Por Wally Bonanza
Fotografías por Fernando Aceves
Año tras año se pedía a gritos la visita de Foo Fighters en la ciudad. Dieciocho años de espera por fin se consumaron en un gig que duró tres horas. Nuestro adolescente tuvo que madurar casi dos décadas para por fin escuchar lo que portaban las guitarras de Dave Grohl.
Los invitados para calentar nuestros oídos fue la banda liderada por Matt Beringer: The National. Con sonidos y fans totalmente opuestos a los de Foo Fighters, esta banda logró posicionar su sonido a través de un setlist que incluía trece canciones. Empezaron con «Don’t Swallow The Cap» de su último álbum, pasaron por hits como «Bloodbuzz Ohio» y «Sea of Love», el escalofriante grito de «Abel» y finalmente cerraron con «Terrible Love». En señal de agradecimiento, Matt bajó a cruzar manos con la gente que pegada al escenario. Desconocidos para la mayoría, The National agradeció a Foo Fighters por la invitación, referencia que causó un fuerte alarido entre la multitud.
En punto de las 9:30 las luces se apagaron para recibir a Chris, Pat, Nate, Taylor y Dave. Fue un gran inició, pues tocaron hit tras hit. Ya para la novena canción la gente empezó a dispersarse notablemente, pues sabían que los sencillos no incluían solos tan largos. Incluso se escuchó repetidas veces: «¿es la misma canción?». Sin embargo, había un por qué. Las extendidas versiones fueron justificadas por Dave al decir que le gustaban los conciertos largos, donde sólo estuviera el público, los instrumentos (sin computadoras) y el rock ‘n roll. Menos mal. La banda se sentía en casa. Sabían que estaban viviendo una fiesta y hasta piñata trajeron para romperla (sin éxito) en medio del escenario.
Tenían que aprovechar el sonido causado por más de cinco mil asistentes. Taylor, el baterista, mencionó el gran amor que sentía por Queen, así que iba a imitar lo que alguna vez Freddie Mercury hacía en sus conciertos justo antes de iniciar «Under Pressure». Con singular alegría el público siguió a coro cada monosílabo que interpretaba. Hubo un momento en el que Dave admiró el venue por cinco minutos mientras todos coreaban «Best of You», suspirando un «los amo» al final. Fueron momentos memorables donde los originarios de Seattle sintieron el apapacho mexicano y cautivaron la hiperactividad de Grohl en el escenario. Interpretaron covers en ambos conciertos pero en la segunda fecha escucharnos «Young Man Blues», de Mose Allison pero mejor conocida por la versión de The Who.
Entre abrazos, aplausos y mucho agradecimiento, Foo Fighters se despidieron, no sin antes asegurar la creación de un nuevo álbum con el propósito de visitar la ciudad una vez más. Pudo ser el concierto del año con mejor acomodo del setlist pero no dejaron escapar ni un track alegrando a cada persona que llegaba hace unos años a la secundaria o a la preparatoria coreando «When I sing along with you, if everything could ever feel this real forever… if anything could ever be this good again«.