Por Ernesto Olvera / @Ernestime
Fotos Gus Morainslie
Es muy interesante el efecto que provocan las bandas británicas en México. No importa a qué género pertenezcan o sí sus discos son aclamados por el mundo o no, al final la audiencia que logran atrapar en nuestro país es suficiente para convertirlas en un gigante. Este es el caso de Temples, una banda bastante joven que en un abrir y cerrar de ojos fue firmada por Heavenly Recordings, un sello que a lo largo de su historia ha trabajado con bandas de la talla de Manic Street Preachers, con el cual publicaron su decente debut Sun Structures.
Con una influencia marcada de la música de los 70, Temples trata de mantener vivo el espíritu musical de aquella época con arreglos bastante finos y que no van más allá de la complejidad con la que se deben de desarrollar sus canciones. Sin embargo, cuando se suben al escenario para recrear los mismos arreglos de las versiones de estudio, todo cambia de forma radical, ya que su sonido se potencializa y aumenta de volumen para demostrar que, así como le son fieles a la finura británica de los 70, también le inyectan esa fuerza que predomina en bandas contemporáneas.
Su presentación en SALA estuvo abarrotada de personas que se sabían a la perfección cada una de las palabras que le dan vida a las canciones. Desde que arrancaron con «Sun Structures» y terminaron con una monumental versión de «Mesmerise», la banda no bajo en ningún momento la elegante intensidad con la que fueron llevándonos a través de panoramas británicos de los que nunca vamos a querer escapar.
En estudio por momentos evocan la clásica esencia de The Zombies e incluso, sin ningún problema pudimos haber escuchado una canción de Temples en el soundtrack de Dear, Wendy, pero en vivo es algo completamente diferente. Dentro de todo lo que ocurre en la actualidad y las múltiples comparaciones que se les hacen con Tame Impala, estos jovencitos británicos tienen su propio estilo y en todo momento dejan expuesta una pequeña sonrisa con la que realmente dejan en evidencia lo bien que se la están pasando mientras sostienen una íntima relación con sus instrumentos.
Pero más allá de primeras impresiones sonoras, en su presentación en SALA tuvimos un primer acercamiento a lo que se está cocinando en su estudio de grabación por medio de «Volcano /Saviour»; una canción que no tiene tanto poder, pero continúa moviéndose por la exquisita línea de Sun Structures.
«A Question Isn’t Answered», «The Golden Throne» y «Colours To Life» fueron algunos de los momentos en donde quedaba al descubierto una intrigante grandeza dentro del propio universo de Temples. La respuesta de las personas hacía que todas las cosas que sucedían en el exterior se redujeran a lo que estaba ocurriendo en SALA.
Entre saltos, aplausos y gente que real estaba viviendo el concierto en lugar de verlo a través de su celular, nos mostraba un lado diferente de la moneda en donde el efecto Temples es una realidad y no simplemente una moda pasajera que bien pudo terminar después de su show en el Corona Capital.
El futuro de Temples es incierto, es difícil pensar en este momento si la banda lograra sobrevivir con el paso de los años y con sus próximos lanzamientos, pero lo que pudimos presenciar en SALA fue algo realmente especial tanto para ellos, como para aquellos fans que estuvieron formados afuera del lugar desde las 3 P.M. Ese es el efecto Temples. Es un efecto con el que hacen que sus seguidores sientan la emoción real por un concierto, algo que en la actualidad se ha ido perdiendo por la enorme cantidad de opciones que hay. Pero con ellos se ha gestado una emocionante comunidad con la que todavía se puede tener fe.