Por Pamela Escamilla
Este ciclo de Alterna Jazz llegó a su fin con el concierto de tres músicos únicos, quienes tanto con sus presentaciones en solitario como en sus colaboraciones sobre el escenario de la Sala Telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral cautivaron a los asistentes. Después de una bienvenida-despedida de Sara Valenzuela, Alonso Arreola inició el show y presentó a sus compañeros, quienes se le unieron en la interpretación.
Cuando tocó el turno del bajista mexicano, los oídos del público estaban entregados a su ejecución, pero se ganó el corazón de los presentes con lo que le inspiró un accidente automovilístico que tuvo un par de días antes en la ciudad —cuando Gunn lo acompañaba. La pesadilla que tuvo después del siniestro constó de voces estresantes entre pacíficos sueños y toques de “Money”, “Billie Jean” y “Higher Ground”, así como de Primus y Jaco Pastorius.
Después Gunn apareció sigilosamente sobre el escenario cargando dos ukuleles y Arreola contó sobre la experiencia de ambos con los instrumentos cuando visitaron África. Y así, cuatro años después de que otro foro de la ciudad los escuchara juntos, demostraron lo progresivos que pueden sonar estos folclóricos instrumentos. El sonido de Alonso bajó de volumen conforme éste se alejaba del micrófono y de la gente.
En el momento en que Trey Gunn hizo de las suyas en el show, los hizo acompañado de su inseparable warr guitar, con la que creó capas y capas de sonido entre las que los presentes se deleitaban. La interpretación del alguna vez integrante de King Crimson cerró la primera parte del espectáculo.
El concierto continuó con la presencia de Michael Manring. El músico sorprendió con las aparentemente infinitas posibilidades auditivas que tiene un instrumento con el que se pueden hacer cambios precisos de afinación durante la ejecución. “Selene” fue la canción con la que cerró su participación, aunque no el concierto, ya que al final los tres se unieron nuevamente en sonido y presencia.