Por Milton Barboza, Director Editorial de FILTER México
La rutina me está comiendo, poco a poco mi cuerpo pide algo de paz en medio de una ciudad caótica que no descansa, que todo el tiempo lleva en los ríos de autos momentos estresantes, pero siempre hay algo que no deja que eso me deje desesperar.
La visión es perfecta en mi nuevo MINI, justo cuando enciendo el motor, no hay nada que interfiera en mi perspectiva, comienzo a avanzar sigilosamente pero es inevitable que las miradas apunten hacia mí. No dudo en acelerar un poco, perderme en la calle sin que el volante deje de ser estable ante mis manos.
Sport, Green o Manual, todos los tipos de manejo son permitidos en mi mundo, ese que se mueve conmigo a donde yo quiera o imagine proporcionado por MINI, no hay fronteras para nadie en este nuevo trotamundos.
¿Hablar del mundo virtual? Ya no hay más que hacer, lo tengo frente a la ventana intuitiva que me deja decirle al mundo lo que soy, lo que vivo minuto a minuto en esas redes sociales que tanto me consumen, pero sin perder mi vista de lo que está delante de mí; seguridad 360 podría llamarlo yo, un extra de calidad en los sistemas dirán los creadores del nuevo MINI.
De la música puedo decir todo, el sonido es inquebrantable, envidiable y sobre todo envolvente, no puedo pedir más, sólo armar un buen playlist con rolas de todo tipo que va del punk, al garage, pasando por el shoegaze, el electroclash, un buen hip hop y hasta un house de increíble manufactura.
He olvidado el inicio de ese pensamiento de hartazgo y lo he cambiado por el de la tranquilidad y el deleite de pasar momentos lúdicos en este espacio que es sólo mío y de nadie más. Bajo de mi nuevo MINI y me doy cuenta que mi universo está aquí y ahora.
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