Por Roy Rojas
Es impresionante en muchos sentidos.
How To Dress Well al estar en el escenario convierte su música en una fuerza magnética tan poderosa que te arrastra hacia él; crea emociones en la piel y el alma en grados que el cuerpo no sabe cómo reaccionar, así, vulnerable y desarmado, termina por ceder.
Físicamente impone por su estatura, casi dos metros. Nos pide que lo llamemos Tom y se sienta a platicar con nosotros. Durante la plática se muestra amable y en cada respuesta se emociona y profundiza como lo hace en directo con sus dos micrófonos. Ustedes lo vieron en Ceremonia.
¿Cómo cambia la dinámica de la grabación de un álbum a tocar en vivo? ¿Cómo te preparas para dar un concierto?
Tom Krell: Para mí, al tocar en vivo tienes que trasladar la música, no es lo mismo que estar en casa con tus audífonos, es totalmente diferente la manera en que la gente recibe la música. Nosotros empezamos a ensayar hace cinco meses al principio de la gira, y dijimos, cómo va a ser esta canción en vivo, qué atributos tendrán, algunas no tienen beat, otras tienen un gran beat, algunas lo tienen en el álbum y en vivo sólo llevan un piano y cuerdas. En el escenario hay otros tres músicos conmigo, un tecladista que canta, un baterista que canta y un multinsturmentista que toca el violín, la guitarra, el sintetizador. Intentamos hacer una traducción seria de la música para el contexto de un concierto, y va cambiando según el lugar, si es un festival, un club o lugar un poco más grande.
¿Sientes una diferencia del público si estás en un festival ante una multitud?
TK: No me importa tocar para 15 mil personas o para diez personas, no importa, puedes estar en una habitación con mil quinientas personas y tener un show muy íntimo y hermoso. Puedes estar rodeado de 10 mil personas en un concierto encantador o puedes estar rodeado de 20 personas y ellos no te dan suficiente, no están ahí. He descubierto que no importa el lugar o la cantidad de personas, es difícil predecir la interacción entre el artista y el público. Por ejemplo, tocamos hace unos meses en Helsinki y nunca me había sentido tan cerca de la multitud como ahí, no sé a qué se debe, pero estábamos rodeados de cinco mil personas que nos daban todo, estaban llenos de amor. ¡Fue increíble! No sabes qué es lo que te va a hacer sentir a ti como público o al artista.
How To Dress Well pertenece a un club selecto de artistas que cuando interpretan su música para un público son poseídos por algún ente misterioso, dejan de ser personas comunes y corrientes para ser alguna especia de figura que siente en cada poro de su piel la música y lo expresan mediante gestos, movimientos y los diferentes matices que le ponen a la voz. Nosotros como público nos contagiamos de esa experiencia y sentimos cada maldita nota en la carne, no sabemos si llorar, gritar, bailar, abrazar o qué diablos hacer.
¿Qué opinas de los festivales porque de pronto parece que se pierde su propósito y hay muchos asistentes que no van por la música sino únicamente a posar? ¿Cómo los vives tú?
TK: Tienes que ser inteligente sobre qué es lo que vas a hacer en un festival, si yo vengo a Ceremonia por ejemplo, hay tres artistas que realmente quiero ver y que quizá no veré en una gira de nuevo, Jacques Greene, Kingdom vs L-vis 1990; porque nunca dan una gira juntos, entonces es como hacer un pequeño concierto para mí. La gente va a los festivales y quiere ver todo y creo que debes escoger realmente a las bandas que quieres ver y darles la justa atención y también ver alguna banda que no conozcas, como decir, no sabía de qué se trataba esta banda y está genial.
Cuando estoy en un país como México, por ejemplo, hay muchas bandas en el backstage que no conozco, eso es emocionante porque no hay mucha comunicación sobre la escena musical mexicana. Estoy emocionado sobre qué es lo que impresiona a los mexicanos, la gente intenta hacer muchas cosas en los festivales, algunos vienen y se ponen hasta la madre de con drogas alcohol… está bien, pero eso puede ser molesto.
¿Cuándo estás componiendo música qué está pasando por tu cabeza? ¿Piensas en el público, en lo qué te pasa a diario, o en las emociones que quieres transmitir?
TK: No estoy pensando mucho si soy sincero, sólo quiero ser yo desde mi corazón. ¿Sabes qué pienso? Que estamos en una maldita roca de manera aleatoria, en medio del espacio, mucho de la vida es terrible, y yo siento una urgencia de hacer algo hermoso, sólo para hacer que el día sea más fácil de sobrellevar. Es como cuando juego deportes, sólo estoy ahí, no pienso en si la paso por aquí o se la paso al de al lado, sólo voy y ya. Mucho es intuición, es tener el sentimiento.
How To Dress Well ha editado tres álbumes que sin que sea juicio radical, pero sí punto de referencia han aparecidos en diferentes medios como lo mejor del año en que han sido editados. Extrañas placas que combinan baladas a pianos, temas experimentales de corte electrónico, canciones pop de altos vuelos; todas con el suficiente corazón para provocarnos algún tipo de emoción, tristeza, ansiedad, alegría, júbilo.
En la portada de tu último álbum What is this heart?, aparece tu rostro y parece como si estuvieras experimentando algún sentimiento de tristeza.
TK: Hay una melancolía que toca todo, no soy una persona particularmente melancólica, no soy depresivo, no sufro de alguna depresión de la que he visto sufrir a algunas personas, pero digamos, si tengo un conflicto con un amigo, no voy a hacer una canción de eso. Usualmente hago música cuando siento que la vida es confusa, sí hay una cierta melancolía, eso es seguro.
A veces no sentimos totalmente confundidos, sin comprender el verdadero significado de la vida, sin saber hacia adónde nos dirigimos…
TK: Todos nos sentimos así, por eso digo que no soy un chico melancólico y todo el mundo es feliz, todos nos sentimos confusos. Como que pensamos: quiénes son estas personas, quién es esta familia, cómo le voy a hacer para que la vida justa para ese chico al que le dispararon, la gente está desesperada por saber cómo vivir, no hay muchas respuestas así que tenemos mucha tristeza y ansiedad.
Y en esos momentos, quienes nos apasionamos en la música, nos refugiamos en ella para encontrar consuelo, la música ha salvado nuestras vidas…
TK: La música también me ha salvado, seguro, sí. Es todo para mí. Cuando volamos hacia Helsinki, estaba escuchando «The Crying Light» de Antony and the Johnsons y me sentí tan, no lo sé, mi alma fuera entendida por su música, como si la música estuviera para mi alma, la música entendió mi alma y ésta comprendió a la música, y estaba simplemente ahí, escuchando y viendo, fue un momento de verdad y esos momentos de verdad pueden limpiar toda la locura y las mentiras de la vida.
Pueden ser momentos de mucha verdad, pero no a toda la música le importan esos momentos verdad, por ejemplo, si estás haciendo música dance, no necesariamente hay verdad en eso.
Hay algo de verdad en lo que dice Tom Krell: no hablamos de si sus ideas son ciertas o no, sino en el contenido de ellas. Al igual que su música, con sus respuestas sentimos que comprendemos más el mundo, la vida, a nosotros. No importa si les gusta How To Dress Well, si les gusta el punk, el synthpop, cualquier género, siempre y cuando se transformen una vez que han escuchado una canción de su agrado y sientan que se han acercado a una verdad… no importa cual sea.
No cabe duda, la música ha salvado nuestras vidas.