Por Ernesto Olvera
Cuando los integrantes de una banda como Radiohead deciden emprender caminos por separado, llega un momento donde es inevitable comparar el trabajo que están haciendo de forma individual con el que hacen con el resto de sus compañeros en el estudio.
Sin embargo, la virtud que ha tenido el caso de Radiohead es que todos sus integrantes han hecho trabajos que difícilmente pueden compararse entre sí, ya que cada uno se ha encargado de pulir y moldear su propia voz para explorar caminos que con la banda no parecen embonar a la perfección.
Ya lo hemos escuchado con Thom Yorke en su fascinación por el minimalismo electrónico; las cautivantes composiciones de Jonny Greenwood para el cine y cómo Ed O’Brien y Phil Selway han experimentado con sus cuerdas vocales para tener una mayor visibilidad en escena, mientras que Colin Greenwood se ha enfocado a expandir su historial de colaboraciones al involucrarse con artistas como Nick Cave.
En pocas palabras: El universo Radiohead es bastante rico y complejo, razón por la que The Smile logra brillar en una especie de multiverso donde tenemos acceso a un lado más analítico e introspectivo de Thom Yorke y Jonny Greenwood que no necesariamente nos remonta a lo que han hecho con su banda principal, pues, en esencia, las composiciones de su nuevo álbum se alimentan de las experiencias que fueron recopilando durante el periodo pandémico.
Wall Of Eyes aborda las sensibilidades de cada género explorado durante la concepción del proyecto en compañía de Tom Skinner que, luego de la disolución de Sons Of Kemet, enfocó toda su energía en The Smile con un estupendo dinamismo instrumental que lo coloca como uno de los mejores bateristas de la actualidad.
El simple hecho de ver lo que hace Skinner sobre el escenario, es suficiente para entrar en un trance donde la voz de Thom y las armonías lideradas por Greenwood nos hacen sentir como si estuviéramos flotando sin separar los pies del suelo. Todo eso está perfectamente encapsulado en canciones como “Teleharmonic” y “I Quit”, cuya suavidad es capaz de estimular nuestro pensamiento por medio de un contoneo rítmico que se liga directamente con los acordes iniciales de “Read The Room”.
Las sensibilidades del krautrock y el progresivo abundan en Wall Of Eyes, algo que en parte está estimulando su fascinación por el arte experimental que en múltiples ocasiones han abordado en mixtapes o al rodearse de especialistas como Valentina Magaletti, siendo un lenguaje que en el mundo The Smile es traducido con los constantes cambios de ritmo que podemos encontrar en una sola canción como la mencionada “Read The Room” y “Under Your Pillows”.
Estas dos canciones formaron parte de los conciertos que ofrecieron durante el último año para complementar el ensamble plasmado en su álbum debut, A Light Of Attracting Attention, por lo que escuchar las versiones de estudio deja en evidencia la notable labor y el cariño que sienten por el proyecto, siendo una muestra de la dedicación y la despreocupación que los acompaña por el simple deseo de hacer música en una misma habitación.
The Smile es una banda que no se complica la vida y mucho menos se preocupa por alcanzar la misma popularidad de Radiohead; es un ejercicio donde se toman la libertad de conducirse y absorberse a sí mismos en sesiones de improvisación que dan como resultado canciones impecables como “Bending Hectic” que pasan de momentos meditativos a una explosión prog, mientras en “Friend Of A Friend” hay un enfoque mucho más dulce, encantador y cinematográfico con los crecientes arreglos orquestales.
Es muy injusto referirse a The Smile como un proyecto alterno, paralelo o que depende únicamente del pasado de sus integrantes, ya que este trío es un acto completamente individual con una narrativa y voz propia que se apega a las realidades del momento por el que estamos pasando. No por el pasado, no por el futuro, sino por los escenarios que nos sacuden en el presente y Wall Of Eyes es el manifiesto perfecto para apreciar su mensaje.