Fotos: Óscar Villanueva
Texto: Ernesto Olvera
Es un hecho que la oferta y demanda de conciertos/festivales ha aumentado considerable durante los últimos años en nuestro país, principalmente luego de haber estado inactivos por la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, también hemos visto un patrón donde la mayoría de las promotoras han entrado en una zona de confort donde reparten los mismos artistas a lo largo de las distintas plataformas que han establecido en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, lo que en cierta manera hace que los carteles sean un tanto predecibles con la presencia de Interpol.
No nos mal interpreten, no tenemos nada en contra de Interpol, Erlend Oye, Polo & Pan o todos los actos que parecen tener una residencia mexicana, pero la reacción del público es una mezcla entre hartazgo y conformismo, pues aún con sus quejas en redes sociales continúan asistiendo a dichos eventos como si fuesen las únicas bandas que podemos ver en México.

Esto lo mencionamos porque, una vez que nacen alternativas con promotoras independientes que hacen un sólido esfuerzo por traer artistas que son ignorados por los grandes imperios, terminan pasando un poco desapercibidos porque la mayoría de las personas enfoca su tiempo en quejarse porque “fulanitos traen los mismos de siempre”, dejando pasar la oportunidad de ver un combo magistral como el que nos presentó la segunda edición del Disorder Fest en la CDMX.
Este pequeño festival de Eyescream nació semanas antes de la pandemia del 2020 con un intrigante cartel integrado por Light Asylum, HIDE, Anatomy y Ultro, siendo una muestra de la ambición que tenían por establecer una plataforma enfocada al post-punk, industrial y minimal synth, algo que definitivamente fue muy atractivo luego de lo que vimos meses antes con el CMD Fest.




En su segunda edición reforzaron su concepto con la presencia de HEALTH; una banda que está lejos de ser desconocida en nuestro país por los múltiples shows que han dado tanto en festivales como NRMAL, MTYMX y hasta compartiendo escenario con The Neighbourhood en el Pepsi Center WTC. Por esa razón, daba la impresión de que la cantidad de asistentes al Pabellón Oeste sería similar a la que fue a verlos en años anteriores, pero desafortunadamente no fue así.
¿Habrá sido el empalme con el EDC? Noup; ¿El precio del boleto? ¿Difusión? ¿Las dimensiones del recinto? La verdad, es un poco difícil pensar en las razones por las que el festival no tuvo una convocatoria tan masiva, pero lo que sí es un hecho es que hay un gran sector de personas que está mostrando una palpable indiferencia ante los eventos donde no les regalan un boleto para entrar gratis, pese a que en sus perfiles comparten inicialmente en flyer para jactarse de ser melómanos/conocedores de “algo”.
Aun así, el Disorder Fest siguió adelante con una curaduría bastante exquisita que dio inicio con el trío de post-punk, Automatic, quienes previamente compartieron escenario con Bauhaus en el Parque Bicentenario, pero en esta ocasión presentaron un set enfocado en su más reciente material de larga duración y una mezcla minimalista de post-punk para luego dar paso a los siempre grandiosos Cold Showers, representando a uno de los mejores sellos de los últimos 15 años: Dais Records.




Esta no fue la primera visita de la banda californiana, pues hace algunos años compartieron escenario con Human Tetris en el Foro Indie Rocks, solo que en su regreso mostraron la alineación que actualmente está trabajando en su próximo álbum y un mayor crecimiento musical al momento de montarse sobre un escenario.
Quién sí visitó por primera vez la Ciudad de México después de una década de intentos por traerlo a nuestro país fue The Soft Moon, proyecto liderado por Luis Vasquez, quien actualmente está presentando el álbum Exister con una destreza musical que nos absorbió por completo desde el primer momento en el que sonó el golpeteo de “Burn” y la inconfundible guitarra de “Insides”.
La presentación de The Soft Moon fue monumental, siendo la muestra perfecta de por qué fue elegido por Nine Inch Nails para abrir algunos de sus conciertos y también por Robert Smith cuando curó el Meltdown Festival. Su sonido es explosivo, denso, oscuro y en todo momento te incita a mover cada parte del cuerpo con una mezcla de sonidos industriales, post-punk y EBM, sin mencionar las vibraciones del bajo en “Parallels”, el juego de percusiones en “Wrong” y el demoledor cierre con “Want”.




En cuanto a HEALTH, ¿qué podemos decir sobre ellos? Simplemente son los mejores en lo que hacen y conforme pasan los años su show en vivo es aún más potente y ruidoso, cosa que va de la mano con su complejo proyecto de colaboraciones que también incluye a Trent Reznor, Perturbator, Full Of Hell, Youth Code y el mismo The Soft Moon.
Entre “Cyberpunk 2020”, “New Coke”, “Stonefist”, clásicos como “We Are Water” y hasta canciones del score que hicieron para el videojuego de Max Payne, fue como el trío pasó por encima de nosotros durante su impecable presentación en el Disorder Fest; una ruidosa y elegante noche que se quedará guardada para siempre en nuestro corazón.




Es una lástima ver interminables quejas sobre la mayoría de los festivales que tenemos en México por la monotonía de su cartel, pero cuando existe la oportunidad de ser parte de una alternativa realmente impresionante donde el precio del boleto es el más sensato para poder costear bandas, producción, venue e ingresos de quienes trabajan en el proyecto, se deja pasar por el simple hecho de no tener un boleto regalado.
Considerando que a lo largo de los años se han hecho esfuerzos como el CMD Fest, Stranger Love Fest, Synth Fest y algunos otros que simplemente jugaron con las personas (Rabbit Hutch Fest, Cloak & Dagger), es necesario mantener de pie plataformas como el Disorder Fest para que crezcan y tengan una mayor visibilidad en próximas ediciones.
