Hablar de Nick Cave nos puede llevar una eternidad debido a lo complejo que resulta su historia, ya que no todo en su universo está basado en la consistencia que ha mostrado a lo largo de cada uno de sus proyectos musicales, sino también más allá de ellos al haber contribuido con lanzamientos literarios y apariciones en la pantalla grande, cosa que nos habla de un combo artístico letal que no puede ser tomado a la ligera por las nuevas generaciones.
Está bien si no conocen todo lo que ha hecho Nick Cave en su carrera, pero siempre es bueno que le den un poco de su vida a la exploración y el conocimiento de los mundos que fue pintando desde la década de los 70 en medio del furor punk de la era, ya que con ello vino a dejar muy en claro que el Reino Unido no solo era capaz de darle música increíble al mundo, también en Australia estaban sucediendo cosas que han tenido un impacto abismal en las bandas de nuestros tiempos.
Una de las cosas más cabronas que tiene (además de su peinado y la actitud más patea traseros del mundo), es que desde el nacimiento de The Boys Next Door se ha rodeado de músicos increíbles como Rowland S. Howard, quien de algún modo u otro fue el responsable de hacer que el sonido inicial de la banda mutara para convertirse en la rasposa y chillante esencia post-punk de The Birthday Party.
Pero enfocándonos de lleno en The Boys Next Door, con ellos lanzó solo un álbum en 1979 con el titulo de Door, Door que, de acuerdo con el mismo Nick Cave, es tan sólo un reflejo del periodo adolescente por el que estaba pasando con sus colegas; ese donde nos enfrentamos a problemas que pensamos que no tiene solución y simplemente pensamos en mandar todo al carajo. Naturalmente, eso es algo que se ve reflejado en canciones como «China Girl».
En ese momento parecía que las bandas de Nick Cave estaban destinadas a morir muy pronto y no por qué no tuvieran mucho que decir o porque no tuvieran un futuro prometedor. Más bien, en cada una de sus aventuras se ha dedicado a dar mensajes directos para no prolongar cosas que no lo necesitan. Eso siempre ha sido parte de su crecimiento, al inicio quería hacer punk y lo hizo, luego se clavo más en las texturas goth que fueron apoderándose de su generación con Rowland S. Howard y por eso se cambiaron el nombre a The Birthday Party. Nunca han existido cosas imposibles y eso es algo que va a perdurar con el tiempo porque como él, jamás habrán dos.
Pero en lugar de ponernos nostálgicos, el valor de The Birthday Party es uno que permanece intacto dentro del mundo del post-punk, principalmente cuando en años recientes hemos podido escuchar la cavernosa estética del Prayers On Fire (1981) en bandas como Slug Guts o hasta en el mismo debut de The Horrors. Este es el momento perfecto para entrar en contacto con los tres álbumes que lanzaron en un lapso de tan sólo tres años, ya que con ello podrán tener un conocimiento más amplio sobre las raíces de la enorme camada de proyectos que se dedican a emular su fórmula en la actualidad.
Como todo ser humano en la faz de la tierra, Nick Cave también necesitaba crecer y la separación de The Birthday Party le quedó como anillo al dedo, ya que de éste modo pudo explorar otros territorios en donde sus habilidades como compositor no se limitaran únicamente a la creación de canciones que se extinguían en un abrir y cerrar de ojos. Es ahí donde aparece From Her To Eternity con The Bad Seeds; el álbum es una emocionante muestra de su evolución como artista, ya que poco a poco fue dejando atrás su pasado más desmadroso para sentar cabeza y crear historias en donde no nos queda más que verlo con una enorme admiración.
Obviamente, con la concepción de The Bad Seeds también pudimos ser testigos de que no es una persona que se ponga retos con personas random, al contrario, siempre ha tenido todo fríamente calculado y por ende tiene sentido que Blixa Bargeld de Einstürzende Neubauten formará parte de la alineación original de la banda.
Con 15 álbumes de estudio, se puede deducir sin complicaciones que desde un inicio tenía pensado convertirse en la persona que es hoy. Su crecimiento interno es algo que se ve reflejado en cada uno de sus álbumes y las colaboraciones que ha armado con personas que van desde PJ Harvey y Lydia Lunch, hasta la mismísima Kylie Minogue. Nick Cave es el hombre por excelencia y eso lo pueden comprobar en «The Mercy Seat», corte extraído del Tender Prey (1988).
Warren Ellis siempre ha sido su camarada, sieeeempre, aún cuando no estuvo desde el inicio con The Bad Seeds, después de que se unió a la banda todo se fue alineando a la perfección para demostrarnos que era el complemento perfecto de Nick Cave. Sí, con Rowland S. Howard también tuvo un vínculo muy especial, pero con Warren las cosas fueron un poco diferentes y en la última década han estado haciendo y deshaciendo al hacer soundtracks para películas o… como en el caso de Grinderman. Ya saben, ese potente proyecto que en la actualidad no sabemos si realmente se desintegró o si nada más anda perdido en un limbo del que estará escapando de forma inesperada.
Aunque solo existen dos discos de Grinderman, solo basta con ver como destrozaron el escenario del programa de Jools Holland cuando tocaron «No Pussie Blues». ¿Por qué? Chequen la forma en la que toca Warren Ellis su guitarra y a Nick Cave siendo Nick Cave con su mostacho badass.
Si en algún momento escuchan que alguien dice ‘Australia… ¿QUÉ?’, sólo pónganle éste gif y denle el Murder Ballads.