Fotos: Dayan Álvarez
En años recientes Vive Latino suele generar un alto nivel de especulaciones sobre las bandas internacionales que formarán parte de su alineación y que no pertenecen al sector de habla hispana, principalmente luego de tener headliners como Nine Inch Nails, Gorillaz, Arcade Fire, Queens Of The Stone Age, The Chemical Brothers y hasta Morrissey.
De cierta manera, esto le fue restando un poco de importancia al resto de la alineación donde los artistas latinos deberían de ser el centro de todo, pues el protagonismo se fue enfocando únicamente en los actos de talla internacional. Es por eso que en 2023 la programación del festival fue bastante interesante, pues de nueva cuenta pusieron como protagonista a la esencia latina; aquella con la que inicialmente se estableció en la Ciudad de México.










Y no es para menos, Ocesa ha demostrado tener un dominio absoluto en cuanto a festivales masivos comandados por artistas anglo como Corona Capital, así que este fue el mejor momento para retomar el espíritu clásico, natural y distintivo del Vive Latino al servir como plataforma de proyectos consagrados como Café Tacvba y León Larregui, así como posicionar nombres que han conquistado un sector importante de personas como Alemán, Buscabulla y Esteman durante su primera jornada de actividades.
El primer día del Vive Latino nos sumergió de lleno en el notable crecimiento que ha tenido el festival a lo largo de los años, teniendo seis escenarios de música distribuidos en el Foro Sol, así como una carpa enfocada al Stand Up y el espacio de la Lucha Libre que, semanas atrás, intentó ser el corazón del The World Is A Vampire.





Entre nombres que han aparecido en múltiples ocasiones como Los Estrambóticos y Caligaris, pudimos presenciar una exquisita sesión de reggae con los británicos de UB40 antes de movernos al escenario Claro Música para ver a Carla Morrison con una presencia escénica que derrochaba la emoción suficiente para transformar un espacio abierto en algo verdaderamente íntimo.
Dentro de toda la esencia latina y el trasfondo especial que tiene anualmente el Vive Latino, debemos hacer mención sobre la poca inclusión de proyectos femeninos, pues durante el primer día la balanza se inclinaba más hacía las bandas integradas por hombres tanto en sus primeras horas como en el climax de cada escenario, donde discretamente figuró Lila Downs, Daniela Spalla, Lauri García y por supuesto, Carla Morrison.
Naturalmente este es un tema que debe ser abordado por los curadores del festival en su siguiente edición, pues estamos pasando por un momento de suma importancia donde la música y el arte comandado por mujeres está teniendo mayor exposición y clama por mayor equidad en espacios masivos como éste, de la misma manera que el sector LGBTTTIQ+. Digamos que es una oportunidad para demostrar que Vive Latino no solo crece en tamaño, sino también en espacios equitativos, libres, inclusivos y que fortalecen una comunidad que quedaba rezagada durante la época en la que fue concebido.










El Escenario Escena Indio tuvo uno de los momentos más conmovedores y especiales de esta edición, pues luego de un elegante set de León Larregui nos encontramos con uno de los regresos más esperados de todo el festival y que año con año solía pedirse a gritos: Austin TV.
Si bien durante sus conciertos en el Foro Indie Rocks fue un hecho que la banda fue la voz y el rostro de toda una generación, sabemos que no todos tuvieron la oportunidad de conseguir un acceso para verlos después de una década de ausencia.
Con eso en mente, verlos ante un mar de personas en el Vive Latino fue realmente impresionante y generaba un alto nivel de conmoción que inevitablemente nos llevaba de vuelta a la adolescencia. Entre la nostalgia de los 2000s, canciones que se convirtieron en el soundtrack de todo tipo de experiencias y un montaje escénico que se entrelazaba con la explosión instrumental, es como Austin TV dejó muy en claro que son y seguirán siendo un acto de culto.










Es un hecho que el primer día de Vive Latino estuvo lleno de contrastes y emociones que difícilmente se pueden explicar con palabras, pues son momentos hechos únicamente para sentirse y compartirse con conocidos y extraños en una celebración de vida; algo que los fans de Café Tacvba conocen muy bien, pues cada una de sus presentaciones en el festival se ha caracterizado por ser una fiesta donde tan solo por un momento podemos desconectarnos de todo lo que sucede en nuestro día a día.
Esta jornada de actividades fue el reflejo de un Vive Latino más latino que nunca, retomando sus raíces y encontrando la manera de mantenerse fresco dentro de la amplia gama de sonidos, estilos y personalidades que componen la industria, siendo el preámbulo perfecto de los regresos más esperados de su segundo día.



















