Por: José Ignacio Hipólito
Después de más de 10 años de silencio discográfico, Cameron Mesirow, también conocida como Glasser, regresa con una nueva producción llamada Crux. Un álbum que nos llevó a lo largo de un viaje musical que evoca las experimentaciones vocales del Medúlla de Björk, la música folclórica de los países nórdicos, las profundas voces de los cantos balcánicos y hasta los álbumes ambientales de Aphex Twin.
Con ayuda del productor William Patrick Ford, quien ha trabajado con bandas como !!!, Islands y Tanlines, la artista que debutó en el 2010, regresa con un ambicioso tercer álbum, que probablemente sea la cúspide creativa de su carrera.
El día de su lanzamiento, pudimos platicar con ella acerca de todo lo que hay detrás de este nuevo ejercicio creativo y esto fue lo que descubrimos.
Filter: ¿Qué te motivó a escribir nueva música y a lanzarla en este formato de álbum después de más de una década de no haber estado activa musicalmente?
Glasser: Creo que el formato de álbum es algo que se nos regaló desde hace años. Y a mi me gusta mucho. Me gusta sentir que estoy haciendo un viaje. Escucho música todos los días a todas horas, entonces me encanta sentir la sensación de que estoy en una epopeya auditiva.
Y en cuanto a la motivación, creo que es algo que tuve todo este tiempo. Nunca dejé de hacer música. Todos estos años he estado experimentando, pero públicamente tuve que parar un rato para preguntarme quién era yo y qué era lo que quería decir con mi música. Suena chistoso, pero el examinar mi relación con mi creatividad fue un proceso muy personal.
Mi carrera siempre estuvo desequilibrada. Nunca estuve en una banda antes de sacar música. Mi primer álbum fue básicamente lo primero que había escrito en mi vida. Y con ese álbum pude hacer muchísimas cosas que la gran mayoría de los que se dedican a hacer música no puede. Fue increíble y muy especial. Pero nunca me di el tiempo de formular quién era yo como artista y qué era lo que quería comunicar. Creo que es una manera muy larga de decir que necesitaba tiempo y espacio para crecer y saber qué era lo que me hacía sentir bien.
De lo que me di cuenta es que los artistas que admiro están muy preocupados por la belleza. Y la belleza puede venir en diferentes formas.
Antes de que existiera Glasser, me gustaba mucho el punk rock, y estaba fascinada por el techno y el hardcore. Desgraciadamente, esos sonidos y subculturas excluyen mucho a las mujeres. Creo que en ese sentido, Glasser nació como una respuesta eso. Pero este álbum en particular vino de esa necesidad de encontrar la belleza, ese elemento que me mantiene atada a este mundo y a la creatividad.

F: ¿Y en qué momentos o en dónde has encontrado esa belleza?
G: Ha sido un poco oscuro. Y no, no han sido nada que no le haya pasado a cientos de personas, pero encontrar la razón para seguir viviendo, ha sido algo que me ha salvado. Pensar que algún día voy a dejar de existir, me asusta.
Creo que todos los seres humanos tienen que lidiar con eso en algún punto de su vida. En mi caso, confrontarme con la muerte fue algo muy fuerte. Me di cuenta que quiero vivir vorazmente. No quiero desaparecer. Y esa sensación cambió mi relación con la belleza. Otras cosas también influyeron como la pandemia y la muerte de un amigo en 2020. Eso me obligó a sentir un dolor que nunca había sentido previamente. La aflicción es una parte fundamental de la experiencia humana. Aprendí mucho de ello y me hizo poner muchas cosas en perspectiva acerca de qué es lo verdaderamente importante para mí.
Desde entonces veo la belleza en cosas que no necesariamente la gente consideraría estéticas.
F: Cuando escribiste “Vine”, el primer sencillo que sacaste para este álbum ¿Sabías que iba a tener toda esta carga emocional de la que me hablas?
G: “Vine” fue escrita hace mucho tiempo, pero se ha transformado a lo largo de los años. Cambió muchísimo cuando le agregamos el arreglo de cuerdas. Esos arreglos llevan a la canción a otro nivel, pero antes de eso, era una canción muy minimalista, que también me parecía una buena canción, pero no tan hermosa como lo es ahora. Siempre supe que esa canción iba a pertenecer a lo que sea que decidiera lanzar en un futuro.
F: Justamente te quería preguntar acerca de los arreglos de cuerdas en el álbum ¿Con quién colaboraste para hacerlos y qué es lo que querías sumar al álbum con ellos?
G: William Patrick Ford, quien coprodujo este álbum es un increíble compositor. Y yo no puedo escribir o leer música, pero él me ayudó a crear esta capa de cuerdas que yo le cantaba. Él fue un elemento importantísimo en hacer que este álbum sonara increíble. Él expandió muchas de las cosas que yo quería hacer, y al principio yo tenía miedo de que las canciones se sintieran muy cargadas por los arreglos, pero poco a poco me fui abriendo al sonido y a cómo las cuerdas complementaban a la perfección el álbum. Estoy muy agradecida con él.

F: También tenía mucha curiosidad de tu voz como instrumento, ya que en este álbum es muy prevalente, y quería saber cómo construyes una canción. ¿Empiezas a cantar y de ahí sabes que beat ponerle, o primero haces un arreglo y después le agregas tu voz, o cómo funciona?
G: Todo lo hago con mi voz. Todos los arreglos los hago cantando. Usualmente se me ocurre un patrón melódico y a partir de eso, empiezo a construir algo alrededor. Todo empieza con un loop que se me ocurre cantando y las otras partes, como el bajo, se van agregando cuando tarareo. Cuando ya está lista esa base, la empiezo a expandir con diferentes capas de mi voz. La letra es probablemente lo último que le agrego.
F: ¿Estás preparando un show en vivo para presentar este nuevo álbum?
G: Sí, pero aún no empiezo. Lo más probable es que sea un show minimalista, con pocos arreglos, pero con algunos instrumentistas en el escenario. Mi objetivo es siempre intentar crear una atmósfera alrededor de la música, así que creo que haré algo especial para cada canción, tal vez sea algo visual, pero tal vez sólo sean luces de colores. Espero poder crear un paisaje cinematográfico.

