De regreso al mes de agosto, un grupo de científicos en Alemania lanzaron la convocatoria Restart-19 para realizar dos conciertos en un espacio cerrado para poder analizar el riesgo de infección por COVID-19.
Aunque en países como España, Inglaterra, Estados Unidos y México se han implementado eventos con distanciamiento social, con menor capacidad, en espacios abiertos y al estilo de autocinema, también ha existido un repunte importante de infección que inevitablemente nos hace pensar que los conciertos pueden ser una zona de alto contagio.
Bueno, pues tres meses después del experimento en Alemania, los primeros resultados arrojan que si se siguen todos los protocolos de salud en un recinto cerrado como utilizar cubrebocas todo el tiempo, poner asientos, tener una buena ventilación y con cupo limitado, el riesgo de contagio es muchísimo menor al que pudiera pensarse.
De acuerdo con el reporte publicado por el New York Times, el doctor Michael Gekle mencionó:
«No hay ningún argumento para no tener un concierto así. El riesgo de contagio es demasiado bajo.
«Sabíamos que la ventilación era importante, pero no esperamos que fuera demasiado importante.»

Naturalmente estos resultados deben ser tomados con mucha cautela, pues cabe mencionar que a todos los voluntarios se les hizo la prueba de COVID-19 justo antes de ingresar al recinto y se les dio gel desinfectante cuando fueron ubicados en su lugar.
Paul Linden, profesor de la Universidad de Cambridge, agregó:
«El modelo informático no había tenido en cuenta factores como el aumento de calor de la audiencia o la turbulencia del aire interior, y era difícil determinar si era el patrón de flujo de aire o la menor ventilación en el lugar lo que provocó una mayor exposición a aerosoles.
Los venues deben tener la mayor cantidad de aire limpio posible para reducir las tasas de transmisión.»
Si bien este estudio luce demasiado prometedor en una era donde todavía no existe una vacuna, también pone sobre la mesa los conflictos a los que se han estado enfrentando los recintos pequeños o que operan de forma independiente, pues con un aforo limitado suele ser muy complicado contar con el capital suficiente para mantenerlo en operaciones.
Chequen el reportaje completo del New York Times en este enlace.