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ENTREVISTA

Vitalic: Dos décadas de techno, house y electroclash

Por José Ignacio Hipólito

Pascal Arbez-Nicola, mejor conocido como Vitalic, es uno de los grandes nombres dentro de la música electrónica, uno que ha cruzado con nombres tan icónicos como Daft Punk, The Hacker, Giorgio Moroder, Basement Jaxx y Björk, y que ha trascendido los muchos subgéneros en los que lo han encasillado: techno, house o electroclash.

Con más de dos décadas de historia, Vitalic ha logrado consagrase en el tiempo, y para celebrar su trayectoria, el músico francés está de gira, visitando nuestro país y obligando a México a bailar.

Previo a su reciente presentación en el Pasagüero, tuvimos la oportunidad de entrevistarlo y esto fue lo que nos contó.

Filter: ¿Cómo te preparaste para tu show en la Ciudad de México? ¿Es diferente la manera en la que construyes tus shows?

Vitalic: Por lo general construyo una historia. A veces sigo un hilo conductor y a veces no, pero la historia está en mi cabeza mientras toco en vivo. Por ejemplo, en el Bar Las Américas. Había hecho un par de canciones en el avión y las perfeccioné en el hotel, y antes de que se acabara la noche, durante mi set, me pregunté: ¿Por qué no la toco? Y a pesar de que las canciones no estaban terminadas, quería que formaran parte de la historia de mi visita a México.

F: ¿Qué tanto dirías que afecta la audiencia en tus presentaciones?

V: Creo que la audiencia tiene una importancia del 70%. Yo no hago que el lugar se encienda, la gente lo hace. En ese sentido, soy un seguidor. Así que el show de un viernes, puede ser muy diferente al del sábado. Puede haber una energía distinta, lo que significaría que no tocaría las mismas canciones.

F: Y a través de tus 20 años de carrera ¿Cómo ha cambiado la manera en la que haces un set en vivo?

V: Hasta hace tres años decidí cambiar mi actitud frente a mis presentaciones en vivo. Ahora me concentro más en el placer de estar en un escenario. Antes era muy estresante pensar en todo lo que podía salir mal.

Es algo que le digo a mi hija, quien está estudiando cine en París, el drama no está atado a la creatividad. No tienes que sufrir para crear algo. Yo no quiero sufrir para poder crear música, quiero crear con una sonrisa en la cara.

F: Y dentro del estudio, ¿qué es lo que crees que ha cambiado?

V: Antes no usaba una computadora para hacer una canción. Y cuando terminaba un tema, así se quedaba, no podía cambiarla. Y sí, podía editarla un poco, pero nunca podía repetir algo que sonaba bien, pero que había hecho por error. Ahora con las computadoras, puedes recrear una canción que hiciste hace más de 10 años y cambiarla toda.

El salto más grande fue el software. El tener acceso a un estudio en tu casa sin tener que gastar cantidades absurdas de dinero. Si quieres comprar un compresor, ahora te cuesta 50 dólares, cuando antes, tenías que conseguirlo por casi 5,000. Es una diferencia enorme. Puedes hacer algo de mucha calidad con casi nada de dinero y creo que eso es increíble.

F: ¿Cuando haces canciones con sintetizadores y los comparas con los plug-ins de un iPad, por ejemplo, sientes la diferencia?

V: Es lo mismo. Tengo muchas máquinas increíbles. Muchos sintetizadores que ya no manufacturan. Pero cuando hago música con ellos, no se trata de cómo suenan o de cuánto costaron. Se trata de la conexión. Por ejemplo, cuando uso uno de mis sintetizadores, la conexión es física, hay interacción y esto puede conducir a accidentes que pueden agregarle valor a lo que estás haciendo. Y cuando trabajo con software, es diferente, pero puede ser igual de emocionante. Utilizo las dos tecnologías.

F: Y hablando de tecnología ¿Cuál es tu perspectiva acerca de las redes sociales y su relación con la música?

V: Nunca he querido ser parte de eso. Tener que estar siempre presente, siempre lanzando nueva música y compartiendo mi vida. A veces lo hago. Es gracioso, pero no quiero que mi vida sea parte de este flujo de información. Soy feliz siendo un boomer, aunque tal vez me identifique más con la generación X.

Estoy feliz de tener la opción de no tener que ser parte de esto. Vitalic es un proyecto con historias que contar, y estoy feliz de que nació en una época en la que las redes sociales aún no existían. En aquél momento podías desaparecer y reaparecer después de muchos años, sin preocuparte por ser relevante.

Es algo que veo mucho en los artistas nuevos que he firmado en mi sello. Son grandes músicos, pero mucha de su energía se concentra en las redes sociales, que a veces parece más importante que la música que producen.

F: ¿Cómo nació uno de tus más recientes proyectos, KOMRPOMAT?

V: Nació gracias a Rebeka Warrior. Es una cantante francesa muy punk. Un día estábamos en un restaurante comiendo almejas y empezamos a platicar de nuestros gustos musicales y una cosa llevó a la otra, y le dije: Hagamos una banda.

Le envié una canción que había escrito para el proyecto de Vitalic e inmediatamente recibí un mail con una letra. Después le envié otras dos canciones, y así estuvimos experimentado hasta que después de nueve meses, teníamos 10 canciones y lanzamos el álbum.

De hecho, estamos trabajando en una segunda placa. Son canciones un poco diferentes. Para empezar no estarán en alemán como en el primer álbum. Siento que son canciones oscuras, que estaban diseñadas para escucharse en una cueva o en una iglesia. Son como una droga, tienen sus elementos punk, pero al final del día se sienten como estar en un trance hipnótico.

F: Hablando de proyectos recientes, hiciste el soundtrack para una película llamada Disco Boy el año pasado, ¿cómo fue tu experiencia?

V: Esta fue la segunda vez que mi música es parte de una película, recuerdo que la primera vez, en realidad no hice mucho porque sólo tomaron canciones de Vitalic y las emparejaron con lo que había en la pantalla, y en esta ocasión mi experiencia fue más colaborativa.

El director Giacomo Abbruzzese me mandaba minuto a minuto, las ediciones en las que estaba trabajando, y yo le tenía que mandar un avance de la música que acompañaría esos minutos.

Me inspiré mucho en el trabajo de Wendy Carlos en A Clockwork Orange.

F: Y regresando a tu pasado, ¿recuerdas alguna historia que te haya marcado en tus 20 años de carrera? ¿Algo que en su momento te haya parecido irreal?

V: Hay demasiadas historias. Pero creo que la que más recuerdo fue la primera vez que toqué en el Sónar de Barcelona. Fue como si hubiera nacido para estar ahí. Creo que fue en el 2002, y tenía como 27 o 28. Era una cara nueva, nadie me conocía y no esperaban nada. Estuvo increíble.

También la primera vez que fui a Tokyo y a Brasil. Recuerdo mucho ir a una pequeña ciudad llamada Cuiabá en Brasil. La ciudad tiene menos de 1 millón de habitantes, y me presenté en un club en el que seguro cabían menos de 100 personas, pero parecían muchas más. Fue una locura. De hecho, el dueño del club me invitó a tocar hace poco porque había hecho remodelaciones y ahora es uno de los clubes más grandes en Brasil. Hasta hay una placa con mi nombre.

F: ¿Quedan cosas en el bucketlist de Vitalic?

V: Creo que no.Estoy haciendo las cosas que quiero hacer. Hago música, salgo de gira, trabajo para películas y algo de marketing. Esto es lo que he querido siempre. Soy feliz. Cuando empecé a hacer música no pensé que seguiría haciéndolo 20 años después.

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