Por Ernesto Olvera
Fotos Santiago Felipe
Pensar en un concierto de Björk en la CDMX era prácticamente imposible. Un sueño guajiro, un evento que fue generando distintos mitos y leyendas sobre las razones por las cuales no se podría presentar en el corazón de nuestro país, poniendo como principal factor los ambientes naturales sobre los que suele presentarse y que no suelen abundar en la ciudad.
Pero ese sueño casi imposible se hizo realidad la noche de ayer en el Auditorio Nacional, en un concierto donde el porte y la clase que la caracteriza se encargó de bañar el recinto con una magia muy particular; una con la que cada uno de los asistentes necesitaba cazarse para generar un vinculo personal que hiciera que el alto costo de los boletos valiera la pena.
Es por eso que después de tantos intentos fallidos en los que Björk pedía que no sacaran sus celulares para tomarle fotos o grabar vídeos, finalmente se cumplió para que pudiéramos vivir un concierto en su estado más puro y natural.
Aunque no faltaron las personas que gritaban tonterías como ‘show your face’ o ‘eres mi novia’ (principalmente un vato en prensa), daba la sensación de que Björk entabló una conversación bastante personal con cada una de las personas que se encontraban frente a ella y que aplaudían sin temor a nada cuando comenzaban a sonar las primeras notas de «Stonemilker» y «Lionsong», canciones que dieron pie a la primera parte del set con 6 canciones de Vulnicura.
Naturalmente el primer acercamiento que tuvimos al formato de su concierto en el Auditorio fue en el álbum en vivo que lanzó el año pasado, en el cual básicamente teníamos un ‘spoiler’ de los elementos distintivos que harán que su presentación en Ceremonia sea completamente diferente.
Y aunque después de las primeras 6 canciones se aventó una pausa de casi 25 minutos para cambiar de máscara, a su regreso nos dio un fino recorrido a través de su historia con clásicos como «Bachelorette», «I’ve Seen It All», «Jóga» y «Pluto», los cuales tuvieron un arreglo de cuerdas bastante elegante al mando de una orquesta mexicana.
El trabajo de los músicos locales fue simplemente perfecto. Tanto la ejecución como la manera en la que acompañaban las potentes cuerdas vocales de Björk, hicieron que en ningún momento se le perdiera el hilo a su presentación, en la que tal vez no se extrañó la parte visual que suele acompañarla en sus montajes escénicos más notables.
Las diferencias que habrá entre su shows en el Auditorio y Ceremonia son bastante obvios, ya que mientras en su presentación de ayer tuvo un respaldo abundante de elementos orquestales que debe ser apreciado desde las bancas, en el festival estará acompañada de Arca para soltar hit tras hit y no desesperar a las personas que no andarán en mood de chutarse un concierto super relajado.