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EVENTO

Dos noches con Radiohead en El Palacio de los Deportes

Por Ernesto Olvera
Fotos Chino Lemus / OCESA

Radiohead siempre han sido complacientes con sus fans, pero al mismo tiempo les encanta jugar con las emociones de las personas que se dan cita en sus conciertos, ya que con el simple hecho de cambiar los setlist dejan abierto un mundo de posibilidades y frustraciones para todos aquellos que no pudieron asistir a los dos conciertos que dieron en El Palacio de los Deportes.

Pero esa ya no es ninguna novedad, ya que desde que aterrizaron en la Ciudad de México con el In Rainbows, siempre dejan lo mejor para la segunda fecha y es ahí donde la primera pierde algunos grados de relevancia por todo lo que dejan fuera del setlist. Pero vamos por partes, el pasado lunes la banda tomó el escenario luego de un denso y versátil set de Shabazz Palace que, naturalmente. no fue del agrado de muchas personas debido a que no estaban en el mood más adecuado para ver a la dupla en escena. Ya saben, solo querían ver a Radiohead sobre el escenario y aunque no fueron nada groseros con ellos, era evidente que la desesperación se apoderaba de las personas que llegaron desde temprano para tener un buen lugar en la pista.

Pero dieron las 9:10 PM y entre un mar de gritos y aplausos, Radiohead arrancó su concierto con «Burn The Witch» y «Daydreaming», lo cual nos hizo pensar que estaría repitiendo la misma fórmula con la que arrancaron su gira: tocar en orden las 5 primeras canciones de A Moon Shaped Pool y luego tocar un madrazo. Sin embargo, le dieron un pequeño giro al quitar «Decks Dark» y seguirse de lleno con «Desert Island Disk» y su increíble «Ful Stop».

«Ful Stop» fue la canción donde todos terminaron de despertar y de entrar en la realidad que estaban viviendo en ese momento: Radiohead volvió a la ciudad y volvieron para complacernos con un recorrido a través de su historia. En ambas fechas tocaron las mismas canciones de A Moon Shaped Pool, pero dentro de sus dos horas de duración fueron rotando clásicos como «My Iron Lung» y «Pyramid Song», que sonaron en la primera fecha, y al día siguiente en su lugar estaban «2 + 2 = 5» y «No Surprises».

Si bien The King Of Limbs no es su mejor disco, es importante hacer énfasis en lo bien adaptadas que están las canciones en su formato en vivo como el caso de «Bloom», sin dejar de lado «Lotus Flower» que, con un par de cambios en su estructura, le dieron un poco más de libertad a Thom Yorke para que sacara sus clásicos pasos de baile y con ello echarse a toda la audiencia encima.

Por otro lado y como un pequeño paréntesis, es importante que aquellos que avientan el vaso de cerveza «por diversión» se ubiquen un poco, ya que durante la primera fecha le terminó cayendo uno a Jonny Greenwood mientras tocaba y no, no fue nada gracioso y estamos seguros que a él tampoco le pareció algo realmente agradable.

«Nude», «Everything In Its Right Place» e «Idioteque», fueron el trío ganador con el que la banda nos acercó al primer encore de ambas noches y es ahí, donde el sentimiento de emoción e incertidumbre fue en masa, ya que una vez que volvieron al escenario se dieron el lujo de tocar canciones que no suelen aparecer tan a menudo en sus conciertos como el caso de «Let Down», «Planet Telex», «How To Disappear Completely» y «You And Whose Army». Quizá en la primera fecha quedó un vacío en muchas personas por no haber escuchado «Paranoid Android», pero ya saben… era obvio que en la segunda estaría pasando y con ello no solo escuchamos uno de los más grandes monstruos de su repertorio, sino que después de eso nos encontramos con «There There» antes del segundo encore.

Después de la segunda pausa llegó el momento de la nostalgia; ese que hasta se pone un poco romántico por la acción que tuvo la audiencia al encender la luz de su celular e iluminar todo el Palacio de los Deportes mientras sonaba «Fake Plastic Trees». Cada que la tocan en vivo, es un momento donde la piel se eriza por completo y sumándole el hecho de que estuvo acompañada de «Exit Music (For a Film)» en la segunda fecha, el escenario era el más adecuado para mandarnos a nuestras casas con el corazón de fuera gracias a «Karma Police» (cabe mencionar que así estuvieron cerrando sus conciertos).

 

Pero no fue así, la banda decidió cerrar sus dos conciertos con «Creep» y si nos ponemos a pensar que acaba de cumplir 23 años, es totalmente válido que la canción haya sonado en ambos conciertos. Quizá no fue la mejor elección para cerrar dos noches que nos llevaron de paseo por una montaña rusa de emociones, pero de igual modo fue la canción más coreada de la noche y con eso solo quedó reafirmada la relevancia que sigue y seguirá teniendo Radiohead con el paso de los años, ya que tal y como ellos mismos lo han mencionado: Todavía queda Radiohead para rato.

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