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NOTICIA

Pixies habla en exclusiva con FILTER

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Por NEVIN MARTELL
Fotos de MICHAEL HALSBAND

Comer panqués de marihuana es todo un ritual cuando se viaja por primera vez a Ámsterdam. Devórate uno de estos placeres únicos, dale la vuelta a la rueda del destino y mira a donde viajarás. Puede que te encuentres riendo histéricamente mientras disfrutas de los bodegones en el Museo Van Gogh, llorando en silencio en un rincón de la casa de Ana Frank o haciendo sabe Dios qué cosas en el Barrio Rojo. Sin duda es un juego de azar.

Cuando Pixies visitaron Amsterdam en 1988 durante su gira europea con Throwing Muses, devoraron más de las raciones permitidas de aquellos placenteros bizcochos. Parecía que estaban haciendo lo correcto. Sin embargo, fue todo lo contrario.

“Estaba sumamente drogado”, recuerda Black Francis (Charles Michael Kittridge Thompson IV como su nombre de pila pero también conocido como Frank Black). Y no en el buen sentido. De pronto, el frontman de Pixies estaba fuera de sí en la mitad de la nada sin la mínima idea de donde se encontraba.

Por suerte, Tanya Donelly (ex-vocalista de la banda Throwing Muses) se apiadó de él. “Ella tuvo la amabilidad de sentarse conmigo y cuidarme mientras estaba en pleno viaje”, comenta Francis. “No sé de dónde salieron las cosas, pero recuerdo haber dibujado en un cuaderno un tablero de ajedrez y jugar juntos hasta el amanecer. Veía los cuadros negros de nuestro tablero improvisado elevarse en el aire como una visión psicodélica.”

Las cosas han cambiado mucho desde aquel surrealista partido de ajedrez. Los Pixies se convertirían en una de las más grandes bandas de rock-alternativo de todos los tiempos- Francis, junto con el guitarrista Joey Santiago, el baterista David Lovering y la bajista Kim Deal, formaron una serie de himnos que definieron la era del ‘subbacultcha’ con “Wave of Mutilation”, “Debaser”, “Monkey Gone to Heaven”, “Dig For Fire”, “Velouria” y “Gouge Away”, que son tan vitales hoy como cuando se lanzaron por primera vez. Lo que pudo haber sido el mayor hit de la banda en 1988 con “Where Is My Mind?”, renació una década después con el explosivo clímax de la película de David Fincher: Fight Club.

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En el camino, Pixies edificaban una cultura alterna cuasi religiosa que incluía a Kurt Cobain, Thom Yorke y Bono. A pesar de la aclamación sin fin, la banda nunca tuvo un éxito comercial. En lugar de recibir millones de dólares, se ganaron el respeto de sus compañeros y el amor de sus fans. Pero eso no fue suficiente. Debido a las luchas internas, la banda se deshizo en 1993. Sin embargo, el cuarteto volvió a formarse en 2004 para tocar una serie de giras muy elogiadas por su reunión, que se extendieron a lo largo de la década.

En estos días, las payasadas y juegos que hacían durante la gira son completamente distintos. En una mañana de octubre, conversé con Francis desde un cuarto de hotel en Amsterdam. Cocía un par de pantalones mientras escuchaba antiguas canciones de Springsteen. Acababa de regresar de una sesión de yoga vigorizante y una “buena comida limpia” en un buffet macrobiótico. Durante el trayecto, no comió ni un bocadillo de mota. De hecho, la dejó por completo, aunque dijo que todavía saborea su perfume embriagador.

Muchas cosas han cambiado desde aquel viaje a Europa hace 25 años. Kim Deal ya no forma parte de Pixies. El internet ha cambiado rotundamente la forma en que los oyentes conocen y consumen música. Y la banda ha pasado de ser mimados por darle una cara fresa underground a manifestar su potencial como headliners.

Parecería más un juego de ajedrez a un juego de azar. En noviembre de 2012, el cuarteto se reunió en Gales para grabar oficialmente sus primeras sesiones desde 1991 con Trompe le Monde. “Hacer música nuevo nunca fue parte de nuestro plan”, admite Francis, “aunque siempre lo tuve dentro de mis proyectos”.

La banda se escondió en el venerable Rockfield Studios, donde se encuentra el piano donde Freddie Mercury compuso “Bohemian Rhapsody”. El antiguo productor Gil Norton, que había supervisado Doolittle, Bossanova y de Trompe le Monde, estuvo de nuevo a la cabeza.

Finalmente parecía que los astros poco a poco se alineaban para los fans, quienes habían esperado más de dos décadas para escuchar nuevo material.  (En 2004 , la banda lanzó en formato digital el single escrito por Kim Deal ”Bam Thwok» y un cover de Warren Zevon: «Ain’t That Pretty At All«, pero nada más.)

Lovering tenía un sentimiento de inquietud acerca de las sesiones. «Toda mi familia me preguntaba antes de irme: ‘¿Estás emocionado de ir?’. Respondía: ‘En realidad no, porque se trata de Pixies y siempre hay algo oculto en eso.» No tenía idea de lo que iba a suceder, pero algo en el fondo de mi mente me tenía pensando que el viaje no sería un plato de cerezas«.

Por desgracia, el sexto sentido de Lovering fue exacto. Habían pasado pocos días en las sesiones, la banda estaba tomando un descanso bebiendo café en una aldea cercana. Fue entonces cuando Deal dejó caer la bomba de la nada: ella estaba fuera de Pixies para siempre.

Todos estaban impactados.

Kim Deal

“Estaba conmocionado”, dice Santiago. «Incluso aunque lo supieras desde hace tiempo, te sorprenderías de que alguien continúe como si nada después de dejar una banda tan impresionante como Pixies».

Por su parte, Francis no se sorprendió. «Sólo me sentí decepcionado«, dice, sonando como un padre consternado por la transgresión de su hijo adolescente.

Deal se marchó, dejando a la banda deducir su futuro como trío o reducirla a nada. Después de hablar algunos días, bebiendo y pensando, decidieron que iban a seguir como Pixies. «Si hubiéramos cambiado el nombre de la banda lo único que hubiéramos conseguido malas críticas por sonar como los putos Pixies», razona Santiago.

Lovering miró a la situación a partes iguales entre el pragmatismo y positivismo. «Nosotros ya habíamos pagado por las seis semanas de la grabación con nuestras propias carteras», dice. «Me repetía varias veces: esto no nos va tumbar. Seguiremos adelante. Al final, la partida de Kim nos dio un fuego renovado«.

Pixies

Para llenar el vacío musical que dejó Deal, Francis hizo una llamada a Ding Archer, bajista que había trabajado con PJ Harvey y The Fall. (En última instancia, Kim Shattuck de The Muffs, banda de pop-punk de Los Ángeles, se uniría como bajista durante la gira.) Con los problemas resueltos, la nueva versión de Pixies retomó las sesiones de grabación.

Aunque algunas canciones fueron compuestas en el momento, Francis había escrito un puñado de nuevo material antes de llegar a las sesiones. «Ninguna de las canciones son antiguas», dice. «Yo no trabajo así. Estoy escribiendo para una sesión original, no estoy escribiendo sólo para ponerlo en mi repertorio. Es algo como: esto es lo que estoy haciendo»

Hasta ahora, sólo cinco canciones han sido lanzadas. La primera en hacer su debut fue «Bagboy«, que la banda ofreció como una descarga sorpresa en junio, apenas dos semanas después de Deal anunció públicamente su partida. En sólo un mes, la canción ya tenía más de un millón de descargas y streams en el sitio oficial de la banda, mientras que el video que lo acompaña en YouTube sumó otro millón de visitas.

El siguiente conjunto de cuatro canciones llegó a principios de septiembre —de nuevo sin previo aviso sólo un post desde su página web— como EP1 de la banda. Hay un viaje deslumbrante en «Andro Queen«, vibraciones encantadoras en «Another Toe In the Ocean«, una pomposa rebanada de metal geek en «What Goes Boom» y en el primer single «Indie Cindy«, un fuerte sarcasmo sube y baja pop-rockero que seguro hubiera sido un auténtico hit en los felices días del rock alternativo en los noventa.

“Muchas personas dicen: “Ay, esto no suena como ‘Dooltile’ ”, comenta Lovering. “Por supuesto que no. ‘Come On Pilgrim’ no suena como ‘Surfer Rosa’; ‘Surfer Rosa’ tampoco se escucha como ‘Doolittle’; ‘Doolittle’ mucho menos se escucha a ‘Bossanova’; ‘Bossanova’ no tiene el ritmo de ‘Trompe le Monde’. Lo que sea que hagamos siempre tendrá su propio estilo.”

En general, Lovering se ha mostrado contento con la respuesta, pues hasta la califica como positiva. EP1 consiguió llamar la atención en Pitchfork, aunque sólo le dio el equivalente a una estrella. Santiago no estuvo contento con la idea. «Para darle una estrella, no eres un crítico serio, simplemente eres un idiota«, dice. «Pero también perdonamos al crítico, pues sabemos que es un truco de la publicidad.»

A Francis no le afectó tanto. «No leí la reseña porque no leo Pitchfork«, dice. «Sólo leo notas cuando alguien lo restriega en mi cara. Trato de tomar esa perspectiva del mundo del espectáculo como la vieja escuela: no importa lo que digan de ti, con que sigan hablando es suficiente. Estoy bien con una mala crítica. En mi vida, ahora más que nunca, no me afecta emocionalmente».

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Por las mismas fechas Miley Cyrus declaró que Pixies fue la única banda que escuchó durante su adolescencia. «Atraemos todo tipo de gente», dice Francis amablemente. «Te gusta pensar que entre tu público hay personas increíblemente bellas, bastante inteligentes, artísticas y que carecen de defectos. Todo el mundo es un científico supermodelo. Luego te encuentras con el clásico chico atleta de la preparatoria o de la universidad en el concierto. Me alegro de que haya comprado un boleto para vernos. Sin embargo, si me lo encontrara en otro lugar, sólo pensaría que es un gran puto idiota. Pero, bueno, son mis clientes. La música es para todo el mundo».

Antes de continuar, hace una breve pausa para argumentar su comentario. «Es muchisimo mejor que a la gente le apasione la música a que le apasione ser un imbécil o un fascista o un homófobo. Si una persona pesimista deja de ser negativa por sólo escuchar mi música, eso es increíble. La próxima vez que porte ese pesimismo, tal vez no lo hará por mucho tiempo, se le olide o incluso llegue a cambiar. Indudablemente yo he cambiado por la música, porque a través de ella te da mucha alegría. En algún momento te dices: “¿Conseguiré que toda la pinche mierda que hay en la vida se termine? ‘A la chingada, mejor vamos a escuchar un poco de Thelonious Monk o Bill Evans, hombre. ‘Fucking-A’ «.

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Por la manera en que lo dijo, se nota que a Black Francis la edad le ha tomado ventaja. Parece como si estuviera más relajado y feliz al poner algunos discos viejos de jazz en una tarde fresca. Después conversas con él sobre Pixies y toda la admiración se desborda.

Los planes para estar de gira se se extienden hasta el final de la primavera en 2015. Como su nombre lo indica, EP1 es sólo el material de inicio, habrán más cosas (todavía hay algunas canciones sobrantes de la sesión del año pasado con Gil Norton que aún no han sido lanzadas). «Va a ser una sorpresa», es todo lo que Francis nos puede decir .

«No seremos predecibles», añade Santiago. «Con el formato digital y las redes sociales, no se tiene por qué planear. Una vez que tengas los huevos en una fila, está listo para lanzarse.» Los fans no necesariamente deben esperar un álbum tradicional. Son catorce temas y una portada diseñada por Oliver Vaughan no lo hacen un álbum milenario de Pixies. En un abrir y cerrar de ojos no se liberarán campañas de publicidad para anunciar el nuevo LP. En vez de eso, debemos estar preparados al mero estilo guerrillero para saber las noticias de Pixies, pues sin previo aviso nos darán de que hablar.

«Nuestro manager nos dice: ‘Se acabo el formato del LP’ «, comenta Francis. «En este momento no hay ningún nuevo formato que tenga sea el preferente, sólo existen lazos emocionales con los formatos existentes. Las estrellas del rock-and-roll se han perdido y la importancia del LP tampoco es la misma. Eso es porque la gente ha pagado de más por cada álbum por mucho tiempo, pero ahora grabada todos los discos de la historia en sus manos». Pero a Francis no le preocupa mucho cómo cómo se libera la música. Eso es algo que sólo el manager tiene que averiguar. Él y cada integrante de la banda están más emocionados de  tocar ante un ferviente grupo de legendarios fanáticos y de jóvenes melómanos que ni siquiera habían nacido cuando Come On Pilgrim irrumpió en la escena. Es el momento en que Pixies vuelvan a crear lo que identifica su estilo, haciendo lo que deben con todo el drama personal que esto conlleve.

«Me metí en esto para hacer música», dice Francis. «Es todo lo que siempre he hecho. Estoy feliz. Hago lo que me gusta hacer. Nadie me ha dicho que no puedo grabar una canción o trabajar con un determinado productor. Tengo la completa libertad artística de hacer una vida en ella. Pongo comida en la mesa para cinco niños. ¿De qué diablos me tengo que quejarse? De nada.»

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