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[Editorial] Moby Gratis y el efecto Play


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Por Karina Cabrera

Mientras era parte del movimiento punk hardcore de Nueva York, la idea del éxito parecía importar poco, el mensaje cargado de furia era más necesario que el reconocimiento; sin embargo, el cambio de estilo exigió otras necesidades a Moby en 1999. Después de un largo recorrido por disqueras y ser rechazado muchas veces, su quinto disco finalmente fue aceptado, pero fue un fracaso abismal. La historia fue completamente diferente cuando su agente le llamó para informarle que, tras un largo periodo en las tiendas, Play finalmente estaba en el número uno en ventas. Habían pasado casi once meses desde su lanzamiento.

El mismo disco que los medios musicales más importantes se negaron a reseñar en su momento se había convertido en un abismal éxito, fue número uno en más de 15 países, vendiendo 150 mil copias a la semana, y nueve de sus 18 canciones fueron sencillos en las estaciones de radio. A la distancia, después de haber escuchado Play por todos lados, podríamos hablar de un descubrimiento tardío pero el éxito del disco partió de una idea que es bastante común en la actualidad, aunque en el año 1999 significaba algo totalmente diferente.

En vista del poco éxito obtenido en el quinto intento, Moby decidió licenciar sus canciones, las vendió y revendió. La realidad es que para cuando llegaron las ventas millonarias del álbum, con “Porcelain” y Moby ya había cobrado regalías y el corte tenía un espacio en el inconsciente colectivo gracias a múltiples programas de televisión, trailers cinematográficos, la banda sonora de varias películas, comerciales y videojuegos.

Antes de Play pocos le hacían ojitos a la publicidad, incluso algunos iniciaban demandas como una muestra de principios en contra de la sincronización publicitaria, pero a partir del disco se habló se nuevos paradigmas de comercialización. Aunque Moby no inventó el hilo negro, perfeccionó las ideas dentro de las disqueras y les mostró la importancia que debía tener esa oficina que en la actualidad tiene al menos a una persona escuchando canciones e imaginando cómo sonaría con tal o cual producto.

Sin duda fue una buena idea en 1999 para convertir el fracaso en un éxito, fue capaz de pasar por alto las rutas tradicionales de promoción y establecer un modelo que todavía se emula. Sin embargo, Moby en entrevistas recientes ha lamentado haber permitido que todo fragmento de Play se convirtiera en el compañero correcto de todo producto, tal vez es esa la razón por la que retoma el camino de la licencia pero con otros propósitos.

Siendo alguien que logró convertirse a sí mismo en una marca, uno de los pioneros en colocar su música en diversos medios de comunicación (12 millones de discos vendidos lo comprueban), en 2008 concibió una nueva forma de licenciar su música en una industria que exige más que nunca la liberación y claridad de derechos de autor de prácticamente cada imagen y sonido. Nuevamente se suma al cine, pero esta vez libre de cargos por medio de Moby Gratis, iniciativa que duró poco en su primera etapa, pero cinco años después el panorama es totalmente diferente, por eso el sitio fue relanzado la semana pasada por el DJ y músico para poner a disposición de cineastas amateur e independientes 150 tracks de su discografía.

Moby Gratis incluye lados B de Play y tracks inéditos que deberán utilizarse con fines no comerciales, por esa razón la licencia es gratuita, aunque después de haber aprendido que la cultura de lo gratis siempre tiene un costo, no hay que perder de vista que como hombre hecho marca se ha aventurado en muchos negocios y ha incorporado la comercialización a su método de creación, por eso sabemos que no recaudará de forma directa, volveremos a escucharlo por todos lados en los próximos años, con lo que inevitablemente volveremos al efecto Play.

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