Foto Tanya Chavez
Por Daniel Ocaranza
Difícilmente algún artista de Nueva Zelanda visita la ciudad de México; difícilmente alguien con solo 17 años de edad agenda presentaciones fuera de su continente; difícilmente alguien con solamente un álbum de estudio en su carrera musical agota las entradas para un show en algún país ajeno; y si alguien logra recolectar todos esos triunfos, más difícil aún es que dicha presentación fuese llevada a cabo con éxito, sin embargo, la singular cantante y compositora, Lorde, pudiera vanagloriarse de ello.
Todo se fusionó de una manera equilibrada para que la actuación que Ella Maria Lani Yelich-O’Connor tuvo por primera vez el día de ayer en la ciudad de México, fuera ejecutada de forma victoriosa.
Desde días antes, quienes se encargaron de organizar el show de la neozelandesa, anunciaban que este se efectuaría con puntualidad; cosa que resultaba poco creíble y probable por lo que la experiencia dicta y porque se trata de nuestro bello país; sin embargo, cuando todos disfrutaban de un cómodo ambiente entre melodías de Air, Warpaint o Mapei, la iluminación desapareció con una puntualidad más que exacta, permaneciendo solo la del escenario, para que de esta forma, y para sorpresa de todos, los músicos que acompañan a la ganadora de dos premios Grammy, salieran a escena; premios que por cierto eran presumidos por uno de ellos en forma de estampa con la forma del galardón pegada a su MacBook creadora de sonidos.
Cuando el reloj marcaba las 21:00 horas, la abundante cabellera de Lorde y su oscuro maquillaje ya podían ser observados en el Auditorio Blackbery, al ritmo de piezas como “Glory and Gore”, “Biting Down” y “Tennins Court”, mismos que la joven cantante disfrutaba entonar con un empuje y movimientos enérgicos peculiares; movimientos y sensaciones que eran transmitidos a la –en su mayoría– joven audiencia, misma que fue calificada como la más ruidosa por la misma cantante.
Un momento de reposo se percibió en el ambiente tiempo después, cuando la intérprete llevó a cabo la pieza “Swingin Party”, cover a The Replacements, que tranquilizó por un momento los casi desbocados gritos de los asistentes. Momentos después la creadora de ‘Pure Heroine’, continuó con algunas melodías más incluidas en su mencionado álbum debut como “400 Lux” mismas que provocaban sarcásticos comentarios entre el público como “¿otra vez la misma?”.
Sin embargo, instantes después, Lorde dio un cambio a los sonidos para interpretar su colaboración con Son Lux, “Easy (Switch Screens)”, la cual destacó en su presentación por exhibir ritmos diversos a los de sus melodías, dándole una frescura al show.
La interacción que la neozelandesa pretendía tener con la audiencia, en donde algunas cuantas palabras en español y frases como “I’m so greatful for your support and your love”, estuvieron incluidas, resultó algo ameno para la misma, incluso cuando pronunció todo un discurso antes de dar paso a “Ribs”, la cual se convirtió en una buena entrada para que segundos más tarde finalmente sonará la razón por la cual Lorde vive el momento que vive; “Royals”. Melodía que inmediatamente lanzó brazos y manos para grabar el momento, así como voces al aire.
El final de la primera visita de Lorde a nuestro país se presentó con “Team” –otra de las más tarareadas y aplaudidas– y “A World Alone”, misma que dio fin a dicha presentación entre miles de papeles coloridos que habían sido arrojados al aire momentos antes. Enfundada en una particular prenda dorada que fungió como capa, Lorde dijo adiós a la Ciudad de México, con la respuesta de un público ávido por escuchar más de la cantante; público que cumplió y formó parte del éxito de su presentación.
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