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COBERTURA

Viviendo experiencias incomparables en el cierre de MUTEK MX

Por: Steff Torres / @stefftorress

Después de las intensas jornadas que vivimos en los Nocturnos, para cerrar de una forma más relajada los 15 años de MUTEK MX, el Museo Tamayo volvió a ser el lugar ideal para marcar un hasta luego. Con un sol radiante, la explanada de este recinto desde temprana hora se vio colmada de una vasta cantidad de personas, emocionadas por ser parte Experience.

Aunque el acceso a la explanada comenzó prácticamente al mismo tiempo que dio inicio la presentación de Paperworks, el productor nacional encargado de abrir este escenario, y no pudimos escuchar los primeros arreglos, su set dividido en dos mostró la dualidad que puede alcanzar su sonido. La primera parte estuvo cargada de breaks cuidados, pero que se sintieron un poco renuentes a explotar; mientras que la segunda se llenó de las atmósferas inmersivas y profundas que sabe manejar de gran forma para mezclarlas con ritmos rápidos y sincopados que se desvanecieron de forma gradual hasta llegar al silencio.

Bajando la energía que se había desplegado por Paperworks, a forma de dúo Roderic comenzó el vaivén de cuerpos con un techno clásico y relajado. Al comenzar la puesta de Sol, la figura de Kuniyuki Takahashi, se montó en medio del escenario y comenzó a soltar ritmos melodiosos y sampleos de aves que atrajeron la atención del público que ya se amontonaba tanto fuera, como dentro de la explanada por tener el mejor lugar posible.

Con saludo de bienvenida y agradecimiento por esta invitación, Kuniyuki explicó un poco su trabajo para dar paso a un set donde la experimentación fue la pieza clave para el disfrute y el baile. Su show nos introdujo a un viaje fantástico con arreglos de jazz y viento. Sí, la fusión de instrumentos tradicionales con máquinas electrónicas, era la razón por la que estábamos ahí y este productor daría pauta de lo que veríamos a continuación.

La noche había caído y era tiempo de escuchar el acto principal, Brandt Brauer Frick acompañados de Orquesta Filarmónica Mexiquense. Una luz roja alumbraba en lo alto las decenas de sillas de músicos, que lucían tan emocionados como el público.  Los ensayos fueron pocos, pero bajo la dirección de Rodrigo Macías y la comunión por la música de cada uno de los participante, este ensamble sonó impecable. La piel se erizó con el primer golpe de percusión, seguido por los delirantes acordes de cuerdas.

Fuera de la valla que rodeaba la explanada del Museo Tamayo, rodeados por árboles la mezcla de personalidades era infinita: niños, adultos, vendedores, todos permanecían en silencio apreciando el espectáculo, la comunión por la música era la misma. El sonido íntegro que acompaña la base electrónica clásica de 4 cuartos que era modificada a placer en cada pieza, provocó catarsis cuando aumentaba su velocidad e incluso alcanzó los breakbeats y una emoción profunda al dejarse llevar por la instrumentación de la orquesta y los teclados en otro momento, dejándonos con ganas de tener más conciertos gratuitos al aire libre.

Sin duda elegir un lugar abierto fue la mejor decisión para disfrutar la presentación de Brandt Brauer Frick y la Orquesta Filarmónica Mexiquense, no sólo para reafirmar las infinitas variaciones que puede envolver la música electrónica, en cualquier lugar y horario, también para dar muestra que todo oído puede disfrutar mientras esté dispuesto a escuchar Sin duda uno de mis cierres favoritos de los últimos años de este festival.

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