Another Eternity
Purity Ring
4AD
77%
Por Roy Rojas / @Royswell_
«Eres luna,
Seré la tierra,
Cuando estallemos,
Comenzaremos de nuevo..o querido,
Comenzaremos de nuevo, Comenzaremos de nuevo”
– «Begin Again»
Alguien rompe tu corazón, tomas un boleto, subes al metro, cierras los ojos y sientes los cambios de velocidad, sientes cuando se detiene y da un jalón que hace te estrelles contra un tubo o el cuerpo contiguo, sientes esas pequeñas pausas en el trayecto cuando parece que frena pero no lo hace del todo. No abres los ojos y cubres tus oídos. Te sumerges en una oscuridad profunda mientras por dentro estás sangrando de dolor. En una estación el metro simplemente no avanza, estás desesperado por llegar a un destino porque quieres llorar y sacar todas esas emociones en ebullición. El estómago está oprimido, tienes una sensación de algo que obstruye la garganta y no sabes qué hacer. Quieres correr. Quieres huir. La temperatura normalmente es caliente en el metro, pero esta vez misteriosamente se siente fría, uno de esos extraños fenómenos que no puedes explicar, como la razón de la existencia, y tu cabeza es un torbellino de pensamientos… así se siente el nuevo álbum de Purity Ring, Another Eternity.
Así que en cuanto llegas al final de la línea corres a prisa, empujas a los que se amontonan en las salidas, abandonas esa estación y tomas un respiro. Tu cuerpo y mente descansan. Megan James y Corin Roddick son el medio para experimentar esa gama de emociones, en su nuevo álbum el dúo de Edmonton transforma sus sonidos etéreos en un pop/trap/ futurista con velocidades atrabancadas sin dejar de lado lo cristalino que los caracterizó en su debut Shrines.
35 minutos después de que te aventuras a someterte a un álbum caracterizado por la consistencia, la unidad en su sonido y la temática amor/desamor/amor, podrías sentir aliviado, pero con ganas de repetir el viaje. Purity Ring trae una gama de sonidos que combina muy bien el electro de masas (EDM), el pop en estructura, lo ambiental en sus secuencias minimalistas (el inicio de «Stranger Than Earth») y la voz de James que podría pertenecer a cualquier popstar del momento. Lo sencillo y común que pensaríamos respecto a su sonido es en realidad una falsa percepción, en una primer escucha suena demasiado comercial… pero lo único cierto es que requiere la suficiente atención para comprender de qué se trata Another Eternity: la materialización de un sentimiento.
Grabados en un estudio propiamente –Shrines lo trabajaron a distancia, Roddick enviando pistas de grabación y James colocando su voz en ellas-, los diez temas que componen esta ambientación electrónica del dolor son bastante atractivos para llevarte al siguiente, con un ritmo sólido y elementos sorpresivos que van de lo misterioso/perverso a lo alegre y festivo.
La recurrencia de algo que termina, de las lágrimas y la sangre en su contenido como en “Bodyache” con Megan James cantando:
“Mentí, ahora estoy recostada despierta, lloré hasta que mi cuerpo dolió”
en “Sea Castle” cuestionándole al chico el porqué no la puede ver y pidiéndole que construya un castillo dentro de ella, o en la fatídica “Stilness In Woe”:
“Construí un reino de tus dolores,
pero está un poco cerca,
hay tranquilidad en nuestra agonía,
pero está un poco cerca”;
Es el guión de este relato con el que Purity Ring vuelve a escena sin mostrar algo sorprendente, innovador o arriesgado en sonido; pero sí muy sólido y agradable para subirnos de nuevo al vagón, cerrar los ojos y dejar que los beats y las velocidades nos arrastren a terrenos de dolor en una estética gélida.