Texto y Fotos: José Ignacio Hipólito
Tuvieron que pasar dos años para que se pudiera concretar la edición V y VI del México Metal Fest. El 2020 arrasó con los conciertos de la misma manera que Slayer trituraba a la religión católica en todas sus canciones, pero a diferencia de los temas que cantaba Tom Araya, el COVID-19 no provocó moshpits o gritos, al contrario, sólo causó aislamiento.
Afortunadamente, las ediciones canceladas fueron acumulativas y el cartel del México Metal Fest se iba haciendo más robusto. Algunas de las leyendas de los subgéneros más populares del metal empezaron a aparecer en los logos del cartel del evento y para todos los metaleros, se volvía imposible decir no adquirir un boleto.
Hellhammer, Mayhem, Pentagram, Incantation y el Big Four del thrash alemán, es decir, Kreator, Sodom, Tankard y Destruction, obligaron a que fanáticos del género en Monterrey, México y el mundo, se dieran cita el 23 y 24 de septiembre en la Expo Guadalupe en el Estado de Nuevo León.





Empezando a las 11 AM y terminando a las 2 AM del día siguiente, el México Metal Fest fue maratónico. El compromiso de estar presente más de 12 horas en un espacio con un sol que emitía más de 30 grados centígrados, sólo lo podría cumplir un metalero empedernido. Y sumando los dos días del festival, cerca de 60 mil metaleros llenaron el recinto que contaba con tres escenarios y decenas de bandas de todo el mundo.
El primer día, Cemican sería una de las primeras bandas en presentarse en uno de los grandes escenarios del festival. Una agrupación que ha logrado sorprender al mundo por sus presentaciones que se asemejan al de un rito azteca prehispánico, en el que simulan el acto de arrancarle a una persona el corazón, para después ofrecerlo a los dioses, que en este caso, éramos nosotros, la audiencia.





Otro de los actos que tocaron temprano, pero sin que eso significara que hubiera poca gente, fue Burning Witches, una banda de power metal conformada en su totalidad por mujeres, que sorprendieron a todo el que postraba los ojos sobre cualquiera de sus miembros. La potente voz de la cantante Laura Guldemond era tal, que era imposible quitarle los oídos de encima.
Grave Digger fue una de las primeras bandas de culto en presentarse. Al considerarse una de las agrupaciones más emblemáticas del power metal, la banda nacida a principios de los 80, demostró porque ellos sentaron las bases de todo un subgénero del metal.









Más tarde Tankard sería la primera banda de los Big Four del thrash alemán en subir al escenario y provocar un divertido caos dentro de la audiencia. Con más de 40 años de historia, estos señores alemanes de más de 60 años, lograron lo que muchos jóvenes de 20 quisieran: Transmitir una energía tan potente que un circle pit (es decir, metaleros corriendo en círculo, empujándose) pudiera durar más de 45 minutos.
La primera misa oscura sería auspiciada por Batushka, una banda de black metal que se caracteriza por escribir sus canciones en antiguo eslavo eclesiástico, la primera lengua eslava de carácter literario, utilizado por la Iglesia Ortodoxa del Este cerca del año 312 A.C. La banda que ha sufrido un cisma, como si fuera una religión, nos asaltó con incienso y una anonimidad tétrica.








Destruction y Sodom serían las siguientes del Big Four del thrash alemán en subirse a los escenarios del festival, primero iría Destruction y un par de bandas después, tocaría Sodom. Y este hito fue tan impresionante, que ambas agrupaciones se lo hicieron saber al público, en especial Schmier, el bajista y cantante de Destruction, quien dijo: ¿Saben lo especial es que Sodom, Tankard, Kreator y nosotros estemos en un mismo festival?








Ese primer día también tocarían los suecos pioneros en el death metal: Dismember, y un par de bandas después, también estarían en el mismo escenario, el tributo de Gabriel Walker a Hellhammer, una de las bandas más influyentes del black metal. Después de ambas presentaciones, cualquier metalero respetable estaría en éxtasis, y aún faltaba la cereza en el pastel.





Kreator, la última banda que faltaba en los Big Four del thrash alemán fue una de las últimas bandas en tomar el escenario. Ellos hicieron un repaso por toda su carrera discográfica, acompañados por lanzallamas, dos cabezas empaladas y un lóbrego fondo en el escenario. En ese momento, había más de 30 mil personas viendo a una de las bandas más importantes del thrash en Monterrey y por un breve momento, la Expo Guadalupe se convirtió en el espacio más metalero de todo el mundo.











Y todavía faltaba un día.
El segundo día también comenzó a 11 AM, pero la primera banda que verdaderamente inauguró los escenarios fue Toxic Holocaust, la agrupación liderada por Joel Grind y que, con más de una década de historia, se ha convertido en una de las agrupaciones más icónicas del thrash metal. Prueba de ello era la cantidad de parches que había en las chamarras de mezclilla de los asistentes.






Nervosa, que también se presentó en el festival un poco más tarde, se han convertido en leyendas del thrash, ya que al ser una agrupación conformada por mujeres, las canciones de la banda resuenan aún más gracias al contexto de cada una. No hay muchas mujeres dentro del metal, y estas brasileñas rompen con todo un estereotipo.






Brujería, uno de los supergrupos más emblemáticos de México, tocó temprano, el sol aún pegaba a más de 30 grados centígrados, pero aún así, Juan Brujo y compañía, lograron emocionar a todos los presentes. Les aventaron un Simi y lo decapitaron, pero a diferencia de Rubén de Café Tacvba, que fue recibido con silencio e incomodidad, la tortura del peluche fue celebrada mientras tocaban “Matando Güeros”.









Nile y Asphyx, que tocaron seguido en los escenarios principales, dieron una cátedra de death metal. Sonó “Slashed to the Slave Stick” de Nile, y un par de minutos después pudimos presenciar “Deathhammer” de Asphyx, dándonos así un par de horas de lo más representativo de este subgénero del metal.






Hubo un breve receso de death metal con Dark Funeral, quienes eran ajenos al calor de Monterrey, pero que lo ignoraron para darnos otra de las misas negras que caracterizaron al festival. Vestidos con armaduras de black metal y con una corpse paint que parecía nunca derretirse, la agrupación nos enseñó la razón por la que la cristiandad fue tan devastadora para todas las regiones nórdicas.








Incantation y BloodBath nos regresaron al death metal, dos bandas que llevan más de tres décadas gritando y tocando los blast beats más agresivos, abrieron más de una decena de moshpits y circle pits.






Era el turno de Jinjer en el escenario principal y a lo lejos, Vader también estaba por presentarse, desgraciadamente, por razones ajenas al festival, la banda de thrash metal tuvo que cancelar, y en su lugar, Belphegor tuvo que repetir su set del día anterior. Tal vez por eso mismo, la cantidad de gente viendo a la banda liderada por Tatiana Shmayluk, era reducida. Pero aún así, sonaron canciones como “Pisces” y “Talking Astronomy”, como si no fueran a volver a tocar en nuestro país.






Por último, los abuelitos de black metal tomaron el escenario. Mayhem, quienes, en 1984, inaugurarían el género como lo conocemos, volverían a pisar tierras regiomontanas. “Freezing Moon”, “Funeral Fog” y “Pure Fucking Armageddon” fueron algunas de las que reventaron oídos con gritos estruendosos, guitarrazos distorsionados al punto de reventar las bocinas y, por supuesto, los blast beats más icónicos del género.






Tocaría también Suffocation, tomando el lugar de Possessed, quienes empezarían su set deseándole lo mejor a Jeff Becerra, quien por la operación de su ojo, la legendaria banda tuvo que cancelar su presentación en el MMF.









WASP sería la última banda en subir al escenario, y después de un gran final con fuegos artificiales, terminaría la V y VI edición del México Metal Fest. Así darían paso a la edición que se celebrará en 2023, en la que sus protagonistas serán Septicflesh con su experiencia sinfónica y los maestros del power metal, Blind Guardian.













