1961-2015
En nuestro tercer día en SXSW, esto es un poco de lo que pasó: Buffallo Soldier. SXSW, como hemos mencionado, es también toda una experiencia gastronómica. Hopdoddy nos recibió una vez más con los brazos abiertos, para poner en nuestras bocas deliciosas hamburguesas (la Buffallo Bill con carne de bisonte es un lujo) y malteadas (prueben la de chocolate + pretzel). Abrazo de Dios.
Cabecitas blancas. Cerca de las 7, y después de caminar un poco para bajar la hamburguesa, el Stubb’s fue testigo de un show que quizás jamás habríamos imaginado presenciar. La legendaria banda inglesa The Zombies demostró a un público mayoritariamente “veterano” que mala hierba nunca muere, y con clásicos como “Time of the Season” y “She’s not there”, la banda de Colin Blunstone y Rod Argent no transportó de regreso a los 60’s, al verano del amor.
Inundación de noise. Nuevamente el Cedar Street Courtyard sirvió como sede para el showcase de nuestros amigos de la Flood Magazine. La cartelera en esta ocasión era de primera fila, pues primero pudimos ver a nuestros ya conocidos Vaccines (muy fresca está su actuación en el Vive Latino) en un breve pero consistente set. Acto seguido, los canadienses Viet Cong tomaron el escenario, lo masticaron y lo escupieron. La propuesta post-punk de este cuarteto (quinteto al final del show debido a una lesión del baterista Mike Wallace) se disfruta mejor a un volumen alto, cuando las paredes vibran (hecho reflejado en la espectacular cerradora “Death”). El showcase continúa con presentaciones de Metz, King Tuff y Courtney Barnett, pero ya tenemos en la agenda una visita al Bar 69.
2:54: Las hermanas Colette y Hannah Thurlow nombraron a su banda 2:54 inspiradas en “History of Bad Men” de los Melvins, en una clara declaración de intenciones. Su presentación en el showcase de Dr. Martens no atrajo quizás demasiada atención, pero eso no disminuyó el ímpetu de su ejecución, en un show donde lo más aclamado fue, además de la belleza de Hannah, las canciones de su disco debut del 2012.
La misa del padre Edward. Nunca pensé que alguna vez me formaría una hora para entrar a la iglesia. Esta vez se cumplió. La razón: la presentación de Edward Sharpe and the Magnetic Zeros en la Iglesia Central Presbiteriana, escenario perfecto para ver a la banda pues la sinergia que genera Alex Ebert (en su papel del mesías Edward Sharpe) con el público es inigualable. Se mezcla entre ellos para cantar, los sube al escenario, baila con ellos, los abraza. Así sí vamos a misalos domingos.
Cerramos la noche con Surfer Blood, al son de ritmos que oscilan entre el indie y el surf (valga el nombre). Por momentos, particularmente en “Demon Days”, nos recuerdan a los Pixies. El showcase sirvió como una presentación de su nuevo material, 1000 Palms (2015, Joyful Noise Recordings), teniendo una cálida recepción.