Siempre será complicado hablar de Depeche Mode y esto no se debe a que no se pueda decir mucho de ellos. Al contrario, hay mucho hilo de donde cortar a lo largo de su historia e incluso, puede que al esforzarse demasiado se termine haciendo el ridículo. Sin embargo, hoy estamos aquí para repasar de principio a fin cada uno de sus álbumes porque, aunque no todos han sido perfectos, merecen un reconocimiento especial con el cual quede en evidencia la belleza y la grandeza de la banda que en todo momento ha contado con la presencia de Dave Gahan, Martin Gore y Andy Fletcher, sin hacer a un lado a dos grandes pilares dentro de su alineación desde los 80: Vince Clarke y Alan Wilder.
Al referirse a Depeche Mode se debe de hacerlo con cautela, con mucho respeto, ya que al final del día son uno de los exponentes más influyentes del sector electrónico de nuestros días, principalmente de la camada de proyectos que se han concebido en los terrenos del new wave y las mutaciones oscuras que han ido brotando en a cantaros en el mundo del coldwave y el minimal synth. Pero ya saben, su legado no sólo ha tocado la parte oscura de los sintetizadores, sino del pop en general. Es ahí donde su grandeza queda expuesta y por eso, tratamos de diseccionarla a través de cada uno de los trece álbumes de larga duración que han publicado hasta el momento.
Cuando terminen, no duden ni un momento en compartir con nosotros su propio listado, su álbum favorito, ese momento que de algún modo u otro dejó una enorme marca en su existencia.
Depeche Mode nunca ha hecho un disco terrible o que puedas decir que es un fiasco, pero seamos sinceros, hasta sus fans saben que Delta Machine es el álbum más flojo que han hecho hasta el momento. Las canciones no son malas, pero no tienen algo que resulte refrescante dentro de su discografía. Eso sí, esta producción sirvió como pretexto para que Dave Gahan siguiera demostrando que es uno de los mejores frontman de la vida, sin importar que ya ande en el quinto piso.
Depeche Mode tuvo un regreso bastante decente en 2017 con Spirit. Es un álbum que toma lo mejor de su lado monocromático para mostrarnos un lado completamente reforzado de la banda. Puede que de principio a fin no se sienta perfecto, pero sirve como una retrospectiva que nos lleva de regreso a sus raíces para mostrarnos los distintos estilos que fueron construyendo su imponente imperio.
Sin generar tanta expectación, de algún modo Sounds Of The Universe los regresó un poco al lado oscuro con sencillos como «Wrong». Esto para jugar un poco más con atmósferas y sonidos con los que pudieran desnudar la madurez que se esconde en su fragilidad emocional con sencillos de la talla de «Peace». El álbum sirvió para que las nuevas generaciones le rascaran bien a la historia de la banda y se terminaran enganchando con sus años de gloria.
Tal vez vamos a decir una locura… o no, pero después del Exciter, sin problemas podemos asegurar que este es el segundo mejor disco que sacó Depeche Mode la década pasada. Los synths son fuertes y la voz de Dave suena aún más gruesa y poderosa. Esa es una de sus virtudes, ya que entre más pasan los años, ellos lo siguen haciendo cada vez mejor y serán eternos.
Sí, aquí viene «Just Can’t Get Enough», pero ese ni siquiera es el corazón del álbum e incluso está lejos de ser la mejor canción de todo su debut. Por ahí está «Photographic» con los magnéticos synths de Martin Gore y Andy Fletcher que oooobviamente le eran fieles a lo que estaba ocurriendo en esos momentos con Human League y Cabaret Voltaire, sólo que desde ahí las vocales de Dave ya eran un gran distintivo.
No es por nada, pero este álbum tiene el ‘uhmmm…‘ más seductor de la historia. O al menos del 2001, ya que justo para recibir una década más y después del terrible fiasco del ficticio apocalipsis del dosmil, Depeche Mode regresaron rejuvenecidos, más románticos y más… uhmmm, sexuales.
Hay discos en la historia que hablan con el puro tracklist y Construction Time Again es uno de ellos. Aquí es donde Depeche Mode comenzó a cosechar sus más grandes hits como la excelente «Love, in Itself» -con el cual además abre el disco- así como su clásica «Everything Counts». En el álbum la banda fue explorando terrenos un poco más melódicos con los que fueron haciéndose de una personalidad más imponente.
Si un disco de Depeche Mode tiene tres macanazos sin ser un Greatest Hits, obviamente debe de tener un muy merecido reconocimiento en un top como este, ya que si al inicio están los guitarrazos de «I Feel You», la acendente «Walking In My Shoes» y la pasional «Condemnation», eso ya es sinónimo de excelencia, cosa que al resto de Songs Of Faith And Devotion no le hace falta con canciones como «One Caress».
Su estilo de composición siempre ha sido excelente, pero en Some Great Reward terminaron de demostrar que así como eran capaces de crear himnos de synth-pop, también tenían un mensaje muy importante para la humanidad. A partir de ahí, nos entregaron una de sus mejores letras en «People Are People», ya que al escuchar a Martin Gore decir ‘I can’t understand what makes a man hate another man help me understand‘ te sumergían en una tipo hipnosis que resultaba toda una experiencia casi religiosa. Sin debrayar tanto, aquí Depeche Mode ya no era solo una banda con cuatro grandes discos que con el paso del tiempo se iba a quedar rezagada.
Si nunca se han clavado tanto en los inicios de Depeche Mode -con excepción de los fans fans fans- puede que aún no hayan entrado en contacto con ese momento en el que se les notaba toda la influencia de Kraftwerk con «Leave In Silence» y «See You». En A Broken Fame eran jóvenes y parecían indefensos, pero ya tenían los pasitos de baile más asesinos.
En este lugar del conteo ya sería una tontería seguir nombrando las canciones más ‘atractivas’ de cada uno de los discos, ya que a partir de Music For The Masses todo el legado y el trabajo que ha realizado Depeche Mode a lo largo de su historia, comienza a resumirse en «Strangelove», «Little 15», «Behind The Wheel» y «Never Let Me Down Again». Este disco es puro synth-pop elegante, con clase y romance.
En Ultra, Depeche Mode ya no era una banda, era un verbo. Su nombre ya estaba consolidado y lo único que les faltaba era llevar su sonido a terrenos que todavía no habían explorado por completo. El incorporar una dosis de oscuridad al más puro estilo de los 90 hizo que su personalidad se solidificara y… bueno, no hace falta decir más cuando los cambios en la atmósfera que existen en «Barrel Of A Gun» y el sentimentalismo de «Home» lo dicen todo.
Cada gira de Depeche Mode siempre estará repleta de Violator. No importa si están promocionando un nuevo álbum o si nos llevaron a viajar en el tiempo con rarezas de sus primeros discos, al final las canciones más coreadas y los momentos más épicos son cuando ejecutan en directo «Enjoy The Silence», «Personal Jesus» y «Policy Of Truth». Y no es para menos, Violator está bañado de trancazos, de hits, de clásicos que perdurarán generación tras generación.
Vamos a olvidarnos un momento de los hits, de los momentos épicos en sus conciertos, de su juventud y de la corriente que iban siguiendo durante su concepción. Black Celebration es un testamento, un álbum con el que Depeche Mode se convirtió en DEPECHE MODE. Con ellos ya no nada más podían bailar o traer en la cabeza la tonadita de «Just Can’t Get Enought»; con Black Celebration las cosas se transformaron en un sentimiento que era capaz de crear nudos en la garganta con «A Question Of Lust» y «But Not Tonight», pero sin dejar de lado su toque monocromático que eventualmente fue cambiando de color para darle a la banda una mayor estabilidad musical y visual.
Ustedes lo saben, Black Celebration es su mejor disco y si no están de acuerdo con nosotros, no pasa nada, pero aprovechen este momento para escucharlo de principio a fin.
Ya saben, es Depeche.