi y hasta propuestas de matrimonio; el concierto de Tessa Ia fue mágico e inspirador. No sabemos cuándo volveremos a presenciar su canto, pero cuando así sea esperamos más de esa magia transformadora con ella.
