Por Felipe Corrales
Fotos: Laura Villegas
Mucho se habló sobre la cancelación de Blink 182 por la factura de Travis Barker, más aún cuando el jueves por la mañana nos enteramos de la fractura de cadera que sufrió Kevin Parker al correr un maratón. Pues aún con todo el dolor y los problemas de movilidad que implicada salir de gira, Tame Impala cumplió con dos noches en el Palacio de los Deportes.
Tuvieron que pasar siete años para que Kevin Parker y compañía tuvieran un show en solitario en la CDMX, todos ya sabíamos lo doloroso que fue esa cancelación en el Foro Sol junto a MGMT y Clairo, ahora la banda volvió para dar una última presentación de su álbum The Slow Rush.

La noche comenzó con la participación de Cuco, quien fue el invitado de este par de conciertos, el mexico-americano supo ganarse a la audiencia de los australianos con temas como «Amor de Siempre», «Hydrocodone» y «Lo Que Siento».




Cuando llegó el momento de Tame Impala las vibras del Palacio de los Deportes aumentaron y el ruido y las luces de los celulares cubrieron todo el venue. A pesar de la ausencia del aro de luz, tradicional de esta gira del grupo, Kevin Parker llenó de colores y psicodelia su presentación.
Con un recorrido a todas sus épocas pudimos escuchar temas como «Mind Mischief», «Boderline», «Nangs», «Posthumous Forgiveness», «Lost In Yesterday» y más. Aunque los grandes highlight de la noche fueron con el show de lásers en «Elephant», la lluvia de papelitos y la catarsis que es «Let it Happen» en vivo, así como la dosis psicodelicas y progresivas en «Apocalypse Dreams» y «Runway Houses, City Clouds».





Tame Impala en vivo es una gama de colores, un sonido potente y sobretodo un show visual en todos los aspectos. Bien lo dice la famosa frase «Querer es Poder» y el esfuerzo de Kevin Parker fue el detonante para vivir un grato show de Tame Impala en su regreso a la CDMX.

