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Sid Vicious el punk más fugaz de la historia

Cuando llegó la explosión del punk en los años setenta, el mundo no había conocido a gente más delirante y «enferma», la juventud estaba aventando a los hijos no deseados para convertirse en estandartes de lo anti social, de lo censurable.

Mientras en Nueva York se desataba la escena que el club CBGB había regalado a la historia de la música, en Londres se erigían una camada de «chicos malos» que buscaban confrontar a las autoridades, a la misma Reina y a todo lo que se pudiera considerar parte de las buenas costumbres.

La mezcla perfecta de jóvenes y salvajes llegó con los Sex Pistols, banda que enarboló el punk de fines de la década setentera y que entre sus integrantes tenía a Sid Vicious, un músico que ya tenía algo de experiencia con otras bandas en las que se incluía Siouxsie And The Banshees, con quien tocó la batería un tiempo breve.

Ya con los Pistols, Sid Vicious ganó notoriedad como el bajista conflictivo que siempre andaba drogado y armaba desmán y medio en el escenario, llegando a los golpes con alguno que otro fan. Un intenso personaje que dio de qué hablar todavía más, cuando se lío en amores con la groupie Nancy Spungen, con quien tuvo una relación bastante conflictiva.

Todo terminó con la muerte de Spungen en un hotel de Nueva York y la detención de Vicious como principal sospechoso, aunque puesto en libertad provisional al no comprobarse su participación.

Poco después y tras ser otra vez arrestado, Vicious sale por segunda ocasión de la cárcel y su madre le realiza una fiesta para celebrarlo, pero es en este evento donde se inyecta heroína y queda en el viaje un 2 de febrero de 1979.

Una vida fugaz, 22 años y poco qué dejar para los almanaques de historia musical sin tener mucho que ver con la misma; podríamos decir que el gossip lo alcanzó y hoy lo recordamos más por sus aventuras llenas de droga, punk y amores tormentosos. Aún así, Sid Vicious será recordado por ser un punk que no ha muerto del todo.

 

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