Por Ernesto Olvera / @Ernestime
Final Days
Cult Of Youth
Sacred Bones Records
78%
Sean Ragon es como un pequeño genio que a espaldas de todos está haciendo grandes cosas. Él no sólo tiene una banda patea traseros, sino que al mismo tiempo se encuentra fortaleciendo sus habilidades como productor al haber construido su propio estudio, en el cual fue concebido el Bestial Burden de Pharmakon y, entre muchos otros más, el álbum debut de colectivo danés VÅR.
Pero ahí no para la cosa con Ragon, su nombre aparece en los créditos de producciones de proyectos como King Dude, cosa que ha hecho que se posicione como una de las mentes más interesantes y poco reconocidas de la actualidad. Pero enfocándonos un poco más en lo que ha hecho con su banda Cult Of Youth, desde sus inicios mostró una muy interesante postura con la que su sonido se fue inclinando a la parte más purista del neo-folk y el gypsy-punk, combinación que hasta la fecha sigue siendo sumamente exitosa debido al constante equilibrio que se hace presente en cada uno de sus lanzamientos, comenzando con el álbum homónimo con el que ingresaron a Sacred Bones Records.
En su más reciente entrega bautizada como Final Days, Ragon además de mostrarnos un lado más fino y exigente para su propio pensamiento, marca un parte aguas entre la primera faceta de la banda y lo que está por venir con ellos, ya que así como Death In June fue evolucionando a lo largo de su discografía, Cult Of Youth está siguiendo sus pasos para no tener presente a la legendaria banda de neo-folk como una simple influencia sónica. Y aunque las comparaciones con Death In June y Current 93 pueden llegar a ser un poco chocantes, en esta producción las referencias a ambos proyectos se hacen presentes desde las victorianas atmósferas con las que se va desarrollando «Todestrieb», canción que sin ningún problema pudo haber aparecido en The Wall Of Sacrifice.
Después del glorioso y meditativo pasaje instrumental, la estructura de Final Days comienza a tomar una forma mucho más sólida y consistente en comparación a su producción anterior, Love Will Prevail, ya que así como puede haber una canción en la que Cult Of Youth expone su lado más hermoso como «Dragon Rouge», también dejan al desnudo la capacidad que tienen para crear himnos acelerados que evoquen «Killing An Arab» de The Cure como «Empty Faction». Pero más allá de encontrar referencias que nos recuerden a bandas legendarias que, al final del día, estuvieron viviendo en plena oscuridad, este proyecto liderado por Sean Ragon sabe cómo demonios hacer un disco al que no le falte ningún ingrediente. Es una banda que se mantiene fiel a sus principios y aunque han existido cambios notables dentro de su alineación, eso no ha impedido que su sonido se vea dañado.
En el pasado las canciones de Cult Of Youth eran más directas. Digamos que no se tomaban el tiempo de ir construyendo un muro que eventualmente fuera destruido por uno de sus momentos más poderosos, cosa que en esta ocasión ocurre desde un principio y por ende la calidad del sonido hace que nos encontremos con una imagen bien definida de lo que realmente quiere la banda: convertirse en un emblema de nuestros tiempos. Al final, esos deseos se están volviendo realidad, ya que independientemente de que no sea un proyecto con un impresionante alcance mediático, si cuentan con todas las herramientas para seguir consolidándose por ser un conjunto de músicos que es capaz de brillar por lo que hacen, que por un hype que en cuestión de meses se irá al infierno.
Lo interesante es que uno pensaría que Sean Ragon es un tipo que con cada álbum va construyendo su propio camino para dirigirse al infierno en cuerpo y alma, pero ese camino en estos momentos se encuentra más cerca del cielo con toda la gloría que se percibe en «Of Amber», sin mencionar lo bien que suena la estricta combinación de instrumentos acústicos y eléctricos en «Regression», donde además nuestros oídos pueden ser testigos de la notable madurez por la que ha pasado la voz de Ragon, ya que así como saca su lado más malévolo en «Sanctuary», también nos deleita con sus mejores tonos con la imperialista «Roses».
De algún modo se puede decir que Final Days ya no existe ese culto de juventud que en su momento nos sometió para que formáramos parte de él. En lugar de eso, Cult Of Youth se ha establecido como una banda real, la cual también llega a tener sus momentos flojos, pero eso no impide que las canciones derrochen amor de forma inusual, tal y como lo hicieron sus ancestros en los 80.