Por: Óscar Villanueva
Fotos: Achraf Issami / Toto Pons
¿Es Kendrick Lamar el mejor exponente del hip-hop actual? Lo es. ¿Fue el concierto de Kendrick un verdadero espectáculo visual, trascendiendo más allá de un simple concierto? Lo fue.
¿Fuimos afortunados en poder verlo ahora que está en uno de sus mejores momentos, poco después de su divisoria pero aun así alucinante presentación en el medio tiempo del Super Bowl? Lo fuimos.
Como parte de su Grand National Tour y sin SZA acompañándolo, durante una hora y cuarenta minutos Kendrick demostró su maestría ante el micrófono soltándonos las historias de su vida en Compton, su crecimiento como artista ante los ojos del mundo y como escéptico portavoz para una generación que ha crecido en una sociedad cada vez más caótica.

Agréguenle un increíble uso de los bailarines que lo acompañaron momentos claves del concierto como en «Humble», donde son parte esencial de la presentación , siendo una parte del balance visual de la experiencia así como los visuales, que presentados en dos gigantescas pantallas, contribuyen a la sobrecarga de nuestros sentidos.
Hubo además otros elementos visuales que enriquecieron aún más el su presentación, diversas cortinas que iban cayendo y cambiándose con imágenes como unas manos agarradas en forma de dibujo en lápiz, unas escaleras donde sucedieron algunos de los momentos callados del concierto, unos dados y aromatizante gigantes colgados, como si estuviesen en un carro (cabe notar que el aromatizante en forma de pino decía Mac Dre) y finalmente: la joya, una réplica del GNX tapado por una manta con sus faros prendidos, una verdadera delicia estética.

Se dudaba si un representante del mundo del hip hop podría llenar un espacio tan masivo como es el Estadio GNP e inclusive alrededor de las 8 pm, ya entrada la presentación de Ca7riel & Paco Amoroso (que lo hicieron bastante bien, ahora con unos disfraces como sillones con la cubierta de bolitas que luego usan los taxistas) aún se veían bastantes espacios vacíos en el recinto, pero para cuando salió Kendrick -alrededor de las 9:30 PM- el lugar ya estaba bastante lleno y con muchas ganas de saltar, cosa que sucedió a lo largo de bastantes momentos durante el concierto, siendo el primero con «King Kunta», para luego «Euphoria», la ya mencionada «Humble» ligada con fragmentos de «Backseat Freestyle» y «Swimming Pools».
«DNA» fue otra explosión de energía, así como «Money Trees» y «Poetic Justice», mientras que en «Luthor» fue donde todos desearon que SZA nos hubiese acompañado también. Por supuesto, «Not Like Us» fue la bomba de la noche, donde todos se volvieron locos.
Al final, Kendrick nos dijo que «esta no iba a ser una ocasión especial, sino algo regular» y nos daba su palabra de «va a regresar». Para todos aquellos que por alguna razón (falta de tiempo, dinero) no lo habían podido ver, que apenas lo descubrieron, que se quedaron sin su presentación en Monterrey (CDMX: 2 – MTY: 1, !ja!), o que deseaban revivir la experiencia y descubrieron que fue aún mejor que la vez anterior, esperemos que nos cumpla, porque noches así, siempre merecen repetirse.
