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COBERTURA

Talking Heads sigue marcando estilo 35 años después con ‘Remain In Light’

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Por José Carlos Martínez

Siempre hay discos, en cualquier género,  que renuevan totalmente la forma de escuchar música, ya sea por su sonido, o por el alma infalible de la banda que lo interpreta; es por eso que desde que la música es parte del ser humano siempre han existido músicos que han fomentado esa renovación de forma suprema.

La década de los ochenta no fue la más brillante en cuanto a cambios generacionales, pero tuvo su parte de genialidad, y una de ellas fue lanzada exactamente en 1980 por una de las bandas más emblemáticas de la época formada por David Byrne llamada Talking Heads, y fue su cuarto álbum de estudio titulado Remain In Light.

Lo que los integrantes de la banda querían lograr con este disco era disparar la idea del líder Byrne, experimentando con diversos sonidos. A pesar de que Talking Heads ya gozaba de mucho éxito gracias a su producción anterior, Fear Of Music, las cosas entre los integrantes no iban muy bien, ya que los miembros comenzaban a disgustarse por el excesivo control que Byrne tenía sobre todas las producciones. Por eso cada uno  se aventuró a diferentes lugares para escuchar diversos géneros y estilos e integrarlos al sonido de la banda, lo que provocó que este álbum sonara más a un trabajo de grupo y no a un simple acompañamiento para Byrne.

Cada uno de los músicos que eran parte de Talking Heads siempre fueron personajes inquietos y de otra mentalidad, grabando las pistas instrumentales como una serie de samples y loops, logrando innovar en aquella época. Uno de los elementos fundamentales para esta producción fue la lírica; basada  en la literatura africana.

El productor Brian Eno aportó su visión futurista; contando con músicos increíbles en las colaboraciones como Nona Hendryx en las voces, Adrian Belew en la guitarra y Robert Palmer en la percusión, consiguiendo que Remain In Light se convirtiera en el mejor álbum de Talking Heads.

Compuesto por tres temas principales y un b-side de cinco canciones, todo comienza con “Born Under Puches (The Heat Goes On)”, donde el bajo de Tina Weymouth marca la pauta de ritmos africanos que acompañan a Byrne que como siempre se encuentra alienado escupiendo sus canticos al estilo vudú.

El segundo tema es “Crosseyed and Painless”, que con su sección rítmica entremezclada nos muestra la sensualidad de Remain In Light, completándola con letras que nos hablan de hombres paranoicos, sin duda un tema muy recurrente al mundo de Byrne.

“The Great Curve” es el final de la primera cara y la principal inspiración de Ribert Fripp para la remodelación de King Crimson, tanto que decidió llevarse a Adrian Belew para componer Elephant Talk. Al escuchar esta canción comprobamos que Belew es único a la hora de hacer sonar su guitarra.

El b-side comienza con “Once in a Life Time”, una canción que marcó época y estilo musical, saliendo clones de su sonido como champiñones en un grandioso bosque. Su afrobeat hipnótico e insistente acompaña en todo momento a Byrne de manera pletórica.

Uno de los temas favoritos de este material es “Houses in Motion”, en donde el ritmo embriagador que le imprime Fela Kuti es hechizante, acompañado de la trompeta de Jon Hassell que termina dándole pinceladas coloridas y cautivantes.

Con “Seen and Not Seen”, Talking Heads volvió a sentar las bases para que futuras bandas que tengan a Remain In Light como biblia no pierdan el tono. Modernismo con raíces profundas sin caer en lo vulgar es la gran clase que los Talking Heads mostraron en esta canción.

Casi estamos llegando al final de este álbum, y “Listening Wind” es otro impecable tema en donde Byrne canta de manera lasciva y ensoñadora, como una alfombra voladora viajando sobre paisajes de ensueño. Escuchando los teclados detalladamente nos daremos cuenta de que Massive Attack tomó mucho de este álbum, sino compárenlo con su primera y soberbia producción, Blue Lines.

Para cerrar con broche de oro, Talking Heads eligió la canción más oscura del disco, tocando al darkwave con un clima totalmente introspectivo y de lamento, en donde Byrne ejerce de zahorí del futuro indicando el camino a seguir.

Sin duda Remain In Light es un disco esencial para los amantes de las mezclas extrañas, oídos receptivos y devoradores de la diversidad. Un material que marcó un estilo en su época y lo sigue haciendo actualmente.

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