Texto y Fotos: José Ignacio Hipólito
Después de un año de descanso, el festival Hell and Heaven regresó a Toluca con una de sus ediciones más ambiciosas. El 2, 3 y 4 de diciembre fueron las fechas que traerían consigo a algunos de los artistas más importantes de muchos de los subgéneros del metal: black metal, death metal, doom, symphonic metal, metalcore, thrash, por sólo mencionar algunos.
Con más de una centena de artistas en su cartel, era imposible pensar que habría tiempo suficiente en tres días para darles espacio a tantos músicos, pero lo lograron y nosotros disfrutamos cada una de esas 72 horas.
Sábado
El sábado, nuestra experiencia comenzó con las leyendas del stoner: Corrosion of Conformity, quienes a pesar de tener escasos 30 minutos en su set, sus miembros Pepper Keenan, Woody Weatherman, Mike Dean y John Green, hicieron temblar al escenario principal con sus riffs pesados, lentos y escalofriantes.









En ese mismo escenario, Ill Niño se subiría al escenario, y daría una catedra del por qué los sonidos del nu-metal nunca caducarán. Por supuesto, “I Am Loco” y “How Can I Live” fueron los temas que darían pie a que todos los asistentes revivieran sus recuerdos del Y2K.









En el escenario dedicado al punk, las leyendas mexicanas conocidas como Espécimen eran los encargados de mantener los mowhawks moviéndose y el circle pit en constante rotación. La banda liderada por Benny Rotten tocó algunos de los clásicos que han hecho tan omnipresente su nombre en parches y playeras en todos los festivales de música estridente.









Los primeros representantes del deathcore ese día serían Heaven Shall Burn, quienes demostraron que más de 20 años de carrera no afectan la virtuosidad de una agrupación, más bien, les da más fuerza.









Kittie, la banda canadiense que oscila entre el death y el nu-metal, regresó a nuestro país después de más de una década de no haberlo hecho. Y sonaron como aquella primera vez que tocaron en el Circo Volador en 2003. Después de un documental y par de álbumes en su discografía, la banda liderada por las hermanas Lander, regresaron para armar el moshpit más grande que la canción “Brackish” ha inspirado hasta el momento.









El guitarrista de los Misfits, Doyle Wolfgang von Frankenstein, sería otro de los artistas en subirse al escenario dedicado al punk, y a pesar de haberse presentando hace menos de una semana en el Foro Indie Rocks!, su banda llamada Doyle, tocó como si fuera la primera y la última vez que se presentaría en nuestro país.








Una de las sorpresas añadidas al cartel un par de semanas antes de que se llevara a cabo el festival fue Architects, una de las agrupaciones de metalcore más populares del género en Inglaterra. La virtuosidad de todos sus integrantes no está en cómo tocan sus instrumentos, sino en cómo lo que podría ser un caos musical, es transformado en una pieza sonora que mezcla la disonancia con lo angelical.









Black Flag, o al menos, una de las muchas iteraciones que ha tenido la influyente y ya legendaria agrupación de hardcore punk, también fue parte del festival. Greg Ginn, el único miembro fundador que queda de la banda, demostró cómo la energía del punk nunca descansa una vez que te posee desde adolescente.








Para cerrar los respectivos escenarios principales, Judas Priest y Slipknot, montarían un show que seguramente, nadie de los asistentes olvidará en su vida.
Judas Priest festejó su 50 aniversario presumiendo que a pesar de haber nacido a finales de los 60, siguen tocando con una potencia que envidiaría cualquier banda de veintiañeros. El más claro ejemplo es el sonido en vivo de las canciones que compusieron en el 2018 para el álbum Firepower, su más reciente lanzamiento discográfico: Todas suenan como si la banda siguiera atrapada en los 80. Y por supuesto, también sonaron los clásicos “Breaking the Law” y “Painkiller”, que pusieron en evidencia lo potente que sigue sonando la voz de Rob Halford.












Hasta ese momento, la audiencia de metaleros había sido amigable, pero Slipknot y todos sus “maggots”, cambiaron la atmósfera una vez que se montó la manta que cubría el escenario con el nombre de la banda. La catarsis era necesaria para terminar el segundo día del festival y “Disasterpiece” y “Wait and Bleed” comenzaron esa expulsión de emoción.
Corey Taylor hablaba en español dando gracias y dando indicaciones a la audiencia de mexicanos, quienes no podían más que obedecer y saltar, gritar y empujarse a sus órdenes. Todo terminó con “Surfacing”, ante un festival extasiado por lo que había vivido ese sábado.












Domingo
El tercer y último día del festival tenía que empezar con el mismo linaje. Vended, la banda conformada por los hijos de Corey Taylor y Shawn Crahan, fue una de las primeras bandas que tocó en el escenario principal. Y a pesar de las comparativas obvias con la banda de sus padres, la agrupación tiene una energía inigualable, que hasta los mismos Slipknot envidiarían.






Por su parte, en el escenario que estuvo dedicado al ska, la primera banda que vimos fue a los Voodoo Glow Skulls, quienes fungirían como los maestros de ceremonias de los circle pits, indicando para que lado la gente tenía que dar vueltas empujándose.









Avatar, la banda sueca de melodic death metal, era una de las más esperadas por la audiencia, y no porque estuvieran gritando el nombre de la agrupación una y otra vez, sino porque muchos de los asistentes estaban pintados como el cantante, Johannes Eckerström. La manera en la que todos los maquillados veían y coreaban las canciones de la agrupación demostró como la teatralidad le fascina al público mexicano.









While She Sleeps fue otra de las agrupaciones que tocaron en el escenario principal, y se llevó los ojos de todos los asistentes gracias a su frontman y cantante, Lawrence Taylor, quien básicamente recorrió todas las secciones del festival corriendo de un lado a otro. Tras hacer crowdsurfing, subirse a las torres de bocinas en medio del Foro Pegaso, hasta subirse a una de las mesas de la sección VIP, el cantante gritó como si hubiera tenido a un demonio atrapado.
P.O.D. trajo consigo la nostalgia de principios del 2000. Y con ello, la energía que caracterizaba toda esa generación de bandas que muchos catalogaban como nu-metal. Empezando con “Boom” y terminando “Alive”, canciones que sonaban indiscriminadamente en MTV en aquella época, la banda atrapó a todos los asistentes. Hubo saltos, movimiento de palmas y hasta imitaciones de Sonny, el cantante, de algunos de los miembros de la audiencia.









Una de las bandas más esperadas del festival fue The Interrupters, una banda de ska punk de Los Ángeles, que pisaba por primera vez tierras mexicanas. Su poder de convocatoria excedió el escenario que se les había asignado, ya que no paraba de llegar gente a verlos aunque lo único que pudieran ver fueran las pantallas.
El skanking se hizo presente en casi todas las canciones de la banda, y Aimee Interrupter, la cantante, no paraba de sonreír al ver a todos los mexicanos intentando cantar y bailar. Y las sonrisas de los hermanos Bivona no se quedaron a atrás. Todos tocaban sus instrumentos con la pasión que un adolescente lo hace al descubrir que puede hacer canciones en una guitarra con solo dos acordes.









Anthrax celebró sus 40 años haciendo música en el festival. Una de las grandes cuatro del thrash metal, dejó en claro lo importante que fue su música en el sonido de muchas de las agrupaciones que tocaron en el festival. Clásicos como “Bring the Noise”, “Caught In A Mosh” o “I’m the Law”, causaron que se formara más de un mosh pit de energía continua que no paró durante toda su presentación.









Otra de las bandas que dejó en claro que es la progenitora de mucho del sonido del metal como lo conocemos fue Mercyful Fate.
La banda liderada por King Diamond auspició la misa satánica más grande que haya visto Toluca. Con una cruz invertida gigante colgada, la imagen de Belzebú en un pentagrama, y los arcos de una iglesia en el escenario, la banda convocó un frío infernal con canciones como “Evil” y “Satan’s Fall”.









Megadeth sería la encargada de cerrar uno de los escenarios principales. Otra de las cuatro grandes del thrash metal, la que está liderada por Dave Mustaine, regresó a nuestro país para demostrar cómo es que ni el cáncer ni la tendonitis en las manos, pueden vencer a alguien tan virtuoso como lo es el pelirrojo más famoso del metal.
“Hangar 18” comenzó la clase musical de teorías de conspiración, guerra y aniquilación nuclear, pero también sonarían las clásicas, “Sweeting Bullets”, “Trust” y “Tornado of Souls”, así como las infaltables “Peace Sells” y “Symphony of Destruction”, que hasta los fanáticos de Kiss, no pudieron evitar cantar, a pesar de estar hambrientos por esa última presentación de la banda en nuestro país.






Y todo tenía que llegar a su inevitable conclusión, y para nosotros, el final del Hell and Heaven, fue la presentación de Kiss. Una que significaría un hito para todos los fanáticos de la banda en México, dado que se anunciaba como la que terminaría con sus viajes al ombligo de la luna. Y la ansiedad por presenciar el concierto se veía desde temprano: cientos de caras pintadas como The Demon, The Starchild, The Spaceman y The Catman, así como playeras, peluches de Doctores Simis, y banderas con el logo de la banda.
Si hay algo seguro en la cultura popular, es que los shows de Kiss tienen un sello de infalibles, y el último show de la banda en nuestro país no fue la excepción. Desde que comenzó el concierto con “Detroit Rock City” pasando por “Lick it Up”, guitarras disparando pirotecnia, “God of Thunder”, “I Was Made For Lovin You” y un demonio escupiendo fuego de su boca, el concierto nunca paró de encantar a los mexicanos. No importaba cuantas veces hubieran visto a la banda, “Rock N’ Roll All Nite” sonaba como si fuera la primera vez.










Y así… mientras se veían cohetes explotando en el cielo y el escenario principal disparaba fuego, Kiss le decía adiós a México y el Hell and Heaven se despedía de la edición 2022. Pero no sin antes anunciar a esos primeros artistas de la edición próxima: Amon Amarth y Emperor.