21. Waxahatchee – Cerulean Salt
Lo sobresaliente de este álbum es su pasado. Katie Crutchfield, quien era parte de P.S. Eliot (¿se acuerdan?), lanzó su segundo álbum con toques al estilo The Breeders, Camera Obscura, Madder Rose hasta la inspiración en Cat Power se escucha en un par de tracks.
Tiene un toque familiar desde el nombre hasta la creación de los sonidos. Por ejemplo, Waxahatchee es el arreglo de un lago (Waxahachie Lake) cercano a su cuidad. En los instrumentos y melodías le ayudaron íntimos amigos de ella: su novio (Keith Spencer), su hermana gemela (Allison Crutchfield) y el cuñado (Kyle Gilbride). Después de este breve preámbulo, podemos entender por dónde van los sonidos.
Es cierto que tiene toques adolescentes, esas canciones que nos hacen suspirar cuando el chico o chica popular de la escuela resultaba inalcanzable (aunque años más tarde resulte ser el peor imberbe), pero que ahora sufrimos como adultos. El temor de conocer a alguien nuevo después de una ruptura emocional hasta el ‘YOLO’ manifestado en las borracheras, sexo y drogas. Katie Crutchfield lo aclara a la perfección en tracks como ‘Swan Dive’, ‘Dixie Cups And Jars’, ‘You’re Damaged’, ‘Brother Bryan’.
Es un álbum muy fácil de escuchar. La duración de sus canciones es es breve pero concisa que llegará el momento en el que digas: «¿es todo?». Se disfruta en toda ocasión, pero más si estás en ese hoyo sentimental. No para hundirte más, sino para saber que algún día tiene que pasar, lo disfrutas y después el tiempo lo supera.







