Fotos/Texto: José Ignacio Hipólito
Hace más de 12 años, Alcest visitó la Ciudad de México por primera ocasión, en ese entonces la banda sólo tenía dos álbumes: Souvenirs d’un autre monde y Écailles de Lune, y se presentó en un espacio llamado Billar Billy’s en el que cabían menos de 500 personas.
Ahora, en su presentación de 2023, las cosas cambiaron exponencialmente, la banda francesa se presentó en el Circo Volador ante casi 3,000 personas, con cuatro álbumes más en su discografía: Les voyages del l’ame, Shelter, Kodoma y el más reciente: Spiritual Instinct.








Esta quinta visita de la banda a la Ciudad de México representaba su regreso después de la pandemia, y como tal, tenía que ser especial.
El concierto empezó creando una atmósfera eclesiástica que se logró con la ayuda de una grabación de la pieza musical “Miserere Mei Deus”, un tema utilizado en el renacimiento durante las misas de la Semana Santa en la Capilla Sixtina para pedir misericordia a Dios.


Tras escucharse varias plegarias etéreas en el Circo Volador, Alcest salió al escenario a presentar ese último álbum que compusieron antes de que el mundo cerrara sus puertas, empezando con las canciones “Les Jardins de Minuit” y “Protection”, seguidas por el emocionalmente devastador clásico «Écailles de lune – Part 2».
A través de las voces oníricas de Neige y el guitarrista Pierre «Zero» Corson, la banda hizo sentir a los mexicanos en el paraíso, creando un ambiente etéreo.
Canciones como «Oiseaux de proie» y «Kodama», que son piezas más progresivas y pesadas, con riffs de guitarra más crudos y blast beats de batería reminiscentes al black metal, Alcest transportó a los chilangos al infierno. Así se cumplió el contraste perfecto entre el paraíso y el infierno, lo onírico y lo terrorífico, el black metal y el shoegaze.






En más de una ocasión, los asistentes corearon el nombre de la banda “Alcest”, cánticos que terminaban haciendo sonreír a todos los miembros de la banda, en especial a Neige, el líder de la agrupación, que terminó por agradecer a todos los mexicanos que habían abarrotado sus conciertos en Guadalajara, Monterrey, y por supuesto, todos los que estaban presentes en la Ciudad de México.
El concierto terminó con la canción “Délivrance”, de su álbum Shelter, cumpliendo con la promesa tácita de repasar toda su historia discográfica. Y así, la quinta visita de la banda francesa a nuestro país se grabó en los archivos históricos de conciertos en el Circo Volador.
Las luces del recinto se prendieron y todos los asistentes fueron vaciando el espacio, dejando los ecos de la misa que Alcest había auspiciado.










