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Reseña 'The Feast Of The Broken Heart' de Hercvles and Love Affair

The Feast Of The Broken Heart / Hercvles and Love Affair

The Feast Of The Broken Heart
Hercvles and Love Affair
Moshi Moshi
90%

Por Roy Rojas

¿La fe en la nueva generación? Drew Millard escribe un artículo en noisey.com mencionando a Skrillex como el acto punk moderno por llevar a la juventud bajo el lema: al carajo, existimos y no somos viejos, parecido según él a la furia de Sex Pistols. Es posible que su visión sea demasiado optimista: bailar música comercial que únicamente revienta el cuerpo sin ningún mensaje más que bailar (como él mismo afirma) no suena como un acto de rebeldía, de grito a la sociedad, se escucha más bien a un desencanto egoísta por el mundo sin ninguna propuesta.

Y eso precisamente es algo contra lo que luchan cientos de artistas que apuestan a reinventar la música cada día, a rehusar lo ya hecho y convertirlo en algo diferente; generar algún tipo de emociones que vayan más allá de un “al carajo, existimos y no somos viejos”. Hercvles and Love Affair, el proyecto de Andy Butler, presenta nuevo material: The Feast of the Broken Heart una versión 3.0 (como se autodescriben) de la banda, “música house con significado, música pop que puede hablar a la mayor cantidad de gustos musicales, más que nunca es entregar algo más profundo que el precepto hedonista que se tenía de la banda”.

El propio Butler ha reconocido la clave del proyecto, los invitados. Esta vez ha armado un ensamble perfecto. Y el resultado está en los diez cortes de este álbum: la mezcla de house, techno y pop está muy bien lograda. Al carajo, existimos, pero vamos por algo distinto… algo que no tenía Blue Songs, su previo experimento con los inicios del house en los ochentas que a la mitad perdía poder, convocatoria y apagaba lentamente la emoción en su búsqueda de una exploración más lenta de este sonido.

«Quizá el nightclub no es decadente y sin significado«
(Andy Butler)

En The Feast of the Broken Heart los bajos suenan muy fregón, llenos de punch., suenan muy vivos. El techno generado por una 909 se mezcla bien las distorsiones electrónicas, pero todo adquiere significado cuando los invitados ponen sus diferentes voces en las piezas: Krystle Warren, John Grant, Gustaph y Rouge Mary. En ocasiones podemos escuchar gospel sobre la base rítmica bailable con diferentes elementos, aunque manteniendo el sentido y la velocidad de la música.

Pese a no contar con temas como “Falling” con su velocidad y tensión creciendo hasta explotar en este álbum está plasmada la visión que tenía Butler: ser agresivo, sucio, grueso y áspero. Viajas por diferentes pasajes auditivos: agudos contrastando con graves, voces gruesas en algunos temas, en otros chillonas; piezas siniestras de alta densidad sobre la cual podemos caer sin temor a caer en un vacío. Al carajo, existimos más allá de la energía explosiva, no es necesario lo escandaloso para gritar libertad, basta con la intensión y la propuesta de reinventar la música o por lo menos tirar hacia otro lado, como en el tema «Liberty«:

You can hide your emptiness. Everyone can see. You don’t need to explain yourself specially not to me. You can go anywhere in this world but you go without me.

¿La fe en la nueva generación? Yo no confiaría tanto en la nueva generación de músicos cuya única premisa es volar sin sentido, no quiere decir que lo hecho por una banda sea mejor que el sonido de la otra. No obstante, si ustedes quieren confiar en la nueva generación, escojan mejor sus bandas en las cuales depositarán sus esperanzas, pues como afirma Hercvles and Love Affair: ¡qué comience la fiesta, una vez más con significado.

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