Por Liliana Ruiz-Healy
«I only want to be in your record collection» en mi parecer es más romántico que decir: «Te amo». Mi experiencia con los viniles me ha hecho tener sentimientos encontrados. A los 12 años criticaba a mi mamá sin parar por ser una anticuada al tener toda una colección. La juzgué tanto que acabó donándolos. El día de hoy me doy cuenta que fue un gran error y me siento terrible (perdón mamá).
¿Qué ha hecho cambiar mi forma de pensar? Para empezar siempre he sido amante leal a la música. Conforme he ido creciendo he tenido la fortuna de vivir más experiencias con ella y conocerla más. Me he topado con gente que me ha enseñado y abierto puertas a ese mundo. Finalmente, mi acercamiento a los viniles cambió hace un par de meses…
Como amante de la música, también caigo fácilmente por los hombres que saben de ella, y eso pasó: salí con un romántico del vinil. Cada visita a su casa me quedaba horas viendo su colección, los poníamos y poco a poco empecé a encariñarme más con ellos que con él. Se terminó todo con él, pero extrañé los viniles. En un viajé a Berlin, me llevé una increíble sorpresa con la cantidad de tiendas que hay allá, y éste fue el momento en donde mi relación con ellos se hizo oficial. Regresé con kilos de viniles sin aún tener una tornamesa.
Cada vez que veo uno que me gusta tengo el mismo sentimiento que cuando me gustaba alguien en secundaria: la emoción al ver el arte, tocarlo, abrirlo, sacarlo, sorprenderme al ver el color y/o forma diferente y ponerlo en una tornamesa es toda una experiencia romántica y muy personal. Y sí, suena un poco a un relato porno, pero un buen romance siempre tiene esa parte. Pasé de odiarlos por anticuados, a que me dieran igual, a ahora amarlos y no tener suficientes.
Entonces ¿qué es de los viniles hoy en día? ¿Están regresando para quedarse ó sólo será una moda? No me quiero meter en estadísticas, pero hay cifras mostrando el crecimiento de su venta (sobre todo en Europa). Las razones por las que han crecido son muchas y todos tenemos nuestra razón. Pero creo que este renacimiento está atado a un deseo nostálgico de regresar a los días en donde los amigos se juntaban únicamente a escuchar música, mientras apreciaban el artwork de cada disco. Y ciertamente es mucho más inspirador sacar un vinil y pedir que lo pongan que apuntar a un iPhone.
Sea cual sea la razón de cada quien y sea sólo una moda pasajera, sin duda es algo que a muchos nos emociona y nos hace sentir bonito tener nuestros viniles. Recientemente me enteré que mi madre guardó algunas joyas, por lo que ya no me sentí tan mal, y sólo espero no tener que pagar un karma con mis viniles ahora que les tengo cariño.
¿Cuál es su amor por el vinil?