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ENTREVISTA

Cold Cave: la música tiene que servir al sentimiento y a la experiencia humana

Por José Ignacio Hipólito

Después de un par de intentos de tocar en la capital del país, Cold Cave por fin  visitará la CDMX por primera vez el próximo 31 de mayo. La banda de darkwave y synthpop estadounidense compuesta por Wesley Eisold y Amy Lee, dará un concierto en el Foro Alarcón para cumplir la oscura promesa de escuchar canciones como “Confetti” y “A Little Death to Laugh” en tierras aztecas.

A un par de días de su presentación, tuvimos la oportunidad de platicar con el fundador y principal compositor de la banda, Wesley, quien nos contó acerca de los inicios de la banda, el sonido que representa a Cold Cave y su relación con dos leyendas musicales: Mark Lanegan y Genesis P-Orridge.

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Filter: Quería empezar esta entrevista preguntándote acerca de la primera grabación de Cold Cave, “The Trees Grew Emotions and Died”. ¿Recuerdas algo de esa canción?

Wesley Eisold: Lo recuerdo todo. Cada detalle. Vivía solo en un loft en Filadelfia. Era un departamento hermoso y grande pero muy frío. Un día estaba sentado frente a mi mesa, apenas había decidido dejar de tocar en bandas ajenas y me estaba preguntando qué era lo que iba a hacer con mi vida y cómo es que iba a empezar mi carrera musical desde cero.

Por esa época empezaba a coleccionar sintetizadores, drum machines y otros instrumentos, y con ellos empecé a experimentar. Tenía la versión más nueva de una laptop de Mac en la que venía una versión de Garageband muy rudimentaria, al menos comparada con la que tenemos actualmente, y me acuerdo que le conectaba el instrumento que encontraba sin saber muy bien el objetivo, y poco a poco, a través de la combinación de diferentes instrumentos, hice esa canción. Fue la primera. Ni siquiera sabía cómo iba a cantar. Así que tomé mi voz y le cambié el pitch a tres diferentes octavos para que no sonara como yo o  como alguna persona en específico.

Una vez que terminé con la canción, empecé a escucharla en mis audífonos mientras caminaba por la ciudad. Hice eso por semanas. Estaba orgulloso de lo que sonaba y me decía a mí mismo que estaba orgulloso. Aún así, me tomó mucho tiempo enseñarle a alguien más el tema. Pero cuando lo hice, todo mundo me empezó a decir que estaba increíble.

Siento que fue un gran logro porque la gente me conocía por tocar en bandas, pero no me conocía como compositor.

Es una canción que me sigue dando orgullo. Es dulce y creo que hasta tierna, pero también tiene elementos oscuros.

F: ¿Cuánto tiempo dirías que te tardaste en encontrar el sonido de Cold Cave? ¿Era algo que alguna vez te propusiste? Obviamente tu sonido ha cambiado desde que lanzaste esa primera canción.

W.E: Nunca intenté encontrar un sonido. Yo sigo mis emociones a donde me lleven. Y sí, ha habido una evolución, pero por ejemplo, cuando escribía Cremations del 2014, que tiene un sonido muy diferente al de mi primer EP, me ayudó recordar en qué lugar estaba emocionalmente cuando escribí los b-sides de The Trees Grew Emotions. Están conectados no por su sonido, sino por los sentimientos que intentaba retratar.

No creo que Cold Cave tenga un solo sonido. La única constante son los sintetizadores y las drum machines, pero fuera de eso, la banda oscila entre muchos sub géneros. Es complicado porque siento que las personas tienen una expectativa acerca del sonido de la banda. Hay ocasiones en las que dicen que sonamos a New Order, pero en realidad sólo tenemos como cuatro o cinco canciones en las que sonamos como ellos.

Al final de cuentas siento que la música tiene que servir al sentimiento, a la experiencia humana. La música tiene que complementar a la letra y la letra a la música y cuando eso funciona, es una sensación alquímica.

Después de salir de gira con Depeche Mode y The Cult, nos dimos cuenta de muchas cosas. Obviamente ambas bandas han sido muy influyentes en lo que hacemos y a ambas las escuchábamos mientras crecíamos, pero creo que la parte mágica de compartir escenario con ellos fue presenciar la química que tenían entre ellos. Vimos a Martin Gore y a Dave Gahan trabajar juntos y de la misma manera vimos la camaradería que hay entre Ian Astbury y Billy Duffy y eso nos hizo apreciar nuestro vínculo creativo mucho más de lo que ya lo hacíamos. Fue inspirador. Nos dimos cuenta de que dos cabezas y dos corazones son mejores que uno.

Desde entonces somos capaces de hacer música en tiempo real sin sobrepensarla o perdernos en ideas complicadas como hacer un álbum conceptual. Dejamos de darle vueltas al cómo se debería lanzar una canción o cuál es el mejor formato para hacerlo. Ya no tenemos tiempo para eso. Si queremos lanzar música una vez al mes lo hacemos y ya. Eso es interesante para nosotros.

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F:¿Qué tanto ven al pasado cuando hacen nueva música? Cuando escriben una canción como “Blackberries” ¿Se ponen a escuchar el disco anterior para tenerlo como referencia?

W.E: No, no es algo que hagamos. Si llegamos a escuchar lo que hacíamos en el pasado, lo vemos como una “era” de la banda, algo que fuimos. Por ejemplo, Fate in Seven Seasons no fue referencia para hacer ninguna de las canciones que hemos lanzado este año. Nos gusta mucho el álbum, nos encanta que esté más centrado en las guitarras y que tenga un tempo más sombrío, pero no es lo que queremos hacer actualmente.

Ahora estamos haciendo música que suena bien en vivo, que se integre a lo que estamos haciendo en nuestros shows. Aún así, eso no significa que no piense en lo que la banda representa, de dónde venimos y lo que hemos logrado, pero no vivo en esos recuerdos.

Siento que muchas agrupaciones están atrapadas en una jaula. Hay bandas que logran liberarse y hay otras que pueden perderlo todo intentándolo.  Tenemos amigos que han estado en las bandas más grandes del mundo y terminan suicidándose porque sienten que no pueden escapar de dicha jaula.

Cuando pienso acerca de las cosas que he hecho intento no pensar en esa jaula en la que estoy. Prefiero concentrarme en las cosas de las que estoy orgulloso, en esa parte de la historia de la banda que hacen sentir feliz a mi niño interior, como por ejemplo cuando canté con Peter Hook, Mark Lanegan o Genesis P-Orridge. El haber colaborado con ellos me hace sentir feliz. Para mí, ese tipo de experiencias son mucho más importantes que el sonido del último álbum de Cold Cave.

F: ¿Me podrías contar un poco acerca de la relación que tuviste con Mark Lanegan y Genesis? ¿Cómo conectaste con ellos?

W.E: Curiosamente, Mark se acercó a mí como fan de Cold Cave. Yo sabía de los Screaming Trees y sabía un poco de su carrera solista, pero no fue un artista con el que haya crecido. Creo que su conexión con Queens of the Stone Age fue la que más conocía.

Cuando se acercó a mí fue increíble porque sabía que era un gran escritor y que su voz era de otro mundo. Es uno de los mejores cantantes de todos los tiempos. Y poco a poco empezamos a convivir. Fue a varios shows de Cold Cave e incluso asistió a muchos de mis festejos de cumpleaños. Teníamos planes para hacer una gira juntos, pero se cancelaron por el COVID.

Durante la pandemia, convivimos mucho porque vivíamos muy cerca y fue en esa época cuando le conté que quería hacer un libro porque tenía mucha energía y estaba escribiendo mucho. Le pregunté si quería ser parte de él e instantáneamente me dijo que sí. No paramos. Ese libro se convirtió en tres compilaciones de poemas.

Para mí él era como un hermano mayor y siento que yo era una fuerza positiva en su vida. Él me ayudó a mí y yo lo ayudé a él. Ambos éramos rebeldes y punks, pero al mismo tiempo, plasmamos nuestros sentimientos a través de la música de la manera más honesta y vulnerable. Hubo un punto en el que Amy, mi pareja, pensaba que tenía otra novia porque estaba mucho tiempo en el teléfono con Mark. Hablábamos por horas.

Antes de que muriera estuvo en coma. Nadie lo supo. Pero yo estuve muy en contacto con su familia. Eventualmente salió de ese coma, pero poco tiempo después falleció. Era alguien que quería mucho, por eso viajé a Irlanda cuando estaba en condición terminal. Fui la última persona en verlo. Puse la tapa en su ataúd y ayudé a cargarlo a la cajuela del coche fúnebre. Fui la única persona que leyó algo en su funeral. Y fue gracias a eso que conocí a Peter Hook y a su hijo Jack. Me invitaron a cantar “Ceremony” de New Order en su siguiente concierto. Fue hermoso. Es una de mis canciones favoritas. Cuando terminé de cantar pusieron “Revival” de los Soulsavers, que creo que es el tema más bonito en el que participó Mark.

En cuanto a Genesis, lo conocí gracias al sello literario que empecé llamado Heartworm Press. Me la pasaba en Nueva York, cerca de donde vivía, y en ese entonces no había tantas bandas góticas de synthwave como las hay ahora, así que creo que una banda como Cold Cave resaltaba mucho. Tampoco había millones de personas en la escena diciendo que eran poetas. Y creo que por eso Genesis y yo nos encontramos.

Yo era muy fan de todo lo que había hecho hasta entonces, y nos empezamos a llevar muy bien. Quedamos en que yo me iba a encargar de compilar todos los poemas que él había escrito durante la primera etapa de su carrera, es decir, durante los 60 y 70. Me la pasé en el archivo de Genesis, buscando, recopilando y platicando. Fue justo después de que Lady Jaye falleciera, entonces había mucha vulnerabilidad y como resultado, teníamos pláticas muy profundas hasta altas horas de la noche.

Ella es otra persona que siento que tiene una naturaleza rebelde. Y no sé qué es lo ven esas personas en mí, pero siento que hay una atracción inexplicable. Curiosamente, todas terminan por irse.

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F: Por último quisiera preguntarte acerca de tus shows aquí en México. ¿Qué tan difícil es hacer un setlist con una carrera de más de 15 años? ¿Hay canciones que dejaron de tocar porque ya no los representan? ¿Hay canciones que tocan en vivo porque sienten que tienen que tocarlas por compromiso?

W.E: Cambia bastante, pero claro que hay canciones que tenemos que tocar para hacer que la gente se sienta feliz, pero las combinamos con canciones que nos hacen felices a nosotros. Creo que encontramos el balance perfecto.

Al final no tocamos canciones que no queramos tocar, pero eso no significa que existan canciones de las que nos arrepintamos. Me enorgullezco de todo mi catálogo musical.

Quiero que nuestros shows sean catárticos y especiales para todos los que están ahí. Y creo que nuestros sets están construidos para lograr eso, además de encapsular todo lo que Cold Cave ha sido a lo largo de su historia, desde sus inicios más noise, hasta lo más oscuro pero bailable. 

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