Fotos: Paola Baltazar
Por Ernesto Olvera
Desde que Kraftwerk rediseñó por completo su montaje escénico para presentar una experiencia en 3D, fue muy claro que el cuarteto alemán continuaba amplificando su visión futurista para mantenerse a la vanguardia y siempre un paso delante de todo lo que sucede en el ámbito electrónico.
Su ambición no es proyectada bajo un concepto abrumador como todo lo que ahora lleva la etiqueta de “inmersivo”, sino más bien para hacer énfasis en la artesanía de la música electrónica tanto a nivel sonoro como visual, algo que fueron implementando desde la década de los 70 de la mano de una notable cantidad de músicos visionarios que abrieron paso en el denominado krautrock.
El resultado de este trabajo que llevan replicando durante más de una década continúa siendo bastante fino y elegante, vestidos con atuendos de led que refuerzan la gama de colores y los contrastes que son proyectados a sus espaldas desde que suben al escenario con “Numbers” y “Computer World”.
La presentación que ofrecieron en el Pepsi Center WTC no llegó con muchos cambios en comparación a la residencia que tuvieron en el Plaza Condesa (bueno, quizá la ausencia de lentes 3D), pero sí llegó con una logística impecable en comparación a los accidentados minutos iniciales de su presentación en el Corona Capital donde no podían proyectar sus visuales.
Pensándolo bien, su montaje escénico no requiere cambios o una parafernalia mayor, pues el porte que muestran en todo momento es suficiente para dar cátedra de un legado musical que sigue y seguirá trascendiendo a lo largo de los años, haciéndonos parte de una sesión de baile que va del minimalismo electrónico a las ondas texturizadas del techno mientras somos testigos de cómo seres del espacio van aterrizando poco a poco en la Ciudad de México.
Por otro lado, mientras la presentación de Kraftwerk fue verdaderamente impecable, es importante mencionar que hubo varios comportamientos erráticos en la audiencia que definitivamente vienen a alterar la experiencia de los demás.
Sabemos que todos son libres de actuar cómo mejor les plazca, pero eso no significa que deben darle la espalda a la banda en repetidas ocasiones para contarse lo que les pasó en el día, tomarse fotos con flash, o grabar vídeos con el flash activado… Es decir: ¿CON FLASH? ¡ESTÁN EN MEDIO DE UN CONCIERTO!
Sí, todo el mundo saca su celular y es una costumbre que no podrá borrarse en conciertos y festivales, pero al menos evitemos hacer molesta la experiencia de los demás apagando el flash y si quieren echar chismecito, mejor váyanse hasta atrás del recinto para ponerse al día mientras el resto disfruta de un acto de la talla de Kraftwerk. A veces parece que este tipo de personas solo usan los conciertos post-pandemia como si fuera un McCarthys.
Después de este breve desahogo, volvamos a lo importante: Kraftwerk, pues es un hecho que cada que salen de gira son sinónimo de calidad, independientemente de las promesas que han hecho durante varios años sobre la existencia de un nuevo material que, muy probablemente, nunca llegue a nuestras vidas.
Su presentación en el Pepsi Center WTC sirvió para reafirmar el peso que tienen en la historia y comprobar que Kraftwerk es el verdadero significado de una experiencia inmersiva al estar siempre un paso adelante. Incluso de aquellos que en años recientes adoptaron la palabra “inmersivo” para describir cualquier proyección de luz.
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