Fotos: Paola Baltazar
En un fin de semana donde estuvieron sucediendo demasiadas cosas con conciertos masivos, otros pequeños y actividades gratuitas en la CDMX, no podíamos dejar pasar el regreso del Doom City Fest después de un periodo pandémico lleno de altas y bajas que fue prolongando sus actividades.
Por fortuna, el pasado 21 de septiembre pudimos reencontrarnos en uno de los mejores espacios DIY que se han desarrollado en la Ciudad de México, principalmente al hacer eco de los sonidos que se producen en el mundo del doom, metal, stoner y esos trancazos de poder que nos hacen sentir vivos. El festival se realizó en las instalaciones de Sangriendo con dos escenarios diferentes: LSDR, siendo el primero en iniciar sus actividades con Desollado, para luego irnos directamente al interior de Sangriendo con Reverence To Paroxysm y volver con Age Of The Wolf.
Age of The Wolf
Abyssal
Al ser un festival con espíritu independiente, debemos resaltar el notable esfuerzo y el trabajo que existió detrás de esta edición, ya que la camaradería que hay entre organizadores, banda, producción, asistentes y amigos, hizo que el Doom City Fest se sintiera como estar en una maratónica fiesta con amigos, cerveza, comida, weed y música chingona.
En términos generales, el festival estuvo lleno desde sus primeras horas, pero cuando llegaron las presentaciones de Mizmor y Abyssal, era un hecho que cuando cayera la noche estaríamos ante un Sangriendo abarrotado que en ningún momento se sintió tedioso o nos provocó ansiedad social. Por el contrario, aún con las obligadas filas largas para el baño, chela y comida, fue una experiencia bastante satisfactoria llena de caras conocidas.}
Mizmor
Weedsnake
A título personal, las bandas que más nos gustaron fue Weedsnake, Eyehategod y Belzebong, ya que el sonido, el poder, la energía y conexión que hubo entre bandas y público llegó a su punto más alto, todo para dejar bien calientito el escenario para el platillo principal de esta edición: Weedeater.
Aunque en un momento del set de Weedeater hubo una falla con el audio, en términos generales todo sonó cómo debía sonar: rasposo, fuerte, sucio y ensordecedor, todo para brindarnos una experiencia donde francamente soñamos con que suceda un Doom City Fest cada fin de semana.
Eyehategod
Belzebong
Mientras se van acomodando las piezas que darán pie a la edición del próximo año y los eventos que lleguen a surgir en este intern, podemos decir que el festival es uno de los más grandes, cálidos, ruidosos y especiales que se han puesto en marcha dentro del circuito DIY del país.
¡Larga vida al Doom City Fest!
Weedeater
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