Por TARS
¿Para ti qué significa el número 3? Tal vez sólo simbolice una cifra, pero éste número también encierra muchos mitos y supersticiones en diversas ideologías, religiones y cultos. Se dice que, para lograr la “perfección” en cualquier aspecto, se necesitan 3 características o sustentos básicos; en el tiempo lo encontramos con el pasado, presente y futuro; en las religiones casi siempre se tienen 3 deidades o “fortalezas”, por ejemplo, en el Catolicismo se tiene padre, hijo y espíritu santo, como también el infierno, limbo y paraíso. El agua, nuestra fuente vital, está conformada por 3 partículas, que a su vez pasa por los 3 estados elementales de la materia que son líquido, sólido y gaseoso; nuestra esencia depende de cuerpo, alma y espíritu, y el Universo se rige de la materia, el movimiento y el espacio. Respecto a la cuestión musical, un acorde “perfecto” se conforma de 3 intervalos, las claves básicas son Sol, Do y Fa, y se clasifican los sonidos por agudo, medio y grave.
Existen ejemplos de ésta “triangulación” perfecta en cualquier aspecto que pensemos y sin darnos cuenta, y por lo mismo se le ha venerado a este número desde tiempos inmemorables.
Portishead lanzó hace más de 10 años su tercer, y hasta ahora, último álbum llamado Third, y por ello hablaremos de su interesante trasfondo y su principio, medio y fin.
“Mantente alerta de la regla de tres.
Lo que das es lo que recibes.
Esta lección debes aprender;
Sólo obtienes lo que mereces”
La tercera ley de Newton dice que “A cada acción corresponde una reacción igual e inversa”, y es una ley que se aplica en toda cuestión, no solo en la Física. Normalmente lo conocemos como ‘Karma’.
En la brujería, o mejor dicho, en la Wicca, a esta ley se le conoce más como una “Regla de Tres”, es decir, las acciones que uno comete serán invertidas, sólo que regresarán esas reacciones a nosotros 3 veces más fuertes, y esta regla es fundamental entre los Wiccanos para evitar el uso de la brujería oscura o “magia negra”. Para el intro de “Silence”, la canción con la que comienza Third, la banda decidió explicar brevemente esta regla, y podemos escucharla traducida y recitada en Portugués por Claudio Campos, quien es maestro de Capoeira en Bristol, con la finalidad de darle un tono más “místico”. Al finalizar el speech, inmediatamente entra la batería, guitarra y arreglos de Adrian Utley y Geoff Barrow, momento que es un parteaguas en la carrera de la banda ya que se escuchaba muy distinto al Trip Hop, género en el que ellos fueron pioneros (más no creadores) y popularizaron mundialmente con su álbum homónimo, pero sobretodo con Dummy, álbum que incluso ha sido catalogado como uno de los mejores de la historia y abanderó a Bristol, su ciudad de origen, como la “Capital mundial del Trip Hop”.
Third, como ya se dijo, fue una transformación total de Portishead, esto a raíz de diversos problemas personales y “estancamientos“ artísticos que tuvieron durante su receso a finales de los 90 y principios de los 00. Los 3 músicos de Bristol se dejaron llevar por sus influencias musicales y artísticas de su juventud. Por parte de la batería, Barrow tiene una aportación muy marcada de Krautrock, lo que hizo que el álbum fuese más activo, incluso cataloga “Silence” como la canción más movida que tiene la banda a la fecha. Utley, por su parte, mostró su parte psicodélica y experimental en la guitarra con una serie de filosos riffs con un gran delay e instrumentos de música electrónica de la “vieja escuela”. La (hermosa) Srita. Beth Gibbons encontró en este álbum un lugar seguro en el cuál “desahogar” su melancolía y hablar de sus más profundos pensamientos. Como podemos imaginarnos, Gibbons siempre ha sido una mujer sencilla, solitaria, introvertida, con una mirada profunda, pero con un gran y humilde corazón. Ella ha contado que en su niñez y adolescencia se refugiaba en los libros, sobretodo en la poesía, siendo la depresiva Sylvia Plath su autora favorita. Nunca fue de fiestas, prefería estar en casa escuchando vinilos con su madre o sola, lo que le causó un amor por el Doo Wop, el cual lo reflejó en Third, especialmente en la canción “Deep Water”.
[Looking out, I want to know someone might care
Looking out, I want a reason to be there.
‘Cause I don’t know what I’ve done to deserve you
And I don’t know what I’ll do without you…]
La lírica del álbum corrió casi totalmente por ella (Gibbons), y a través de esa nostálgica sensualidad que la canaliza mediante su voz nos cuenta muchos miedos personales. En “Nylon Smile” pareciera que le dedica una poesía a su sabido Trastorno Afectivo Bipolar y a la eterna tristeza que le ha traído. Habla de cómo ha aceptado su soledad como parte de su esencia y de como se ha vuelto co-dependiente de ella, sin sentir la necesidad de afecto o acompañamiento de terceras personas, y que al final confiesa que se siente mal así, sin poder remediarlo, o de menos, explicarlo. La base musical a cargo de Utley y Barrow incluso hace referencia a los altibajos y contrastes emocionales por los que pasa un (verdadero) Bipolar.
Esas ganas de cambiar para sentirse feliz las expresa inmediatamente en “The Rip”, la cuál es la canción más hermosa y desoladora del álbum para un servidor. Aquí, Gibbons relata su gran anhelo por conocer el amor, sus ansias de enamorarse, sin embargo, es débil ante su depresión. Es una lucha en vano contra sí misma, llenándose ella sola de dudas y miedos que no dejan de crecer en su alma, como flores marchitas en un campo erosionado. Probablemente estamos escuchando aquí la historia de una joven Gibbons, refugiada en su cuarto, fundiéndose en el suelo mientras escucha sus vinilos, incluso la frase “Wild, white horses, they will take me away” es un verso de la canción “Wild horses” de The Rolling Stones, pudiendo ser referencia a aquella época de su vida. Esta canción es tan fabulosa que incluso Radiohead le realizó un cover acústico, con quienes han tenido una buena amistad desde siempre gracias al baterista de estudio que tienen en común, Clive Deamer, quien apoya a ambas bandas hasta la fecha en conciertos y sesiones.
Portishead ha dicho que su amor por el cine ha influenciado e inspirado mucho en su música (recordemos que hicieron un cortometraje en los 90 llamado To kill a dead man). De hecho, “Deep water” es una canción inspirada en una escena musical del actor Steve Martin en la película The Jerk, pero destaca más su fanatismo cinematográfico en el uso de instrumentos como viejos sintetizadores o el Theremin. En “Machine Gun” se entra en una atmósfera oscura en la que tuvieras que enfrentar una amenaza robótica (¿Terminator?), y es debido a la gran influencia que tuvo la banda de los filmes y soundtracks hechos por John Carpenter, maestro del cine de horror y suspenso en los 70 y 80. Utley decidió utilizar viejos sintetizadores de la época para darle ése estilo de 8 bits, mientras que Barrow realiza ejercicios muy notorios de Krautrock en una batería eléctrica modificada con un viejo órgano eléctrico. Gibbons, por su parte, nos habla en “Machine Gun” de que uno es responsable de sus propias acciones, es decir, de un libre albedrío que nosotros mismos decidimos cómo afectarlo.
Podría decirse que esta canción es un hincapié a como hemos decidido destruirnos como humanidad, creyendo que alguien vendrá a salvarnos y corregirnos, pero al final eso depende de nosotros.
Curiosamente, en su presentación en el festival Coachella del 2013, durante la ejecución de “Machine Gun”, se mostraron visuales de tristes y vergonzosos acontecimientos en donde se aprecia cómo hemos evolucionado tecnológicamente sólo para hacernos daño a nosotros mismos, como la construcción de bombas nucleares y armas químicas, apuntando directamente al ex-Primer Ministro Británico, David Cameron, y su afán de querer aliarse con Libia y USA en aquél entonces, ofreciendo armas químicas en contra de Siria, lo cual causó, en parte y a mediano plazo, los problemas que vemos ahorita en esa región. Al final de la canción se pudo apreciar el famoso símbolo Hippie de amor y paz, el cual tiene origen en ese mismo país y fue usado a mediados del siglo pasado en protesta contra los programas de armas nucleares (CDN). Irónicamente, The Weeknd usó la base rítmica de “Machine Gun” sin autorización para su canción “Belong to the World” de su álbum debut, la cual editó de manera grotesca y la lírica es sumamente superficial, siendo muy contraria al mensaje que quiso dar la banda.
Esa superficialidad y egoísmo humano es lo que nos está destruyendo, justamente como una “Regla de Tres”, llevándonos a una temprana extinción ornamentada de avances tecnológicos sin darnos cuenta. En la última parte de “Threads”, la última canción de Third, escuchamos lo que la banda a bautizado como una especie de “Cuerno apocalíptico” compuesto de diversos ruidos electrónicos, anunciando no sólo el fin del álbum. Nos enfocamos en aspectos banales y olvidamos cuidar nuestro cuerpo, alma y espíritu, y no sólo eso, afectamos también al “Triángulo Biológico” que nos rodea, es decir, el reino animal, vegetal y mineral.
Al final sólo obtendremos lo que merecemos.