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COBERTURA

#CeremoniaEnDomingo con Björk, Underworld y Nicolas Jaar

Fotos Fresale / Dayan Álvarez / Santiago Felipe

La quinta edición de Ceremonia llegó en el momento perfecto, con el cartel perfecto y con todas las cosas a su favor, comenzando porque a la cabeza tenían a uno de los artistas más importantes de toda la historia y que incluso representaba todo aquello que quería lograr el festival desde su primera edición con Animal Collective y Purity Ring.

Pero a todos los festivales siempre les toca pasar por un momento que desestabiliza a cada una de las personas que le dan vida, tanto a los organizadores y promotores, como a las personas que se desplazan miles de kilómetros con tal de pasarla a toda madre en un festival acompañados de sus bandas favoritas.

Lamentablemente a Ceremonia le tocó pasar por esto en SU año, ya que con el delay en el acceso que terminó por mover las actividades del festival al domingo, las cosas no lucían nada bien con él debido a que los vientos con los que amaneció el Foro Pegaso el sábado bastaron para sacudir varios puntos del festival, provocando que las autoridades dijeran que las condiciones no eran las más adecuadas para poner todo en marcha como se tenía planeado.

Llámese descuido o como le quieran poner, al final fue un factor importante en lo que cada uno de ustedes ya sabe a la perfección. Sin embargo, los organizadores se pusieron las pilas para sacar adelante el festival y rescatar todo lo que se pudiera para brindarnos una experiencia satisfactoria como cada año. Porque si algo tiene Ceremonia, es que siempre tiene las capacidades suficientes para reponerse de cualquier golpe, principalmente cuando se trata del clima.

Ya saben, en la primera edición llovió todo el día, en la siguiente la lluvia hizo un caos después de Flying Lotus, sin mencionar el granizo y los rayos que aparecieron mientras tocaba Kaytranada. Quizá esta vez las condiciones fueron aún mayores, pero ese también representó un reto para el festival: salvarse o hundirse por completo.

Afortunadamente pasó lo segundo y en este #CeremoniaEnDomingo nos empezamos a reponer del impacto del sábado con James Blake, quien fue el encargado de inaugurar las actividades del Escenario Corona en punto de las 3 PM.

En los primeros momentos la incertidumbre estaba por los cielos, pero el británico supo cómo llevarnos a la perfección de un mood a otro, con todo y que en nuestra mente pasaba constantemente la chaqueta mental de ver a James Blake colaborando con Vince Staples en «Timeless». Solo que a falta del rapero, en esta ocasión esa combinación no pudo ser realidad.

Luego de un elegante set nos quedamos en el mismo escenario para ver a Sotomayor, quienes un día antes serían los encargados de arrancar con las actividades de Ceremonia, y que con su serie de secciones rítmicas bastante adictivas, se dieron a la tarea de reemplazar esas emociones extrañas que golpeaban a nuestro corazón, con una inyección de energía con la que poco a poco se fue armando la fiesta de la mano de las personas que se animaron a caerle de nueva cuenta al Foro Pegaso.

Musicalmente, la banda ha adquirido una notable madurez y eso seguramente se verá reflejado en su próximo lanzamiento, ya que además en el escenario es más que evidente que ya tienen la confianza suficiente para darse el lujo de entablar una conversación corporal con todo aquel que se encuentre frente a ellos.

Después del mar de quejas, el hate, los expertos en corrientes de aire, los corazones rotos y aquellos analistas que piensan que son Protección Civil, la reacción de las personas fue la mejor de todas, ya que conforme fueron llegando se quitaron la tensión que acumularon en las pasadas 24 horas para pasarla bien en compañía de sus amigos, así como en las distintas activaciones que se podían encontrar a lo largo del recinto.

Está claro que la quinta edición de Ceremonia estaba en otro nivel y que lamentablemente se mermó por lo ocurrido, pero el resultado del #CeremoniaEnDomingo fue mucho mejor de lo que todo el mundo se esperaba.

Naturalmente el festival tiene que aprender muchas cosas de las distintas situaciones que se presentaron desde que las personas empezaron a llegar el sábado, y estamos seguros de que ya están tomando nota para brindarnos una experiencia completa el próximo año, ya que no nos cabe la menor duda de que volverá más fuerte que nunca.

Aunque fue muy necesaria la presencia de Beach House, M.I.A, Vince Staples y Floating Points, la curaduría seguía siendo excelente gracias a los finos sets de Majid Jordan y Nicolas Jaar, quienes justo cuando el sol se iba ocultando nos recetaron una dosis electrónica de alta calidad.

Hablando específicamente de Majid Jodan, con su presentación no nos quedó la menor duda del por qué se codean con figuras del calibre de Drake, ya que las habilidades musicales que tienen son las más adecuadas para producir hits que se queden grabados en nuestra mente para siempre.

En cuanto a Nicolas Jaar… bueno, ¿Qué podemos decir sobre Nicolas Jaar? El chileno es un maestro y domina a la perfección el arte de la manipulación electrónica, ya que sus presentaciones no nos entregan de lleno los beats como suelen hacerlo otros productores. No, lo que hace él tiene clase y maneja cada secuencia con mucha cautela para sacudir nuestro cuerpo con beats bastante finos que nos envuelven por completo.

Este marcó su regreso al festival después de haberse presentado en su primera edición, justo antes de Animal Collective, lo cual en parte hizo que nos sintiéramos en casa porque estábamos frente a un ya viejo conocido.

Con canciones extraídas de sus dos álbumes y segmentos de los sencillos que fue publicando en los últimos 4 años, Nicolas Jaar fue el amo y maestro de Ceremonia. Y no es para menos, ya que un productor de su talla siempre será sinónimo de calidad.

Aunque dos días antes estuvo en Guadalajara, el sábado por la noche fue calentando motores con un repentino DJ set en Departamento, lo cual se vio reflejado en la manera con la que mezclaba y adaptaba las melodías que componen sus canciones, sin mencionar el mar de sensualidad que derrochó sobre el festival en cuanto tomó su saxofón.

Después de tremenda actuación, llegó el momento de ver la presentación más esperada de todo el festival, ya que por más weirdos que quieran ser al decir que ‘no les importaba Björk’, al final su show se tiene que experimentar al menos una vez en la vida, y más cuando contó con el respaldo de Arca y la misma orquesta mexicana que estuvo en el Auditorio Nacional.

Las diferencias entre sus dos shows en México fueron más que evidentes, principalmente porque en Ceremonia contó con una serie de visuales con los que incluso se dio el lujo de estrenar la versión 2D del vídeo de «Notget», así como el sólido recorrido que nos dio a través de su carrera con clásicos como «Unravel», «Bachelorette», «Wanderlust», «5 Years» y por supuesto, «Isobel», en la que decidió poner al mando a Arca para presentar en directo la versión que armó el año pasado.

Otro de los aspectos que hicieron que su presentación fuera memorable, fue el inesperado uso de pirotecnia y las llamaradas de fuego que aparecían por detrás de Alejandro Ghersi en los momentos más intensos. Obviamente el poder escuchar «Hyperballad» mientras el escenario se iluminaba de mil formas hizo que el escalofrío en la piel fuera colectivo; que la nostalgia fuera la protagonista y que más allá de las polémicas que se desataron con el festival, pudimos sentir y vivir al natural el genuino espíritu de Ceremonia.

Björk nos dejó sin palabras, pero aún le quedaba carnita al festival con los sets de The Black Madonna y por supuesto: Underworld.

Si hay una banda que no necesita mayor presentación y que nunca en la vida debe ser interrogada por la calidad de sus conciertos, son ellos, ya que desde el primer momento saben cómo demonios convertir un espacio en una enorme fiesta que bien puede reflejar la intensidad con la que se vivían los rave de los 90.

Sabemos que no se pueden dejar de lado muchas de las cosas que pasaron un día antes y que no se podrán olvidar de la noche a la mañana (principalmente por la inversión de cada uno), pero más allá de acabar con el festival o los organizadores, sería bueno generar una lista de ideas o peticiones para ayudar a que siga creciendo y que no nos encontremos con historias similares en festivales hermanos.

Porque al final, Ceremonia es parte de iniciativas bastante valiosas que han logrado ponernos en contacto con nuestros artistas favoritos y que resultan vitales para la situación en la que nos encontramos. Esas sensaciones se apoderaron de todo mientras Underworld daba un increíble show y que en definitiva deben servir para contribuir a esta bonita comunión.

Te queremos mucho, Ceremonia.

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