Por Cristina Salmerón
Fotos por Oscar Villanueva
Ella no necesita mas que pararse firme con los brazos cruzados para hacer que ellos griten y suban sus palmas como símbolo de adoración.
María Rodríguez, alias “La Mala”, hizo del Plaza Condesa su casa. Antes que ella, Niña Dioz ya había hecho la antesala y cantó “Prefiero el asfalto”, “My City” “Lola” y “Sueños”. A los pocos minutos, subió DJ Jekey al centro del escenario, él acompañaría a la rapera española, pero antes se luciría un poco con sus tornamesas, era el encargado de dar el “calentamiento” para lo que estaba por venir.
Unos jeans deslavados bien acinturados, una gorra negra de camionero que solo deja asomar su nariz y su boca, ella extiende sus brazos hacia arriba, desenfunda su micrófono y deja ver una camiseta de diez centímetros bajo sus senos donde se alcanza a leer “Rock Fame”. Abajo, ellos la vitorean: Maaala Maaala Maaala.
Esta chica andaluza volvía al Distrito Federal después de haber estado en el Vive Latino, pero ahora con Bruja, su disco que recién vio la luz y con el que comenzó el show: “Esclavos”, “33” y “Quién manda”, todas fueron bien aceptadas por el público que no paró de mover las caderas y levantar las manos para bailar con ella.
—»Buenah al DF ¿dónde ehtán mih putah?», grita La Mala y les apunta con el micrófono para que todos griten.
Si el sudor ya se sentía evaporar con las rolas anteriores, llegó “La Niña”, “Nanai”, “Toca toca” y “Te Convierto” para humedecer aún más el ambiente. La Mala quería divertirse y llamó a chicas que quisieran desnudarse arriba del escenario. Subieron diez. La Mala bailó pegadita a ellas, se tomó fotos y luego le bajó los pantalones a una y le levantó la blusa para mostrar sus pechos. Todos abajo gritando mientras abrían grande los ojos para no perder detalle.
Tras el momento de euforia, llegó la calma.
—»Leh voy a cantar una canción que eh mi favorita, se llama “Miedo a Volar”.»
Casi nadie se la sabía, pero igual la disfrutaban con ella. Después cantó “Galaxias Cercanas” y “Por la Noche”. Pareció que se había ido sin despedirse, porque todo quedó en silencio, pero no, nunca. Volvió para que todos rapearan con ella “La Rata” y ahora sí:
—»Yo soy La Mala. ¡Paz!»